Resistencia civil es lo que viene
Por: Lorenzo García Tamayo
Tras quince años de chavismo (con y sin Chávez) y una deformada y mimética oposición, lo que se vislumbre para la Venezuela del 2014 es un panorama socioeconómico y político ambiguo; muy ambiguo. Enigmático en su esencia, porque entraña una paradoja para propios y extraños. Propios, quienes conforman una gran mayoría militando o rivalizando desde bandos opuestos en los partidos políticos, y extraños la otra gran masa ajena a estos aparatos electoreros, que se autoproclama independiente, en abierta resistencia al status. No dejo fuera a los indiferentes, y a quienes ni les interesa el asunto, o nunca han participado, porque también sienten el rigor de la crisis y empiezan a tomar conciencia ciudadana. Es decir, incluyo a casi toda la población venezolana.
El enigma está ahí. El reguero de pólvora es la evidencia. La elección del 8D y la posterior lectura de cartilla en Miraflores, ha dejado un “sinsabor” que devino en un desconcierto generalizado. Los independientes en Venezuela, no solo han perdido la concentración, también se encuentran paralizados, temerosos, y profundamente indignados.
Antes de las elecciones, la opinión general en el seno de la población no oficialista en torno a determinados temas, era de absoluto rechazo. Me refiero en primer lugar, a la ilegitimidad de Nicolás Maduro. Tanto por la juramentación truculenta y su doble nacionalidad, como por el desmedido ventajismo con el que escamoteó la elección de abril. En segundo lugar, por el absoluto rechazo a las corruptelas entre gobierno y sus beneficiarios (CADIVI), que evidencia una abyecta complicidad. Y en tercer lugar, por la omisión permanentemente para enfrentar el terrible flagelo del Narcotráfico y su penetración en el aparato del Estado.
Pues bien, la MUD siempre antepuso lo electoral por sobre estos gravísimos temas que hunden al País, en aras de la Unidad. Siempre acallaron estos temas. Sin embargo, no solo los abstencionistas veían con malos ojos el que no se tocaran en profundidad estas realidades, sino que muchos independientes marcaron de alguna u otra forma, distancia de la Mesa.
Hoy, después de lo que ha sucedido en la jornada del 8D, (la lectura de la cartilla en Miraflores) millares de venezolanos están reaccionando contra esta inaceptable componenda, que parece tener un efecto dominó que ya nada puede contener. Sabemos que existen aún personas que presumiendo buena fe, están ciegos de unidad, pues no ven más allá de sus narices, como se ha legitimado lo ilegítimo. Como la danza de millones va al bolsillo de unos pocos y los “dirigentes” miran hacia otro lado. Mientras el narcotráfico es el gran negocio, sobre el que nadie dice nada. Ojalá y más temprano que tarde abran los ojos.
La inseguridad, la inflación, el manejo de PDVSA, los Servicios Públicos entre otras minucias serán los temas que el Oficialismo y la Oposición manejaran juntos desde Gobernaciones y Alcaldías para bien de la Patria. Aquí no ha pasado nada.
Resistencia Civil es lo que viene, y encabritada.
Tras quince años de chavismo (con y sin Chávez) y una deformada y mimética oposición, lo que se vislumbre para la Venezuela del 2014 es un panorama socioeconómico y político ambiguo; muy ambiguo. Enigmático en su esencia, porque entraña una paradoja para propios y extraños. Propios, quienes conforman una gran mayoría militando o rivalizando desde bandos opuestos en los partidos políticos, y extraños la otra gran masa ajena a estos aparatos electoreros, que se autoproclama independiente, en abierta resistencia al status. No dejo fuera a los indiferentes, y a quienes ni les interesa el asunto, o nunca han participado, porque también sienten el rigor de la crisis y empiezan a tomar conciencia ciudadana. Es decir, incluyo a casi toda la población venezolana.
El enigma está ahí. El reguero de pólvora es la evidencia. La elección del 8D y la posterior lectura de cartilla en Miraflores, ha dejado un “sinsabor” que devino en un desconcierto generalizado. Los independientes en Venezuela, no solo han perdido la concentración, también se encuentran paralizados, temerosos, y profundamente indignados.
Antes de las elecciones, la opinión general en el seno de la población no oficialista en torno a determinados temas, era de absoluto rechazo. Me refiero en primer lugar, a la ilegitimidad de Nicolás Maduro. Tanto por la juramentación truculenta y su doble nacionalidad, como por el desmedido ventajismo con el que escamoteó la elección de abril. En segundo lugar, por el absoluto rechazo a las corruptelas entre gobierno y sus beneficiarios (CADIVI), que evidencia una abyecta complicidad. Y en tercer lugar, por la omisión permanentemente para enfrentar el terrible flagelo del Narcotráfico y su penetración en el aparato del Estado.
Pues bien, la MUD siempre antepuso lo electoral por sobre estos gravísimos temas que hunden al País, en aras de la Unidad. Siempre acallaron estos temas. Sin embargo, no solo los abstencionistas veían con malos ojos el que no se tocaran en profundidad estas realidades, sino que muchos independientes marcaron de alguna u otra forma, distancia de la Mesa.
Hoy, después de lo que ha sucedido en la jornada del 8D, (la lectura de la cartilla en Miraflores) millares de venezolanos están reaccionando contra esta inaceptable componenda, que parece tener un efecto dominó que ya nada puede contener. Sabemos que existen aún personas que presumiendo buena fe, están ciegos de unidad, pues no ven más allá de sus narices, como se ha legitimado lo ilegítimo. Como la danza de millones va al bolsillo de unos pocos y los “dirigentes” miran hacia otro lado. Mientras el narcotráfico es el gran negocio, sobre el que nadie dice nada. Ojalá y más temprano que tarde abran los ojos.
La inseguridad, la inflación, el manejo de PDVSA, los Servicios Públicos entre otras minucias serán los temas que el Oficialismo y la Oposición manejaran juntos desde Gobernaciones y Alcaldías para bien de la Patria. Aquí no ha pasado nada.
Resistencia Civil es lo que viene, y encabritada.
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