La Verdad Sea Dicha: Rómulo Lares Sánchez para el Nuevo Herald

POR: RÓMULO LARES

El Nuevo Herald y su corresponsal Delgado no pueden considerarse comunicadores libres en democracia, ni serios, cuando engañan a sus lectores. 

Nuestros medios pretenden disimular su complicidad detrás del acoso del régimen, la “censura y autocensura”. 

Construir las “noticias” sobre los “libretos” de esas “fuentes del régimen de ocupación” sin el mínimo esfuerzo para aceptar las evidencias a la vista e investigarlas para confirmar que no están imaginando la tragedia genocida en Venezuela, como si el NH no tuviera evidencia después de más de 220 MIL asesinatos impunes a partir de 1999, promovidos por el régimen, centenares de miles de emigrantes, “apartheid criollo” para discriminar y acosar en todas las formas imaginables al ciudadano, el secuestro “express” e industrial usando el “sistema judicial”, el exilio, simplemente es grotesco afirmar que 28 asesinatos, sólo una pequeña fracción de los asesinatos mensuales que promedian 2 MIL durante 2013, que no observa Delgado ni el Editor del NH, “no tiene antecedentes….” . 

¿En 10 años nunca observaron que las calles de las ciudades se vaciaban por el acoso de los delincuentes promovidos y pagados por el régimen? mientras se asaltaba e invadía sistemáticamente la propiedad privada urbana y rural. 

La verdadera información sería que: “El colectivo venezolano desafía el toque de queda permanente establecido por los asesinos locales e importados por el régimen de ocupación, con y sin uniforme”, porque en VENECUBA “No ha existido garantía constitucional, Estado de Derecho, a partir de 1999″. Sin el apoyo integral de los militares criollos, traidores que entregaron nuestro territorio y nuestra libertad, no habría sido posible sostener el régimen genocida de ocupación. Considerando que no soy editor ni periodista podría permitirme una hipótesis no verificada: 

El temor del régimen podría ser más bien a que se imponga la DIGNIDAD entre los verdaderos patriotas del ejército cuando se encuentren en la calle, fuera del control y la represión más severa ejercida dentro de los cuarteles, y se volteen para apuntar sus armas contra los oficiales y mercenarios extranjeros, sobre los genocidas traidores que conforman toda la burocracia superior del Estado y las milicias de criminales formadas para vigilarlos y enfrentarlos, para desarmarlos, detenerlos y cambiar el rumbo de la tragedia venezolana.