NORIEGA Y CARDENAS: Washington no debe olvidar a Venezuela
POR: ROGER NORIEGA Y JOSÉ R. CÁRDENAS
fuente: WASHINGTON TIMES VIA IASW
La anexión rusa de Crimea es una violación flagrante a las normas internacionales que exige una reacción internacional concertada. No obstante, mientras los ‘expertos’ en política exterior se acomodan en su zona de confort eurocéntrica , Washington no debe descuidar sus intereses estratégicos en un mundo cada vez más interconectado.
Tome en consideración a Venezuela. Un país con una gran riqueza petrolera, con lazos históricamente profundos con Estados Unidos y estratégicamente situado en medio de las principales rutas de contrabando de drogas hacia Estados Unidos. Por más de 30 días, Venezuela ha estado rodeada por protestas callejeras que han sido reprimidas brutalmente por el gobierno. Desafortunadamente, parece que sólo un pequeño grupo en el Congreso de EE.UU está interesado en una respuesta eficaz por para lidiar con el caos que se vive en Venezuela.
Existen muchas razones por las cuales el gobierno de EE.UU debe poner más atención a esta crisis en nuestro propio vecindario.
En primer lugar, Venezuela posee la mayor cantidad de reservas probadas de petróleo en el mundo, más que Arabia Saudita-casi 300 mil millones de barriles. A pesar de que la corrupción y el amiguismo han destrozado la producción petrolera venezolana, las reservas de ese país son una parte crítica de las reservas mundiales de petróleo.
En segundo lugar, el fallecido dictador Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, han utilizado los ingresos del petróleo para socavar el consenso regional por el cual se ha luchado durante muchos años en defensa de la democracia y los derechos humanos. Esto mediante el apoyo económico a líderes y gobiernos que están a favor de una nueva forma de populismo autoritario. Venezuela, bajo el chavismo, ha paralizado las instituciones regionales, cuyo mandato ha sido la de proteger los derechos humanos y las libertades políticas. En consecuencia, es poco probable que una solución regional pueda alcanzarse.
En tercer lugar, en otro tema importante para los Estados Unidos el trasiego de drogas en Venezuela bajo el chavismo ha sido particularmente destructivo. Chávez comparó las políticas antinarcóticos de Estados Unidos en la región con un “neo imperialismo” y expulsó a personal de la DEA. A través de la complicidad absoluta y la indiferencia intencional, el tráfico de drogas a través del territorio venezolano se ha disparado en la última década. De hecho, varios funcionarios de alto rango del régimen venezolano han sido sancionados por los Estados Unidos por sus relaciones con la guerrilla colombiana. De acuerdo con el informe anual sobre narcotráfico del Departamento de Estado, “Venezuela es una de las rutas de narcotráfico que son transitadas con más frecuencia para el trasiego de drogas que salen de Sudamérica- debido, en gran medida, a que su frontera occidental con Colombia es extremadamente permeable, a que el sistema judicial es débil y a un ambiente extremadamente corrupto”.
Hoy en día , las tensiones sociales y la escasez de productos básicos, uno de los índices mas altos de inflación en el mundo, la injerencia cubana y la represión sistemática de las opiniones de disidentes sobre la dirección que debe tomar el país han llevado al país al borde de la guerra civil. Hasta ahora, más de treinta venezolanos han muerto a manos de pandillas respaldadas por el gobierno que utilizan la fuerza indiscriminada contra los manifestantes.
Es claro que la solución a esta crisis sería la mediación de un intermediario creíble. Pero no hay indicios de que esto vaya a ocurrir. Hasta el momento, los pesos pesados de la región, como Brasil , se han negado a participar en una estrategia significativa. Hasta que eso cambie, los Estados Unidos debe actuar para que el régimen de Maduro rinda cuentas por los abusos que ha cometido en contra de sus propios ciudadanos. Es posible que los encargados de política exterior en este gobierno que se caracterizan por ser poco pragmáticos y sin agallas, insistan en que los Estados Unidos debe quedarse al margen o arriesgar que el hemisferio vea a los Estados Unidos como un país intervencionista. No obstante, es simplemente indefendible el sugerir que más personas deben morir por las obsesiones ideológicas de un régimen autoritario.
Que debe hacer Estados Unidos ? Podríamos empezar por replicar las acciones tomadas en Ucrania. Nombrar y sancionar a venezolanos que violan los derechos humanos, la revocación de visas para ingresar a Estados Unidos, la congelación de cuentas bancarias y la promesa de llevarlos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Al igual que con los oligarcas rusos, debemos cortar el acceso de funcionarios venezolanos corruptos, que han amasado fortunas bajo el chavismo, al sistema financiero internacional.
Un embargo de las importaciones de petróleo de Venezuela acabaría con el régimen, pero una medida de este calado no será contemplada a menos que el país se hunda en una guerra civil de gran escala. Sin embargo , los consumidores estadounidenses podrán efectuar su propio boicot si se niegan a comprar gasolina de Citgo, que es 100 por ciento propiedad de la compañía petrolera estatal venezolana, PDVSA. Las ventas de petróleo venezolano en Estados Unidos le dan al régimen de Maduro aproximadamente $70 millones diarios. Los automovilistas estadounidenses deben reflexionar sobre si quieren subsidiar un gobierno que está matando y golpeando a sus propios ciudadanos en las calles.
No habrá paz en Venezuela hasta que el gobierno se ocupe de las quejas de los manifestantes y restaure las instituciones para garantizar que las opiniones de la oposición puedan ser escuchadas y difundidas. Hasta que eso no ocurra, el régimen seguirá renunciando a su legitimidad para gobernar. La continua inestabilidad en Venezuela afecta negativamente a EE.UU. y los intereses regionales . Precisamente porque otros países han optado por la inacción, Washington no puede hacer lo mismo.
Roger F. Noriega , ex secretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental , es un investigador visitante en el American Enterprise Institute y director ejecutivo de Vision Americas . José R. Cárdenas es un ex administrador adjunto para América Latina de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional y es un asociado con Visión Américas.
Etiquetas: narcoestado
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