La falacia colaboracionista de que ningún golpe es bueno
POR: Jesús Antonio Petit da Costa
CORTE COLABORACIONISTA |
Es, sin duda, una falacia colaboracionista decir que no hay golpe bueno. Según los colaboracionistas, todos son malos. Esto es ser “más papista que el Papa”, más títere que los títeres mismos, puesto que los títeres no tienen problema en celebrar todos los años “su golpe”, el del 4 de febrero de 1992, con el mayor descaro y con invitados del ALBA y UNASUR.
No conforme con esta falacia los colaboracionistas se arrodillan ante los títeres conviniendo en otra falsedad, que la rebelión popular de 2002 fue un golpe, por el cual piden perdón, aunque trasladan la culpa a esos radicales de la sociedad civil que en mala hora existen.
¿Qué motiva esta falacia de los colaboracionistas? Cumplir precisamente con su papel de colaboracionista que consiste en impedir que el pueblo tome lo que ellos llaman “un atajo”. Llaman “atajo” a la rebelión popular o cívico-militar que es la forma tradicional en Venezuela de ponerle fin a una tiranía o a una situación política que no tiene otra salida. El papel del colaboracionista es meter al pueblo en el corral, cantándole la tonada de las elecciones, y luego pasar las trancas para que no se salga y así negociar con los títeres que son los compradores del ganado. Son comerciantes de ganado, el de electores borregos.
Conforme a la falacia de los colaboracionistas no fue buena la rebelión popular, con apoyo militar (sin el cual no habría sido posible), del 19 de abril de 1.810. Se ha debido dejar a Emparam. Eso de tomar el atajo de exigirle la renuncia estuvo muy mal. Y es condenable. La culpa la tuvo la sociedad civil ya que no había partidos, que si los hubiera habido todo se hubiera arreglado con un diálogo. Ya tendríamos dos siglos dialogando con gobernantes españoles. Como para los colaboracionistas ningún golpe es bueno, deberían tener entonces la sinceridad de proponer que sea eliminado el 19 de abril como fiesta nacional y borrada la fecha de la cinta izquierda del escudo. Y condenar Bolívar y todos los libertadores por golpistas. Fueron los primeros golpistas de nuestra historia.
En 1830 hubo una rebelión cívico-militar, que puso fin a la insostenible unión con Colombia y creó la República de Venezuela, la que existe desde entonces. Como para los colaboracionistas ningún golpe es bueno, deberían censurar lo sucedido entonces, condenar a Páez por golpista reincidente y proponer el regreso a la unión política con Colombia, una invención de Bolívar, por lo cual podrían esperar que los títeres, por declararse bolivarianos, lo aceptarían y así volvemos a tener a Bogotá de capital, resolviéndole de paso el problema de la nacionalidad a Maduro, ya que valdría lo mismo haber nacido allá que aquí.
El 20 de febrero de 1.859 estalló en Coro una rebelión cívico-militar al grito de Federación. Como según los colaboracionistas ningún golpe es bueno, y todos son repudiables, deberían proponer que se borre aquella fecha de la cinta derecha del escudo nacional, se ponga fin al Estado Federal, sean declarados golpistas despreciables Falcón y Zamora y al Partido Liberal se le tenga como el partido golpista de nuestra historia.
El 18 de octubre de 1.945 se produjo la rebelión cívico-militar, encabezada por el partido AD, que puso fin a la insostenible situación política de 46 años de la oligarquía gomecista en el poder. Como según los colaboracionistas ningún golpe es bueno, debía condenarse para siempre al partido AD como segundo partido golpista de nuestra historia, exhibiéndose públicamente como golpistas execrables a Gallegos, Andrés Eloy, Betancourt, Leoni, Prieto y cuantos adecos había para la época. Y, desde luego, para reparar este error, retrotraernos a la perpetuación en el poder de militares andinos.
El 23 de enero de 1.958 se produjo la rebelión cívico-militar que derrocó al dictador Pérez Jiménez e inició un período de 40 años de democracia. Como según los colaboracionistas ningún golpe es bueno, fue error del pueblo alzarse contra la dictadura. Los culpables de este error fueron los partidos AD (reincidente en el golpismo), COPEI, URD y PCV. Deberían ser señalados como golpistas execrables: Betancourt, Caldera, Jóvito y Gustavo Machado.
Si a la rebelión se la llama “golpe”, todos los grandes líderes de Venezuela, todos, absolutamente todos, desde los libertadores para abajo, han sido golpistas. Y todos los que los hemos acompañado (me incluyo en el 58) HEMOS SIDO ORGULLOSAMENTE GOLPISTAS.
En Venezuela el que no ha participado en una rebelión no ha hecho historia. Porque aquí la rebelión es la única manera de ponerle fin a una situación insostenible, insoportable e inaceptable. Lo demás es colaboracionismo.
Etiquetas: colaboracionismo
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