Colaboracionismo: Ni revisión ni caída, ¿porqué?
El PSUV es una secta destructiva de tirapiedras iletrados, incapaz por ello de una revisión del modelo comunista, cuya agonía se ha prolongado por culpa de los colaboracionistas
A la muerte de Stalin, el Partido Comunista de la URSS dio un viraje. Comenzó por reconocer los crímenes del difunto y a criticar el culto a la personalidad como una desviación. Lo hizo por intermedio de su sucesor en el poder, Nikita Kruschev, cuyas palabras causaron conmoción, no sólo en los delegados al XX Congreso, sino en el comunismo internacional y en el mundo entero. Con este discurso se inició el proceso revisionista del sistema soviético, demostrado su fracaso, el cual desembocó en la “perestroika” y el “glasnot” de Gorbachov que precedió al derrumbe por el colapso económico.
A la muerte de Mao, el Partido Comunista de China dio un viraje. Comenzó por condenar a la banda de los cuatro, encabezada por la viuda, culpable de innumerables crímenes durante la Revolución Cultural, la última locura fanática del difunto. Una de sus víctimas, Deng Xiao Ping, dirigió el proceso de salvar al país del colapso económico causado por el comunismo, culpable del empobrecimiento general y de una gran hambruna. Enunció la rectificación con esta consigna: “un país, dos sistemas”, fundándola en este aforismo: “no importa que el gato sea blanco o negro, lo que importa es que cace ratones.” En lo político China siguió siendo formalmente comunista (dictadura de partido único), pero en lo económico estableció el capitalismo adaptado a la globalización.
¿Porqué en Venezuela no se inició, a la muerte del difunto, un proceso de revisión del modelo comunista importado de Cuba, visto su fracaso que ha desembocado en el colapso de la economía y el empobrecimiento general? Veamos ante todo qué es el PSUV en palabras del eminente psiquiatra venezolano Franzel Delgado Senior (aquí, para orgullo nuestro, los científicos eminentes son venezolanos, porque los cubanos no pasan de ser curanderos). Lo ha caracterizado como “una secta destructiva”. No es un partido comunista al estilo del que existió en la URSS y aún existe en China, como los que existieron en Europa. Eran partidos doctrinarios, a los cuales adhirieron intelectuales de fama internacional. En el seno de esos partidos había debate sobre programa y estrategia. Sus líderes escribían libros, folletos y discursos de profundo análisis político-económico, porque tenían talento y formación sólida. El PSUV no se parece en nada a ellos. Es una asociación de “tirapiedras”.
El PSUV no es, pues, un partido comunista clásico, sino una aberración dentro del comunismo internacional. Algo así como su parque jurásico. No es un partido doctrinario, sino una secta destructiva. ¿Qué la caracteriza? Según Delgado, sus características son: una estructura piramidal; una sumisión incondicional a un líder, a quien se le debe obediencia absoluta pues se le considera predestinado a cumplir una misión que sólo él puede lograr y por ello ejerce una dictadura dentro de la secta; anulación de la crítica interna y prohibición del pensamiento individual; persecución de enriquecimiento disfrazando este fin perverso en una supuesta ideología; manipulación de los adeptos; ausencia de control tanto en el gobierno como dentro del partido; una fraseología para descalificar y satanizar a los que no pertenecen a la secta, a los cuales se les trata como inferiores; uso de color y vestimenta para identificar a los miembros de la secta, diferenciándose de los demás seres considerados inferiores; castigo severo para los que abandonen la secta.
La explicación al hecho de que, a la muerte de Chávez, no se haya iniciado un proceso de revisión del modelo comunista evidentemente fracasado, está en que el PSUV no es un partido, sino una secta destructiva y, en consecuencia, no tiene por líderes a gente que sepa leer y escribir como Kruschev, Xiao Ping y Gorbachov. Intelectualmente el PSUV es un desierto de arena. Todos son ágrafos como el difunto que sólo era un hablachento.
Si es así, qué explica que el modelo no haya hecho implosión a la muerte del difunto? Lo explica, primero, que esta secta destructiva es apenas la filial de la que gobierna Cuba. No tiene vida propia, sino subalterna. A la cubana, que es la principal, no se le ha muerto el líder. Pero este factor psicológico no es suficiente para explicar la sobrevivencia. Hay algo más: la ayuda de los colaboracionistas, sin la cual la tiranía comunista ya habría desaparecido. Los colaboracionistas son el sostén de esta secta que ha destruido material y moralmente a Venezuela.
Etiquetas: colaboracionismo
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