¡Ladrón, ladrón!!…. grita el ladrón

POR: NAPOLEÓN BRAVO 

FUENTE: FRENTE PATRIOTICO

Napoleón Bravo

Afirma una vieja sentencia que quien busca en otros defectos, dudas o malos pasos; generalmente refleja sus propios defectos, dudas o malos pasos. En este nuevo país, desconocido para muchos de nosotros que, por ingenuos o sencillamente creyentes, no conseguíamos enemigos o malas intenciones en cada esquina, ha surgido en forma habitual la sentencia: ladrón grita el ladrón, mientras se refugia entre los ciudadanos honestos que ven pasar a la autoridad honesta en busca del autor de las fechorías.

Por parte del régimen, está claro su permanente estrategia de acusar a los demócratas de cualquier crimen planificado por ellos. Esa estrategia tuvo su máxima expresión el 11 de Abril del 2002, cuando mandó a asesinar a quienes participaban en la mayor demostración que se ha realizado en América contra un mandatario que ya, para entonces, violaba la Constitución y de inmediato se acusó a las propias víctimas o a sus defensores del crimen cometido, organizado por ellos. La estrategia de la mentira se ha mantenido a lo largo de estos largos y dificultosos 14 años de régimen fascista.

Al ciudadano atento ya no le impresiona esta estrategia de la calumnia manejada puntada a puntada desde el centro del poder dictatorial pero -y este pero sí es más difícil de establecer- las garras empantanadas de los fascistas tocan con morbosa “delicadeza” a medios de comunicación o presuntos periodistas para tratar de ensuciar el nombre de empresarios, periodistas o políticos decentes y mezclarlos en el mismo pozo donde se mueven las alimañas. De allí que muchos “honestos” voceros hayan confirmado que cualquier ciudadano defensor de la verdad o que exigen el cumplimiento del estado de derecho es un “golpista” o, con mayor sutileza se fabrica una portada de un importante medio como es El Nacional y con el hoy fácil trabajo de programa de diseño se crea declaraciones, opiniones e incluso imágenes de periodistas, empresarios o políticos no manejables para establecer que apoyaron –por ejemplo- el mismo 4 de febrero a un desconocido rebelde como lo era el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías. Cualquier profesional del periodismo sabe que es imposible lograr opiniones –menos en un medio de comunicación impreso- de personajes conocidos acerca de un hecho como lo fue lo sucedido ese día. Pero la falsa portada manipulada por agentes y colaboradores del G2 cubano continúa circulando y algunos incautos no se toman la molestia de preguntarse cómo fue que al lado de la foto del recién conocido golpista aparecieran esas opiniones.

De igual forma, hace tiempo que circula una, ya popular, lista de empresarios corruptos que hicieron su fortuna robándole al estado venezolano donde incluyen a honestos y reconocidos defensores de la democracia venezolana y lo extraordinario no es que el G2 lance su trabajo en contra de nombres vinculados a la defensa de los derechos humanos a nivel internacional, sino que ¿ingenuos? comunicadores –no periodistas- se presten para poner a circular la falsa información. De allí que en este nuevo país que ha surgido a raíz del mandato fascista, opositores griten al lado del perverso representante del G2 ¡ladrón!! Ladrón!!, mientras el verdadero criminal esté feliz en su oficina de seguridad satisfecho porque su estrategia de desinformación coseche los frutos sembrados.

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