Venezuela, País de Caudillos y Líderes Mesiánicos.
¿Cuál es el mensaje?
Por: Lorenzo García Tamayo
Tenemos más de doscientos años de historia, viendo y anhelando caudillos y líderes mesiánicos. Desde que La República es república, hemos esperado y confiado para la solución de todos los problemas, en la llegada de un solo hombre. Por esa circunstancia, muy rápido aprendimos a ser agradecidos (¿arrastrados?) ante la dádiva gubernamental. Probablemente el mesianismo de Bolívar haya sido la mecha de esta ardorosa calamidad colectiva que nos sigue agobiando. Páez, los Monagas, Zamora, Falcón, Guzmán, Crespo, Castro, Gómez, Pérez Jiménez, Castro León y Chávez son solo una muestra fiel e incompleta del candil que flamea irreverente en la mente del venezolano mesiánico.
Chávez fue otro Líder Mesiánico, por costumbrista tradición histórica, que muchos anhelantes cándidos esperaron iba a resolver todos los problemas causados al país por los malos gobiernos.
El deseo de quienes alimentan o sueñan, por ejemplo, con una intervención armada de los cascos azules de la ONU (USA) para resolver nuestros problemas como país ensombrecido por políticas erradas, es similar a la de los que esperan un Líder Mesiánico. Tanto para unos, como para otros, todo se circunscribe a un acto de fe; una esperanza repentina que les devuelva en un abrir y cerrar de ojos, lo que en toda una época de ineficacia no solo no se pudo lograr, sino que empeoró.
Chávez muerto, dejó una innegable estela de seguidores. Su capacidad mesiánica contribuyó a crear una especia de cofradía, o gran familia de menesterosos y/o de resentidos, en torno a su figura de Líder. Esta imagen es muy similar a la de Fidel en Cuba, donde no solo son incondicionales quienes gozan de privilegios por fidelidad, sino también millones de menesterosos, que aunque están en clara desventaja con una calidad de vida que va de mala a paupérrima, son milicianos y/o soldados de la revolución. Es decir, son pobres de solemnidad, pero son gobierno. Son la parte más importante (así se los han hecho saber) del régimen, son como la plataforma del mismo, y “ni de vaina”, se ponen o piensan ponerse en contrario a las políticas de Estado por autocráticas o tiránicas que sean. Ellos son el gobierno.
Aquí pasa lo mismo. Muchos venezolanos de los estratos sociales más bajos (puede que sean millones) aún se identifican con lo que para ellos Chávez representó. Inclusive, ahora se pueden expresar del régimen como si se tratara de “una mierda”, pero siguen dando respaldo al régimen, porque pertenecen a esa “cofradía familiar”. Son parte importante de él. Son gobierno. Y los demás, son sus enemigos. Creen a ojos cerrados, que quienes tenían los privilegios (PDVSA) ya no los tienen gracias a que ahora Venezuela, si es de ellos. Y esto, que puede parecer un eufemismo, es la más rotunda verdad. Y es tan cierta, que por allí es por donde se nos está escapado el País no comunista.
Pero no es solo en esos estratos D y E donde el estigma nefasto del chavismo se ancló, también hay segmentos de población muy importantes en los sectores sociales A, B y C, enchufados directa o indirectamente con el oficialismo y con las FF.AA.NN, por vía de Gobernaciones y Alcaldías. Envite de repartos burocráticos y de contratos y negociados de toda índole, de los que no escapan los colaboracionistas de la MUD.
¿Cuál es el mensaje? Me preguntaban ayer dos amigos que ambicionan de buena fe un líder mesiánico, mientras despotricaban de todo, porque en realidad nada sirve. Si mis amigos no tuvieran suficiencia intelectual, en el buen sentido de la palabra, quizá el interrogante no me hubiera sorprendido. Figúrense ustedes, si así piensan los enemigos del Régimen.
Abre los ojos. No hay peor ciego, que el que no quiere ver.
El mensaje es ese…
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