Efectos nocivos de la marihuana
Por Jesús Montero Tirado
Con el título “Los efectos nocivos de la marihuana”, el Dr. José Arias, psiquiatra especialista en drogas y adolescentes, ha publicado un excelente libro con dos ediciones, la primera (2013) en la Editora paraguaya Intercontinental y la segunda (2014) en la Editorial Akadia de Buenos Aires.
El hecho de contar con dos ediciones en dos países en el corto plazo de un año es un indicador evidente del valor, la oportunidad y el interés que tiene el libro. Comparto con el autor que “conviene volver a recordar los efectos nocivos del abuso ocasional (de la intoxicación) y de la Dependencia Nociva de la Marihuana”. “Tiene un sentido práctico en momentos en que aumenta nuevamente… la tendencia a legalizar o despenalizar el uso de la marihuana” (2013, 126).
No me es posible recoger en el corto espacio de este artículo todo lo que ha investigado y expone con rigor científico el autor sobre los efectos de la marihuana. Como buen psiquiatra incluye en su libro los posibles usos y efectos clínicos que puede tener la marihuana cuando es razonable y profesionalmente medicada.
Pero también presenta con documentación, recogida de investigaciones de máxima actualidad y autoridad internacionales, y de sus propios archivos de su trabajo y experiencia profesional, los datos, estudios y conclusiones sobre los efectos nocivos de la marihuana.
El consumo de la marihuana no ataca las causas del problema que con ella quiere resolver el consumidor, solamente silencia momentáneamente algún o algunos síntomas. El problema sigue sin resolverse y el consumidor se carga al tomarla con uno o varios problemas más. La marihuana le entretiene, le oculta la manifestación del problema, pero no lo cura, porque no extirpa la raíz del problema (angustia, depresión, baja autoestima, dolor, tristeza, aburrimiento…).
¿Con qué problemas se carga el consumidor de marihuana?
José Arias dice: “…a nivel internacional se tiende a banalizar o a reducir la importancia de estos efectos nocivos, que hemos encontrado en nuestra práctica, en las comunicaciones con especialistas en adiciones y en la literatura internacional”.
Y a continuación cita las consecuencias negativas y dependencia crónica de la marihuana:
a) Disminución de la capacidad de atención, concentración y memoria. Con graves consecuencias en el rendimiento académico.
b) Efecto generador de pánico, “como una reacción paradojal” (en algunos consumidores).
c) Deterioro relacional, moral y social de los consumidores crónicos, desorganizador de los lazos comunitarios.
d) Trastorno de la motivación y conductas orientadas a objetivos. Las personas presentan graves dificultades para la vida social y proyectos compartidos a consecuencia del uso o empeoran por el mismo uso.
e) Aumento de las conductas violentas y especialmente de la posibilidad de padecer o causar accidentes (Ver datos del Estado de California desde 2008, sobre relación entre accidentes y provisión de marihuana fumable).
f) Disminución de la frecuencia y la capacidad de alcanzar goce en las relaciones sexuales en los adictos. Marcado deterioro de la vida de pareja.
g) Aumento de la posibilidad de desencadenar estados psicóticos, con ideas paranoides en muchos casos, similares a los de la esquizofrenia, que se asocian en gran número de casos a conductas violentas.
Ante esta síntesis de las consecuencias más significativas que produce el consumo de la marihuana, las madres y padres, los educadores profesionales, los políticos comprometidos con el bien común, los gobernantes responsables de posibilitar y defender la salud física, psicológica y moral de la nación, no pueden encarar los complejos y difíciles problemas de la producción, tráfico y consumo de las drogas y en concreto de la marihuana, como un problema económico-social y político más.
Estamos ante un problema que afecta a los sectores más vulnerables de la población, los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, que son además la base biológica más importante que tiene el país. Si dejamos que la cruel avaricia de los corruptores más perniciosos tenga la cancha libre para drogar a los hijos, seremos cómplices delincuentes de la autodestrucción nacional.
Si el tabaco está siendo repudiado en todo el mundo por ser factor generador de cáncer, no seamos tan incongruentes de aceptar la legalización y la despenalización de la marihuana, que tiene efectos mucho peores que el tabaco.
No me es posible recoger en el corto espacio de este artículo todo lo que ha investigado y expone con rigor científico el autor sobre los efectos de la marihuana. Como buen psiquiatra incluye en su libro los posibles usos y efectos clínicos que puede tener la marihuana cuando es razonable y profesionalmente medicada.
Pero también presenta con documentación, recogida de investigaciones de máxima actualidad y autoridad internacionales, y de sus propios archivos de su trabajo y experiencia profesional, los datos, estudios y conclusiones sobre los efectos nocivos de la marihuana.
El consumo de la marihuana no ataca las causas del problema que con ella quiere resolver el consumidor, solamente silencia momentáneamente algún o algunos síntomas. El problema sigue sin resolverse y el consumidor se carga al tomarla con uno o varios problemas más. La marihuana le entretiene, le oculta la manifestación del problema, pero no lo cura, porque no extirpa la raíz del problema (angustia, depresión, baja autoestima, dolor, tristeza, aburrimiento…).
¿Con qué problemas se carga el consumidor de marihuana?
José Arias dice: “…a nivel internacional se tiende a banalizar o a reducir la importancia de estos efectos nocivos, que hemos encontrado en nuestra práctica, en las comunicaciones con especialistas en adiciones y en la literatura internacional”.
Y a continuación cita las consecuencias negativas y dependencia crónica de la marihuana:
a) Disminución de la capacidad de atención, concentración y memoria. Con graves consecuencias en el rendimiento académico.
b) Efecto generador de pánico, “como una reacción paradojal” (en algunos consumidores).
c) Deterioro relacional, moral y social de los consumidores crónicos, desorganizador de los lazos comunitarios.
d) Trastorno de la motivación y conductas orientadas a objetivos. Las personas presentan graves dificultades para la vida social y proyectos compartidos a consecuencia del uso o empeoran por el mismo uso.
e) Aumento de las conductas violentas y especialmente de la posibilidad de padecer o causar accidentes (Ver datos del Estado de California desde 2008, sobre relación entre accidentes y provisión de marihuana fumable).
f) Disminución de la frecuencia y la capacidad de alcanzar goce en las relaciones sexuales en los adictos. Marcado deterioro de la vida de pareja.
g) Aumento de la posibilidad de desencadenar estados psicóticos, con ideas paranoides en muchos casos, similares a los de la esquizofrenia, que se asocian en gran número de casos a conductas violentas.
Ante esta síntesis de las consecuencias más significativas que produce el consumo de la marihuana, las madres y padres, los educadores profesionales, los políticos comprometidos con el bien común, los gobernantes responsables de posibilitar y defender la salud física, psicológica y moral de la nación, no pueden encarar los complejos y difíciles problemas de la producción, tráfico y consumo de las drogas y en concreto de la marihuana, como un problema económico-social y político más.
Estamos ante un problema que afecta a los sectores más vulnerables de la población, los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, que son además la base biológica más importante que tiene el país. Si dejamos que la cruel avaricia de los corruptores más perniciosos tenga la cancha libre para drogar a los hijos, seremos cómplices delincuentes de la autodestrucción nacional.
Si el tabaco está siendo repudiado en todo el mundo por ser factor generador de cáncer, no seamos tan incongruentes de aceptar la legalización y la despenalización de la marihuana, que tiene efectos mucho peores que el tabaco.
Etiquetas: Legalización Drogas
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