Estado de Venezuela Cómplice de las FARC Abandonó a María José Molina

Se confirmó que María José Molina está en poder de las Farc!

Fuente: La Nación

Una vez se confirmó, a través de una fotografía donde aparece uniformada como parte de la milicia de las Farc, que la joven estudiante tachirense María José Molina está en manos de ese grupo guerrillero, su familia se pregunta: “y ahora qué van a hacer las autoridades para regresarla a casa, sana y salva?

La gráfica circuló hace pocos días en los medios colombianos, y la obtuvieron de uno de los tantos videos que las autoridades de ese país hallaron en la computadora que le retuvieron a un guerrillero.

La madre de la chica se tomó el tiempo necesario para analizar, a través de un programa diseñado especialmente para comparar fotos, y concluir que ella es su hija.

Sobre la presencia, seis años después del secuestro, en las filas de ese grupo subversivo, de la muchacha que ahora cuenta con 21 años de edad, se han manejado muchas especulaciones, distintas hipótesis, que han aumentado el tormento y el pesar de la familia Molina Contreras. 

Incluso, que la joven está allí por su propia voluntad, luego de que se enamorara de un guerrillero; tesis que su madre Carmen Zulay Molina, niega y ha negado contundentemente, saliéndole al frente a esos rumores.

Y es que llegado el caso que así haya sido, el Estado tenía la responsabilidad de rescatarla de sus garras y devolverla al seno familiar, opinan quienes han tocado ese tema, sobre todo, al tomar en consideración que se trata de una ciudadana venezolana que, para ese entonces, era una menor de edad; una chiquilla de 15 años, vulnerable y fácilmente manipulable, sería entonces una doble víctima de esas circunstancias; “pero eso no pasó así, ella fue y sigue estando secuestrada, además de tantas cosas que ha tenido que enfrentar sola, en esas circunstancias”.

Aunque en distintas oportunidades Carmen Zulay y Samuel, padres de María José, han expuesto el caso de su hija a la luz pública, en ningún momento han recibido respuesta por parte de los garantes de la seguridad nacional, y esta vez no ha sido la excepción.

Esperaban que cuando se difundiera la fotografía de María José, vistiendo una chaqueta y una gorra camufladas, parte de una indumentaria que utilizan solo algunos miembros de las Farc, a los que les encomiendan labores internas muy específicas, algo bueno pasaría. Ahora le llaman a la joven “Carla”.

Entre el dolor de saberla en poder de ellos y la alegría de reconfirmar que María José está viva, Carmen Zulay y Samuel aspiraban a que las autoridades regionales o nacionales se pronunciaran, que se comprometieran a reactivar las investigaciones, que se comunicaran con ellos para darles algún tipo de esperanza, pero hasta este domingo no había sucedido.

“Es que parece que no les interesa saber más del caso, se hacen de la vista gorda. Pero sí pueden intervenirnos los teléfonos a cada rato para saber qué hablamos, pero eso no nos importa. Porque lo que queremos que se sepa, lo que pensamos como familia, con respecto a María José, lo hemos hecho público, no nos hemos guardado nada; así que no tenemos nada que ocultar. Pero al confirmarse que ella está allá ¿qué van a hacer? Nosotros seguiremos insistiendo, porque ¿Qué quieren que hagamos, que la olvidemos?, eso no va a suceder, es nuestra hija. A ella la tienen obligada, porque la guerrilla hace eso, agarra a los muchachos y los inician, bajo presión y amenazas de muerte a sus familias. Y los muchachos se ven obligados a ceder. Esperamos que con esa prueba el gobierno venezolano, por lo menos, se preste a abrirnos los canales necesarios con las autoridades colombianas para lograr incluir el caso de María José, y participar en la agenda del diálogo de paz que se lleva a cabo en Cuba”, agregó Samuel Molina.

La familia de la joven espera que el secuestro de su hija forme parte de los diálogos de paz que se efectúan en La Habana y el gobierno de Colombia en el punto referente a las víctimas de los secuestros, al tiempo que le piden al frente 33 de las Farc que les permitan ver a su hija y hablar con ella. (MB)