Fiebre de Libertad!
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
“Yo sé muy bien que mi pueblo no puede morir, los pueblos no mueren nunca ¿Verdad? Yo siento repercutir en mi corazón un rumor de trompetas lejanas, mi corazón redobla como tambores. Yo sé que mi pueblo despertará un día” Miguel Otero Silva
El eterno retorno diría Nietzsche. Venezuela esta nuevamente en medio de una feroz tiranía, pero ahora con técnicas avanzadas, aprendidas del castrismo y perfeccionadas en el socialismo del siglo XXI.
Ahora la gente no muere en las polvorientas sabanas zanjando trochas y caminos a pico y pala, como describiera Miguel Otero Silva en su libro “Fiebre”. Hoy el pueblo es asesinado vilmente en cualquier calle o avenida. Las ciudades han devenido en un infierno de muerte y terror.
El escenario sería dantesco; si como sugirieran los presos, mientras trabajaban encadenados en el polvoriento Palenque, se colocaran cruces en las calles donde inocentes caen como moscas día tras día producto de la acción de las bandas criminales forjadas, ideadas y patrocinadas desde el propio Régimen, con lo cual Maduro ha logrado instaurar un estado de sitio permanente en Venezuela.
Los venezolanos ven discurrir sus días en sobresaltos para la sobrevivencia. Un pueblo entero que camina lerdo hacia un destino de miseria, como el del Poblado de Ortiz en “Casas Muertas”.
Estamos ante una realidad, que sufre los embates del socialismo que dilapida ingentes ingresos petroleros y que arrastra a toda una nación hacia un estercolero plagado de hambre y enfermedades como las que arrasaron a esta amada tierra a principios del siglo xx.
Enfermedades que muchos creían extinguidas para siempre, han reaparecido y resurgido con fuerza inusitada en pueblos y caseríos, mientras los más aviesos del régimen obscenamente enriquecidos, para desgracia de todo el país, tienen a buen resguardo en paraísos fiscales, su futuro asegurado y el de todas sus generaciones por venir.
En las universidades, fabricas, campos, cuarteles y cafetines las conversaciones y diatribas giran en torno a lo mismo. Especulaciones sobre posibles militares institucionales que estarían conspirando; movimientos desde el exterior que estarían organizando la resistencia; generales que organizan al pueblo con base a células dispuestas a encender como dijera Mao, la “chispa en la pradera”; acciones desde los Estados Unidos que acorralarían a los capos del régimen, con lo cual se derrumbaría la dictadura. Mitos y deseos que nunca cristalizan, porque los milagros no existen. Es el propio pueblo que puede alcanzar la libertad con esfuerzos y sacrificios.
Los ingresos petroleros como en otrora el hambre, han servido para apaciguar al pueblo, la oposición por su parte terminó como los liberales y conservadores de la época gomecista, absorbidos por la Dictadura y comiendo del mismo plato. El panorama esta yermo, oscuro, tal vez poco propicio para el optimismo sensato.
La miopía, la falta de compromiso de muchos y la descomposición de las fuerzas armadas son hechos tangibles, pero siempre habrá espacios para la esperanza porque incluso en los peores escenarios suelen surgir luces, fuego vivificante, gritos indignados, pero también valientes, quizá dispersos pero con capacidad como para contagiar incluso a los más pesimistas.
La flama libertaria de muchos patriotas se mantiene encendida, presentimos que como un torbellino en el desierto, resurgirán para arrasar con la inmoralidad sembrada por el Régimen y encender contagiosamente otras almas y que como la fiebre, recorra por las venas de muchos venezolanos, esa fiebre de LIBERTAD!
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home