Crisis en Venezuela: ¿Obama hará lo correcto y apoyará un rescate regional?
Por Roger Noriega
Fuente: FOXNEWS
El presidente Nicolás Maduro busca mantenerse en el poder al desafiar a la Asamblea Nacional y al distribuir armas a milicias dispuestas a recurrir a la violencia para defender al régimen. En lugar de impulsar medidas urgentes a nivel regional para hacer frente a la crisis, el gobierno de Obama inexplicablemente ha respaldado la oferta del régimen para ganar tiempo—por lo que el colapso en Venezuela será problema del próximo presidente de los Estados Unidos.
Desde que Maduro ganó las elecciones hace tres años por un margen muy estrecho, la economía de Venezuela, de por si frágil y endeudada, está en caída libre. El derrumbe de los precios y producción del petróleo han agravado los problemas del gobierno. La credibilidad internacional del régimen ha sido devastada por reportes en diarios de Estados Unidos y Europa donde se ha implicado al ex presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y otros líderes del régimen en el tráfico de drogas y lavado de dinero. En noviembre pasado, la detención del hijastro de Maduro por cargos de tráfico de cocaína en los Estados Unidos escandalizó a los venezolanos. En diciembre de ese año las políticas económicas destructivas de Maduro, la represión política y la inseguridad provocaron una avalancha política que le otorgó a la oposición una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en las elecciones legislativas.
En respuesta a la derrota electoral, Maduro nombró a jueces afines a su gobierno al Tribunal Supremo para que anularan cualquier acción tomada por la Asamblea, incluyendo una amnistía a presos políticos. Las autoridades electorales están haciendo el trabajo sucio de Maduro al estancar el “referéndum revocatorio” que, si se mantiene este año, permitiría a los votantes el retirar al presidente de sus funciones y elegir un remplazo.
Si no fuera por la dramática crisis humanitaria, Maduro quizás sería capaz de eludir el referéndum. Sin embargo, el colapso económico inminente y el temor a la violencia política generalizada han llevado al diplomático regional de más alto rango, Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, a convocar una reunión urgente que presione a los gobiernos regionalespara tomar acciones ante esta crisis.
El presidente Obama solo se ha enfrentado a los abusos de Maduro cuando es presionado por el Congreso de los Estados Unidos porque cree que las acciones de su gobierno aumentarán la ira nacionalista venezolana. No obstante, uno pensaría que sería más inteligente apoyar los esfuerzos multilaterales de Almagro para aglutinar a la región y hacer frente a los disturbios en Venezuela antes de que la situación se torne más peligrosa. En cambio, el fin de semana, el secretario de Estado, John Kerry, decidió correr el riesgo de prolongar la crisis al apoyar un “diálogo político” poco prometedor mediado por el ex presidente de izquierda español José Luis Rodríguez Zapatero. La oposición ya ha rechazado ese diálogo y la Asamblea Nacional ha declarado que las acciones inconstitucionales de Maduro y sus esfuerzos por evadir el referéndum revocatorio justifican la invocación formal de la Carta Democrática Interamericana de la OEA.
Diplomáticos estadounidenses seguramente sabían que el respaldo de Kerry a un dialogo organizado por los amigos de Maduro perjudicarían a la oposición y socavarían las medidas tomadas por Almagro. Ahora que la oposición ha descartado tal mediación, queda por verse si los diplomáticos estadounidenses seguirán evadiendo la crisis en Venezuela o si instarán a los países de la región para hacer frente a las medidas antidemocráticas de Maduro y poner en marcha una misión diplomática de rescate.
Incluso la base chavista y miembros de las fuerzas armadas que se oponen a al liderazgo irresponsable de Maduro y a la interferencia cubana podrían recibir una señal clara de que los vecinos de Venezuela no se quedarán de brazos cruzados mientras Maduro y sus narcogenerales llevan al país a un abismo.
Una resolución de la OEA también podría pedir al Poder Ejecutivo que respete los derechos constitucionales de la Asamblea Nacional para otorgar una amnistía a los presos políticos y para autorizar un referéndum revocatorio; permitir la participación de observadores electorales independientes; cesar la distribución de armas a milicias; y permitir que el sector privado mitigue la escasez de alimentos, medicinas y electricidad. La OEA también podría comprometerse a organizar los esfuerzos internacionales de ayuda humanitaria.
Mientras tanto, una acusación formal por parte de Estados Unidos contra Diosdado Cabello y otros funcionarios involucrados con el narcotráfico, así como sanciones ejecutivas a violadores de normas constitucionales y derechos humanos, despejarían cualquier duda sobre cual es la posición de Washington en cuanto a la democracia y el estado de derecho en Venezuela. Nunca es tarde para hacer lo correcto.
El autor fue embajador ante la Organización de los Estados Americanos y subsecretario de estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental de 2001-05. Él es un investigador visitante en el American Enterprise Institute y su firma Visión Américas LLC representa a clientes en Estados Unidos y en el extranjero.
Etiquetas: carta democrática, Derechos Humanos, Diosdado Cabello Narcotraficante, jueces del horror, lavado de dinero, NarcoFlores, narcotráfico, Presos Políticos, Roger Noriega
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