EE.UU. apoyará al pueblo venezolano o a su gobierno corrupto e incompetente?
Por Roger F. Noriega
Venezuela está a punto de colapsar bajo la guardia del presidente Obama con un descontento generalizado que crece día a día en ese país. Después de observar a distancia como esta crisis se agravaba, la semana pasada el secretario de Estado John Kerry respaldó un esfuerzo de rescate regional, así como un referéndum popular para sustituir al presidente Nicolás Maduro. A menos que diplomáticos estadounidenses se muevan rápidamente para conseguir apoyo a favor de este plan, el compromiso de Kerry será visto como insuficiente y tardío, y la administración de Obama será corresponsable de la crisis humanitaria y la guerra civil que se avecina en nuestro vecindario.
Desde su muy cuestionada elección a la presidencia en el 2013, Maduro ha encarcelado a opositores políticos y ha utilizado grupos paramilitares para aplastar la disidencia. A medida que la inseguridad y la escasez de alimentos y medicinas se agravaron, el Partido Socialista de Maduro sufrió una aplastante derrota en las elecciones de la Asamblea Nacional en diciembre pasado. Aunque el ejército, actuando de forma institucional, insistió en que Maduro aceptara los resultados, él optó por llenar al Tribunal Supremo con sus partidarios para anular prácticamente cualquier decisión de la Asamblea.
La Asamblea tiene la intención de iniciar un “referéndum revocatorio” constitucional para permitir a los votantes decidir si el presidente debe terminar su mandato. La oposición recolectó 1.8 millones de firmas (9 veces más que el mínimo requerido) para promover el referéndum. En vista de esta respuesta popular y dados los resultados de encuestas de opinión, las autoridades electorales, que son leales a Maduro, podrían atrasar o prevenir la medida.
El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha publicado un informe extenso que detalla las acciones antidemocráticas de Maduro, la crisis humanitaria y que ratifica su apoyo al referéndum. Almagro ha invocado el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, el cual le autoriza presentar ante los 34 Estados miembros las alteraciones al orden constitucional que han ocurrido en Venezuela.
Abogando por una solución pacífica, democrática y constitucional—a través de un referéndum revocatorio—el Secretario General Almagro está tratando de aglutinar a la región para apoyar al pueblo venezolano. Después de semanas de retrasos, la OEA se reunirá el jueves para discutir el reporte de Almagro y considerar sus recomendación de que la Organización presione al gobierno de Venezuela para que respete su propia constitución. La invocación de la Carta Democrática no significa ni debe significar la “suspensión” de Venezuela de la OEA. No obstante, si el gobierno de Maduro se resiste al involucramiento de la OEA, cualquier plan de acción requeriría el apoyo de 18 de los 34 Estados miembros para superar las objeciones de ese régimen.
Uno esperaría que diplomáticos estadounidenses ayudarían a conseguir ese apoyo regional necesario para concretar las propuestas del Secretario Kerry. El Subsecretario Thomas Shannon, quien es el diplomático de más alto rango encargado de este tema, viajo rápidamente a Caracas el martes para reunirse con Maduro. Queda por verse si los Estados Unidos tratará de aplacar a Maduro una vez más o si apoyará energéticamente una solución que reducirá el sufrimiento de 30 millones de venezolanos.
Venezolanos de todo el espectro político saben que una manera de salir de la crisis actual se encuentra en su constitución. Los principales líderes militares venezolanos que son leales a la constitución y al legado de su difunto líder, Hugo Chávez, se niegan a utilizar la fuerza en contra de sus hermanos y hermanas que padecen hambre. Del mismo modo que defendieron los resultados electorales del 6 de diciembre, es probable que estos líderes le den la bienvenida a un referéndum pacífico y a una transición política. Los venezolanos saben que si se le permite a Maduro bloquear una solución democrática, la probabilidad de una explosión social o enfrentamientos generalizados entre las milicias del régimen y venezolanos desesperados crecerán día con día.
Si no fuera por la dramática y peligrosa crisis humanitaria y la polarización política que se vive actualmente en Venezuela, los Estados Unidos y los gobiernos de América del Sur pudieran permanecer al margen de la situación. Sin embargo, si permiten que Maduro desafíe una transición pacífica o si impiden la participación de la OEA, esos gobiernos también serán responsables por la crisis y el colapso en Venezuela.
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