¿AL BASHIR, HUÉSPED DE HONOR?
Por: Victor Rodriguez Cedeño
Dentro de unos días se celebrará en Margarita la Cumbre de los No Alineados (NOAL), un movimiento creado durante la guerra fría y a comienzos del proceso de descolonización, inspirado en los principios acordados en Bandung (1955), entre los cuales “el pleno respeto de los derechos humanos conforme a la Carta de las Naciones Unidas”, lamentablemente todavía pisoteados por muchos de sus miembros.
Es probable que algunos Jefes de Estado o de Gobierno asistan a la reunión. No faltarán, por supuesto, destacados socios anti-imperialistas como el ecuatoriano Rafael Correa, quien ya anuncio su viaje a pesar de no creer en el Movimiento como lo habría expresado durante uno de sus shows televisivos en 2012, poco antes de la última Cumbre en Teherán, cuando afirmó con acierto que el NOAL era “un movimiento que había caído en la inercia (…) sin coordinación ni eficacia…”
Es probable que vengan otros gobernantes, entre ellos el dictador sudanés y amigo de los revolucionarios bolivarianos, Omar Al Bashir, acusado por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional por la realización de crímenes de lesa humanidad (asesinato, exterminación, desplazamiento forzado de personas tortura y violación); crímenes de guerra (por dirigir ataques contra la población civil y saqueos) y por genocidio. La Corte, después de iniciado el proceso a solicitud del Consejo de Seguridad (Res. 1593), ya que Sudán no es parte del Estatuto, emitió en base a esas acusaciones dos órdenes de captura: el 4 de marzo de 2009 y el 12 de julio de 2010.
La relación del criminal Al Bashir con el chavismo no es nueva. Ya su colega y amigo Chávez lo había invitado en 2009, retando a la justicia internacional, para que visitara el país en el marco de un evento que se celebró entonces también en Margarita. Nada de raro tendría hoy que su sucesor le atendiera como huésped de honor.
Independientemente de las relaciones fraternas que pueda haber entre los regímenes de Sudán y Venezuela y otros como el de Zimbabue, seguramente también presente en el evento, Venezuela debe respetar sus obligaciones internacionales y detener y juzgar o entregar a la Corte Penal Internacional al dictador Al Bashir, si llegara a pisar territorio venezolano, en cumplimiento del artículo 86 del Estatuto de Roma en el que se establece la obligación general de cooperar con el tribunal que tienen todos los Estados Partes.
No sería la primera vez que Al Bashir se burla de la justicia internacional y de la humanidad. Después de las órdenes de captura emitidas por la Corte, el dictador visitó varios países, entre ellos, Sudáfrica, Uganda y Djibouti, países que no procedieron vergonzosamente a su captura y entrega a la Corte, sin que justificaran además la imposibilidad de detenerlo.
El Estado venezolano pone en juego su responsabilidad internacional si el régimen de Maduro, calificado por muchos y con razón de forajido por muchas de sus actuaciones internacionales, no actuara conforme al Derecho Internacional y no facilitara el procesamiento y el castigo del dictador sudanés.
La presencia de Al Bashir en Venezuela sería un desafío a la Corte, a la justicia internacional y a la humanidad misma. El presunto criminal sudanés no debería ser recibido sólo con cacerolazos, como a otros dictadores que se valen de su poder para reprimir la protesta cívica y pacífica a la que tenemos derecho, sino por los cuerpos de seguridad para su entrega a La Haya de manera que se aplique la justicia y se le condene por los crímenes cometidos.
Sería absolutamente condenable que el régimen venezolano aceptase su visita y lo recibiese como huésped de honor; sería una afrenta sin límites que traería consecuencias muy graves para el país, aunque más para los responsables de tal acto.
Etiquetas: Genocidas
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