Los políticos pueden esperar, pero el pueblo no
Por: Jesús Antonio Petit da Costa
Es crimen de lesa humanidad el que comete la MUD-AN al negarse a ejercer sus atribuciones constitucionales para salir de Maduro ya, condenando a los pobres a la hambruna y a todos a la crisis humanitaria y el empobrecimiento general progresivo, así como al sufrimiento a exiliados y presos políticos.
Tenemos: 1) Una emergencia económica, que ya es colapso, porque se trata de una estanflación brutal (contracción de más del 10% PIB e inflación entre 750 y 1000% para este año, con depreciación de la moneda a Bs.1.000xdólar); 2) Una emergencia social caracterizada por el empobrecimiento general y el hundimiento indetenible de los pobres en la miseria y el hambre por la combinación de escasez e hiperinflación, desempleo masivo y salario real ínfimo; 3) Una crisis humanitaria por la escasez de medicamentos y equipos médicos y por el estado deplorable de los hospitales, causante de la muerte por mengua de todos los que se enferman, sobre todo los pobres; 4) Una crisis de inseguridad por el desbordamiento de la delincuencia que se ha hecho dueña de calles y carreteras, a causa de la impunidad. En resumen: peor, imposible. Nunca habíamos estado tan mal. Nunca los pobres habían sufrido tanto. Esto no es vida. Esta es una condena a muerte, permaneciendo en el pasillo de espera mientras nos llega la hora final.
Esta situación demanda urgencia en la solución. Urgencia por razones humanitarias, cuestión de vida o muerte sobre todo para los pobres que no pueden esperar. Pero los políticos no piensan lo mismo. Maduro está próximo a cumplir cuatro años en el poder (desde 2012 cuando Chávez se fue a Cuba hasta 2016), un período constitucional en otros tiempos, durante los cuales todo ha empeorado. Lo procedente sería su renuncia, pero no cabe esperarla espontáneamente, porque Maduro no es Maduro. Es Cuba. Maduro es un títere o monigote de Cuba, impuesto por Cuba para suceder a Chávez, que así complació a los Castro después de haberles cedido la soberanía consumando la mayor traición a la patria que registra la historia. Tampoco la MUD-AN responde con la urgencia que la situación demanda. A pesar de que el pueblo le dio el mandato imperativo de salir de Maduro y el poder para hacerlo, ha optado por negociar con él su permanencia hasta 2019, simulando lo contrario con las diligencias para un revocatorio que terminará efectuándose, si acaso, en 2017. Mientras el pueblo se hunde en la miseria, se lo mantiene distraído y engañado con el revocatorio. No se discuten las penurias de la gente ni se la agita y moviliza para tomar la calle exigiendo cambio inmediato de gobierno. Todas las marchas y manifestaciones son por el revocatorio. El debate se centra exclusivamente en firmas, máquinas, diálogo y CNE, haciéndosele así un inmenso favor a Cuba y su títere Maduro.
Con su actitud los políticos están convenciendo al pueblo de que la Constitución es un obstáculo para atender con urgencia a sus necesidades. Pero no es cierto. Son los políticos el obstáculo. Ellos tienen resuelta su vida. Ellos pueden esperar. Tomarse todo el tiempo y actuar con parsimonia. Pero el pueblo no puede esperar. Le urge solucionar su drama. El tiempo de los políticos no es el del pueblo. Se mide en relojes separados que no tienen la misma hora. Para sincronizarlos bastaría con que la manifestación convocada para el 12 de octubre tenga por objetivo respaldar y ejecutar la decisión previamente tomada por la MUD-AN de remover a Maduro: 1) En aplicación del Art. 333, que ordena a la AN restablecer la Constitución, por cuanto la que se tiene por tal es un Estatuto Colonial al haberse cedido la soberanía a Cuba, transformándose Venezuela en Cubazuela sin gobierno propio, con Maduro como títere, puesto allí para pagarle tributo y obedecer sus instrucciones, lo cual ha sido la causa del colapso económico, del empobrecimiento general y de la crisis humanitaria; 2) En aplicación del Art. 333 por haber roto Maduro el orden jurídico establecido en ese mismo Estatuto Colonial al convertirse en tirano; 3) En aplicación del Art. 233 por haber Maduro delegado en el General Padrino sus atribuciones de Jefe de Gobierno, reconociendo su incapacidad para el cargo aún bajo la tutela de Cuba; y, 4) En aplicación de los Arts. 41 y 227 de la Constitución devenida en Estatuto Colonial, por no haber probado ser venezolano por nacimiento o, en todo caso, no tener doble nacionalidad, resultando ser un extranjero formado e impuesto por Cuba, lo cual explica su insensibilidad ante el hambre y la miseria que sufre el pueblo.
Si la MUD-AN no rectifica y actúa de inmediato expone al país a un estallido social anárquico, provocado por la desesperación y la desesperanza, el cual sólo evitaremos si algunos, civiles o militares, se adelantan a llenar el vacío de liderazgo.
Etiquetas: Petit da Costa
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home