De colaboracionistas a narco-colaboracionistas
Por: Jesús Antonio Petit Da Costa
*Será la transformación de los gobernadores electos de la MUD, cuando se incorporen como altos funcionarios a la narcotiranía títere de Cuba
Todo comenzó con la Gran Traición, el mayor acto de traición a la patria que registra la historia universal, por el cual Venezuela le fue entregada graciosamente a Cuba para su explotación. Enseguida Cuba se apoderó de la industria petrolera, poniendo a presidirla a su agente de confianza desde cuando fue guerrillero, quien procedió a la depuración política despidiendo a 20.000 técnicos. Lo hizo al estilo de Stalin. Sometido el poder político con un gobierno títere y el poder económico con una PDVSA depurada, Cuba procedió a manipular a sus títeres para el enfrentamiento con Estados Unidos que viene sosteniendo desde 1960. Venezuela pasó a ser, desde entonces, un monigote que mueve a su antojo, siempre contra Estados Unidos.
Obedientes a Cuba sus títeres, los traidores a la patria, cumplen lo que les ordena La Habana. Lo primero fue cederle a las guerrillas colombianas las fronteras occidentales. Es una cesión territorial porque allí ejercen soberanía, comenzando por cobrar impuestos que llaman “vacunas.” Quedó claro en un discurso del difunto pronunciado en sesión solemne de la AN: “Venezuela limita con las FARC, no con Colombia.” El territorio nacional llega hasta donde están las guerrillas, del lado de acá, porque Cuba, por intermedio del gobierno títere, les cedió en usufructo una porción del territorio venezolano. Recordemos que el general González González lo denunció allá por 2001.
Entonces se le ocurrió a Cuba una idea genial que entusiasmó a sus títeres en Venezuela: visto que las guerrillas son el mayor cartel de drogas del mundo, de cuya venta dependen para la compra de armas y el pago de la propaganda, hay que facilitarles el tránsito por Venezuela. En el libro “El Palestino” de hace unos 10 años, el autor narra lo que descubrió como infiltrado: la droga era transportada en camiones con escolta militar desde Colombia hasta galpones en Puerto Cabello, donde la embarcan. Su relato prueba que, además de la financiación de las guerrillas, Cuba había logrado involucrar a militares en el narcotráfico lo que aseguraba su lealtad por temor a ser delatados por los propios cubanos.
Luego Emili Blasco en su libro “BUMERÁN CHÁVEZ” relata la conversión del gobierno títere en empresa dedicada al narcotráfico, lo que tuvo comienzo en un hecho narrado por el Capitán Salazar, escolta del máximo jerarca, quien fue testigo presencial de una conversación al más alto nivel, donde el presidente de PDVSA para la fecha recibió órdenes de comprar la droga directamente a las FARC (“adelántale 500 millones de dólares”), con lo cual se inició otra fase del negocio: 1) El gobierno de Venezuela se convirtió en narcotraficante; 2) Los barcos de PDVSA transportan la droga; y, 3) Las operaciones financieras de PDVSA hacen el lavado de dinero.
De allí se explica que el senador Rubio califique de “organización criminal” al gobierno títere presidido por Maduro. Pero sucede que esa “organización criminal” se montó y opera con el pretexto, que aparece en ambos libros, de que la droga es el arma adecuada para la guerra asimétrica contra Estados Unidos, porque con ella se destruye su recurso humanos más valioso, que es la juventud. Presumimos que, por fin, el gobierno de Estados Unidos lo ha entendido así y por ello ha incluido en la Lista Clinton a sus enemigos, los jerarcas de la narco-tiranía comenzando por Maduro.
Tenemos, pues, que el gobierno de Maduro no sólo es títere de Cuba, sino una narcotiranía, la única en el mundo. Y, sin embargo, la MUD jamás lo ha atacado por este motivo, a pesar de las sanciones internacionales. Pero estando en conocimiento de estos hechos por ser públicos y notorios, los gobernadores de la MUD al ser electos se incorporarán conscientemente como altos funcionarios de una narco-tiranía, para mayor estigma la única en el mundo, acusada de narcotraficante por gobiernos extranjeros. Forzosamente debemos concluir que desde ese momento, no sólo serán colaboracionistas por ser títere de Cuba el gobierno de Maduro, sino narco-colaboracionistas por integrarse, con conocimiento de causa, a una narcotiranía en calidad de altos funcionarios.
Etiquetas: Capitán de Navío Leamsy Salazar, Crimen Organizado, FARC, Invasión Cubana, Lista Clinton, narcotráfico, OFAC, pdvsa, Petit da Costa
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