Mi pequeño gran Holocausto
Por: Mr. Fuchs
He conocido en el transcurso de estos últimos meses a un personaje algo especial, que me llamó la atención, por su forma de expresarse, instantánea y totalmente libre, sin tabúes y sin intentar en sus ideas formar una taxativa intención en la raíz de sus conceptos.
Por razones obvias no voy a dar su nombre, siempre ateniéndome a la formalidad de mantener una respetuosa y firme convicción de ser consecuente con mi formación moral que procede de mis ancestros, lo llamaré Sr. Fuchs (señor zorro).
El Sr. Fuchs es descendiente de esos viejos germanos, impacientes por devorar los momentos presentes y querer transmitir sus inquietudes y ansiedades al mismo tiempo. Lo analizo y me parece que en el fondo ama la vida humana, la verdadera, no la intoxicada por los entornos condicionados a las apetencias materiales ni las que emiten en los medios amarillistas o sencionalistas. El más bien ama la verdad sincera de la noticia, sin buscar el morbo o la negatividad que siempre estos medios irradian para conseguir rating en audiencias y espectadores mediocres que parecen multiplicarse día a día.
Fuchs vive hoy en un territorio donde ha formado su hogar hace ya casi medio siglo, antes de este convertirse metamórficamente en un simple territorio. Venezuela era un país pujante, libre como las aves canoras rodeadas de pureza, colorido vivo como las más bellas expresiones artísticas en su paisaje y en armonía con el universo soñado por Dios.
Ahora el Sr. Fuchs me narra parte se sus vivencias pasadas, sus sueños futuros, pero sobre todo con mucho sentimiento y solemnidad de su vivencia actual y me dice:
Hace ya más de 2 meses estoy postrado en cama por culpa de una MALA PRÁXIS DE CIRUJÍA MÉDICA, y mis experiencias son frustrantes. Así y todo luego tuve la gran fortuna de encontrarme con profesionales que aun permanecen en el país, quienes hoy me inspiran el amor a la vida y al futuro que nos deparará Nuestro Señor, ademas de la fuerza interior uue nos proporcionan todos los ciudadanos de buena voluntad tanto nacionales como extranjeros que tienen hambre de justicia, democracia y sobre todo hambre de libertad.
Hoy, estoy inmerso en este gran HOLOCAUSTO de esta dictadura feroz que se llama “SOCIALISMO DEL SIGLO XXI”. Lo llamo holocausto porque la Tirania venezolana está consiguiendo el mismo resultado pero con métodos distintos a lo que fuera el holocausto del régimen criminal nacional socialista del siglo próximo pasado.
No estoy solo en este GHETTO en que han transformado a este país, que fue el que más progresaba en estas últimas décadas del siglo pasado bajo el sol del planeta, hasta que llegara el castro comunismo guiado por un ser oscuro y tenebroso, que con su lenguaje divisionista, criminal e inspirado bajo el odio más satánico haya logrado el objetivo de dividir a un pueblo humilde, noble productivo y trabajador con las promesas más falaces que haya conocido el mundo.
Hoy los enfermos no tenemos una institución de salud que ampare EL DERECHO A LA VIDA y esto, nos afecta a todos, neonatos, viejos, a los que por circunstancias de la política maula y rastrera se les han negado siempre los derechos que por HUMANIDAD les corresponde.
Las madres parturientas que para llevar un mendrugo a sus pichones y para su propia nutrición y para el niño que se está gestando, no alcanzan el más mínimo nutriente en los alimentos que como LIMOSNA les reparte LA DICTADURA. Esos recién nacidos también danzan como sus madres dentro del ritual con compases de marchas mortuorias dentro de este HOLOCAUSTO CRIMINAL, amparado también por los clarines que acompañan al DICTADOR, haciendo el papel de “OPOSITORES POLÍTICOS DEL DIÁLOGO DEMOCRÁTICO Y SERVIL A LOS MÁS OSCUROS Y BAJOS INTERESES DEL SALVAJISMO BÁRBARO DE LOS QUE CON USURPACIÓN DIRIGEN ESTE CIRCO JUNTO A LA MÁXIMA AUTORIDAD DEL VATICANO, EL ARGENTINO BERGOGLIO Y SUS SECUACES COMUNISTAS LATINOAMÉRICANOS Y EL NARCOTRÁFICO.
Esta DICTADURA, no ha tenido que invertir ni en HORNOS DE EXTERMINIO, NI CÁMARAS DE GAS, NI TRANSPORTES PARA TRASLADAR A SUS VÍCTIMAS, como en aquel entonces en la época NAZIFACISTA.
Hoy te eliminan en tu propio habitat, hoy mueres visitando a un amigo en la calle, por un criminal en motocicleta, mueres en un hospital por falta de equipos e insumos, mueres en una cola del Clap, mueres al entrar a tu hogar porque algún sicario te está esperando por tener ideas distintas.
Como epílogo con sus ojos brillantes por lágrimas contenidas y sentimientos profundos, el hombre me pidió disculpas se despidió y me dijo a modo de despedirse de mi:
Disculpe mi monólogo compatriota, lo que Usted puede hacer por esta PATRIA GRANDE Y GENEROSA ES:
DECIRLE A NUESTROS COTERRÁNEOS LO SIGUIENTE:
COMPATRIOTA VENEZOLANO, LA LIBERTAD DE LA PATRIA NO SE DICE NI SE NEGOCIA, LA LIBERTAD DE LA PATRIA SE DEFIENDE CON LA PROPIA VIDA.
Etiquetas: Holocausto, medicina y salud
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