Fecha: 04/09/06
En más de una oportunidad, Chávez se ha referido últimamente al 04 de diciembre del 2005 como una acción golpista de parte de la oposición. En el fondo, el presidente sabe muy bien que ese día, el soberano, con su silencio, envió un mensaje serio, contundente y sobre todo, subversivo. Sin embargo, en lugar de hacer una lectura objetiva de ese mensaje, el presidente prefiere recurrir a la confusión.
Al atribuirle a la oposición el fenómeno de la abstención del 75% (fuentes extraoficiales la ubican en alrededor del 85%), Hugo Rafael busca confundir al pueblo de ambas aceras. ¿Tiene la oposición tanto poder como para retener a la inmensa mayoría de los venezolanos en sus hogares, y así tenderle una emboscada al líder del proceso? Nada más lejos de la verdad, porque dos semanas antes de las elecciones, dicha oposición había percibido la nota del soberano y justo a tiempo se retiró de las elecciones. La intención del pueblo era la deslegitimación del oficialismo envilecido y la oposición conservadora.
El presidente no puede creer que los pobres, “por los cuales ha hecho tanto”, se hayan atrevido a subvertirle el orden constituido. Un golpe demasiado duro para un personaje que se cree el “consentido del pueblo”. Una actitud verdaderamente racional del “nuevo Bolívar” habría supuesto un proceso de reflexión y análisis que desembocaría en la modificación de políticas, proyectos y actitudes. Pero no, el “Gran Timonel” prefiere el camino de la mentira y la falsificación.
Ahora bien. ¿Por qué ese día el pueblo usó el instrumento de la abstención subversiva? En primer lugar, porque una inmensa mayoría rechaza irreconciliablemente a todos aquellos factores políticos identificados con el pasado agotado. En cuanto al oficialismo, la corrupción irrita al venezolano y lo aleja del chavismo envilecido. El pueblo repudia la mediocridad y la ineptitud de la administración pública chavista. El manejo discrecional de la renta petrolera por parte del propio presidente - al punto de tener su propio banco central paralelo - es rechazado por la sociedad. El país nacional quiere que los recursos petroleros sean manejados por las instituciones, las cuales se encargarían de regular la conducta político-financiera del “Gran Timonel”.
El presidente habla de la soberanía y de la lucha contra el imperialismo, pero entrega a las empresas petroleras transnacionales, por veinte años en promedio, el 40% de la propiedad de los medios de producción petrolera de los otrora convenios operativos. En vísperas del referéndum revocatorio presidencial entregó el gas del Delta al capital petrolero estadounidense. El pueblo rechaza también el carácter arbitrario y ocasionalmente autoritario de Hugo Rafael. Se percibe que el librito azul es violado sistemática y recurrentemente por su principal propulsor.
En cuanto al socialismo del siglo XXI, el venezolano quiere saber con qué se come eso. Si se trata de un refrito del denominado socialismo real de la ex-Unión Soviética y Europa Oriental, la respuesta es ¡No gracias! En cuanto al “socialismo amarillo”, se percibe una grave contradicción. Se trata de una simbiosis entre el Estado “socialista” autoritario y la corporación transnacional.
El primer factor del binomio Estado “socialista”-corporación transnacional se encargaría de controlar a las masas contra las huelgas y otras manifestaciones que amenazarían la eficiencia económica del segundo factor de dicho binomio. O sea, frente al fracaso histórico en implementar un modelo económico sostenible, el Estado “socialista” recurre a la corporación transnacional, expresión de la fase superior del capitalismo, esto es: el imperialismo. Ante la propuesta de este “socialismo” corporativo que, en lugar de la explotación del hombre por el hombre, consagra la explotación del hombre por el Estado “socialista” y la corporación transnacional, el pueblo también diría: ¡No gracias!Ahora, si la propuesta es el socialismo cubano (una combinación de las dos anteriores), el pueblo no parece estar dispuesto a esperar medio siglo (para entonces, Chávez habrá llevado a cabo una transferencia pacífica del poder “socialista”, quizás a uno de sus herederos) para arribar al “mar de la felicidad”.
¡Presidente!, Como puedes ver, el mensaje del 04/12/05 es bastante serio. ¡No lo ignores! Tú puedes ser muy hábil y muy vivo con un juego poco transparente, pero el pueblo es sabio e inteligente. Tú eres un enano frente a siglos de historia y experiencia que el pueblo ha acumulado desde mucho antes de la llegada de Colón. ¡Presidente! No fue una acción golpista de la oposición, sino subversiva del soberano. En lugar de decir en privado: ¡Qué bolas tiene este pueblo!, ¡Sacúdete y reacciona!
En más de una oportunidad, Chávez se ha referido últimamente al 04 de diciembre del 2005 como una acción golpista de parte de la oposición. En el fondo, el presidente sabe muy bien que ese día, el soberano, con su silencio, envió un mensaje serio, contundente y sobre todo, subversivo. Sin embargo, en lugar de hacer una lectura objetiva de ese mensaje, el presidente prefiere recurrir a la confusión.
Al atribuirle a la oposición el fenómeno de la abstención del 75% (fuentes extraoficiales la ubican en alrededor del 85%), Hugo Rafael busca confundir al pueblo de ambas aceras. ¿Tiene la oposición tanto poder como para retener a la inmensa mayoría de los venezolanos en sus hogares, y así tenderle una emboscada al líder del proceso? Nada más lejos de la verdad, porque dos semanas antes de las elecciones, dicha oposición había percibido la nota del soberano y justo a tiempo se retiró de las elecciones. La intención del pueblo era la deslegitimación del oficialismo envilecido y la oposición conservadora.
El presidente no puede creer que los pobres, “por los cuales ha hecho tanto”, se hayan atrevido a subvertirle el orden constituido. Un golpe demasiado duro para un personaje que se cree el “consentido del pueblo”. Una actitud verdaderamente racional del “nuevo Bolívar” habría supuesto un proceso de reflexión y análisis que desembocaría en la modificación de políticas, proyectos y actitudes. Pero no, el “Gran Timonel” prefiere el camino de la mentira y la falsificación.
Ahora bien. ¿Por qué ese día el pueblo usó el instrumento de la abstención subversiva? En primer lugar, porque una inmensa mayoría rechaza irreconciliablemente a todos aquellos factores políticos identificados con el pasado agotado. En cuanto al oficialismo, la corrupción irrita al venezolano y lo aleja del chavismo envilecido. El pueblo repudia la mediocridad y la ineptitud de la administración pública chavista. El manejo discrecional de la renta petrolera por parte del propio presidente - al punto de tener su propio banco central paralelo - es rechazado por la sociedad. El país nacional quiere que los recursos petroleros sean manejados por las instituciones, las cuales se encargarían de regular la conducta político-financiera del “Gran Timonel”.
El presidente habla de la soberanía y de la lucha contra el imperialismo, pero entrega a las empresas petroleras transnacionales, por veinte años en promedio, el 40% de la propiedad de los medios de producción petrolera de los otrora convenios operativos. En vísperas del referéndum revocatorio presidencial entregó el gas del Delta al capital petrolero estadounidense. El pueblo rechaza también el carácter arbitrario y ocasionalmente autoritario de Hugo Rafael. Se percibe que el librito azul es violado sistemática y recurrentemente por su principal propulsor.
En cuanto al socialismo del siglo XXI, el venezolano quiere saber con qué se come eso. Si se trata de un refrito del denominado socialismo real de la ex-Unión Soviética y Europa Oriental, la respuesta es ¡No gracias! En cuanto al “socialismo amarillo”, se percibe una grave contradicción. Se trata de una simbiosis entre el Estado “socialista” autoritario y la corporación transnacional.
El primer factor del binomio Estado “socialista”-corporación transnacional se encargaría de controlar a las masas contra las huelgas y otras manifestaciones que amenazarían la eficiencia económica del segundo factor de dicho binomio. O sea, frente al fracaso histórico en implementar un modelo económico sostenible, el Estado “socialista” recurre a la corporación transnacional, expresión de la fase superior del capitalismo, esto es: el imperialismo. Ante la propuesta de este “socialismo” corporativo que, en lugar de la explotación del hombre por el hombre, consagra la explotación del hombre por el Estado “socialista” y la corporación transnacional, el pueblo también diría: ¡No gracias!Ahora, si la propuesta es el socialismo cubano (una combinación de las dos anteriores), el pueblo no parece estar dispuesto a esperar medio siglo (para entonces, Chávez habrá llevado a cabo una transferencia pacífica del poder “socialista”, quizás a uno de sus herederos) para arribar al “mar de la felicidad”.
¡Presidente!, Como puedes ver, el mensaje del 04/12/05 es bastante serio. ¡No lo ignores! Tú puedes ser muy hábil y muy vivo con un juego poco transparente, pero el pueblo es sabio e inteligente. Tú eres un enano frente a siglos de historia y experiencia que el pueblo ha acumulado desde mucho antes de la llegada de Colón. ¡Presidente! No fue una acción golpista de la oposición, sino subversiva del soberano. En lugar de decir en privado: ¡Qué bolas tiene este pueblo!, ¡Sacúdete y reacciona!
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