Visión Binaria del Mundo
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
En el mundo padecemos de una creciente onda de maniqueísmo político. Esa estrecha visión pragmática que pretende encajonar a la humanidad dentro de arbitrarios ejes del bien o del mal, simplificando caprichosamente complejas realidades sociales para imponer proyectos de corte personalistas, hegemónicos o totalitarios, para controlar o manipular a los pueblos.
Venezuela en el plano internacional ha sido encasillada, dentro de un eje, que dependiendo del cristal con que se mire, cae indistintamente dentro de algunos de los polos políticos neofundamentalistas que han surgido en nuestra región.
En el ámbito doméstico el oficialismo y la oposición, se han enganchado en el mismo esquema de malignidad o benignidad, entrabando e impidiendo la discusión franca, productiva y positiva de nuestros problemas concretos, beneficiando a los extremistas que se han situado a la cabeza de las tendencias en pugna.
Sabemos que el uso del maniqueísmo como herramienta política es muy efectivo, pero también conocemos al dedillo que es una fuente generadora de: odios, guerras, persecuciones y exclusiones. Por esto creemos que la comprensión de las realidades nacionales e internacionales bajo enfoques bipolares es un despropósito, que reduce al silencio el espíritu de la tolerancia, trastocando las bases institucionales sustentadoras de la justicia y la paz.
Nuestra sociedad es como un arco iris pleno de pluralidades y complejidades. Cerrarnos al consenso sería condenarnos a vivir en la barbarie, bajo una constreñida visión binaria del mundo.
“Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso” Denis Diderot
En el mundo padecemos de una creciente onda de maniqueísmo político. Esa estrecha visión pragmática que pretende encajonar a la humanidad dentro de arbitrarios ejes del bien o del mal, simplificando caprichosamente complejas realidades sociales para imponer proyectos de corte personalistas, hegemónicos o totalitarios, para controlar o manipular a los pueblos.
Venezuela en el plano internacional ha sido encasillada, dentro de un eje, que dependiendo del cristal con que se mire, cae indistintamente dentro de algunos de los polos políticos neofundamentalistas que han surgido en nuestra región.
En el ámbito doméstico el oficialismo y la oposición, se han enganchado en el mismo esquema de malignidad o benignidad, entrabando e impidiendo la discusión franca, productiva y positiva de nuestros problemas concretos, beneficiando a los extremistas que se han situado a la cabeza de las tendencias en pugna.
Sabemos que el uso del maniqueísmo como herramienta política es muy efectivo, pero también conocemos al dedillo que es una fuente generadora de: odios, guerras, persecuciones y exclusiones. Por esto creemos que la comprensión de las realidades nacionales e internacionales bajo enfoques bipolares es un despropósito, que reduce al silencio el espíritu de la tolerancia, trastocando las bases institucionales sustentadoras de la justicia y la paz.
Nuestra sociedad es como un arco iris pleno de pluralidades y complejidades. Cerrarnos al consenso sería condenarnos a vivir en la barbarie, bajo una constreñida visión binaria del mundo.
“Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso” Denis Diderot
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