Extracto Sobre El Totalitarismo
Tomado de la Red.
¿Qué es el totalitarismo?
Totalitarismo es el sistema político en el cual todas las actividades, todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se hallan subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes. En este régimen, derechos y libertades no merecen ninguna consideración: perturban los propósitos del líder.
Cualquier tipo de oposición o crítica al Estado y a la ideología de los gobernantes es reprimida y tildada de traición. En los totalitarismos, nada se puede poner en tela de juicio; la voz de la argumentación y de la crítica queda anulada frente al poder mediático de la organización totalitaria. La organización hace que todo el mundo dependa por completo de los deseos y obsesiones del partido político y de su líder.
Los totalitarismos menosprecian y se oponen a las concepciones liberales y democráticas de la vida política. Es el líder y el partido quién organiza directamente tanto la vida privada como la vida pública. Toda la sociedad está sujeta a una organización jerárquica en la cual, incluso los miembros del partido que ocupan lugar con un determinado poder, se hallan sometidos a la imprevisible «voluntad del líder».
Lealtad total al líder.
«Los movimientos totalitarios son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados. En comparación con otros partidos y movimientos, su característica externa más manifiesta es la exigencia de una lealtad total, sin restricción, incondicional e inalterable del miembro individual. Esta exigencia es formulada por los dirigentes de los movimientos totalitarios incluso antes de la llegada al poder.» Hannah Arendt Los orígenes del totalitarismo, capítulo X, Madrid, Taurus, 1999
El control de todos los medios de comunicación es fundamental para el establecimiento del régimen totalitario; con este control, la información deviene propaganda y adoctrinamiento. Por otra banda, se dispone de una eficiente policía secreta que espía y horroriza toda la población, incluidos los que ocupan lugares altos en la jerarquía totalitaria. Esta policía prueba y evalúa la fidelidad de los individuos: los campos de concentración son su imprescindible institución.
Actitudes que fomentan el totalitarismo
Miedo a la diferencia. Los movimientos totalitarios no aceptan las diferencias; los que manifiestan alguna son considerados intrusos que es preciso marginar o eliminar. La diferencia no es entendida como signo positivo y enriquecedor de diversidad. ¿Por qué, en determinadas circunstancias, rebrota el racismo?
Rechazo de los desacuerdos. Los desacuerdos son tildados de traiciones: desviaciones que se han de evitar. Pero los desacuerdos, en una sociedad democrática, son nuevas perspectivas que pueden conducir a nuevas soluciones. Forzar acuerdos no tolerando desacuerdos, ¿es una actitud que fomenta el totalitarismo?
Sospecha ante la cultura. Se atribuye a Goebbels, el grande propagandista nazi, la declaración: «Cuando siento la palabra cultura, saco mi revólver». La cultura, cuando comporta una actitud crítica, siempre será sospechosa para los totalitarismos.
Léxico pobre y gramática elemental. Los textos escolares nazis se construían con un léxico muy pobre y una gramática elemental con el objeto de limitar los instrumentos del razonamiento complejo y de la crítica aguda. Cuando empobrecemos nuestro lenguaje, debilitamos los recursos que nos pueden proteger.
Duda con respecto a la legitimidad de los parlamentos. Buscando la aclamación popular, no el debate, los totalitarismos pronto hacen desaparecer toda tipo de instituciones parlamentarias.
¿Qué es el totalitarismo?
Totalitarismo es el sistema político en el cual todas las actividades, todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se hallan subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes. En este régimen, derechos y libertades no merecen ninguna consideración: perturban los propósitos del líder.
Cualquier tipo de oposición o crítica al Estado y a la ideología de los gobernantes es reprimida y tildada de traición. En los totalitarismos, nada se puede poner en tela de juicio; la voz de la argumentación y de la crítica queda anulada frente al poder mediático de la organización totalitaria. La organización hace que todo el mundo dependa por completo de los deseos y obsesiones del partido político y de su líder.
Los totalitarismos menosprecian y se oponen a las concepciones liberales y democráticas de la vida política. Es el líder y el partido quién organiza directamente tanto la vida privada como la vida pública. Toda la sociedad está sujeta a una organización jerárquica en la cual, incluso los miembros del partido que ocupan lugar con un determinado poder, se hallan sometidos a la imprevisible «voluntad del líder».
Lealtad total al líder.
«Los movimientos totalitarios son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados. En comparación con otros partidos y movimientos, su característica externa más manifiesta es la exigencia de una lealtad total, sin restricción, incondicional e inalterable del miembro individual. Esta exigencia es formulada por los dirigentes de los movimientos totalitarios incluso antes de la llegada al poder.» Hannah Arendt Los orígenes del totalitarismo, capítulo X, Madrid, Taurus, 1999
El control de todos los medios de comunicación es fundamental para el establecimiento del régimen totalitario; con este control, la información deviene propaganda y adoctrinamiento. Por otra banda, se dispone de una eficiente policía secreta que espía y horroriza toda la población, incluidos los que ocupan lugares altos en la jerarquía totalitaria. Esta policía prueba y evalúa la fidelidad de los individuos: los campos de concentración son su imprescindible institución.
Actitudes que fomentan el totalitarismo
Miedo a la diferencia. Los movimientos totalitarios no aceptan las diferencias; los que manifiestan alguna son considerados intrusos que es preciso marginar o eliminar. La diferencia no es entendida como signo positivo y enriquecedor de diversidad. ¿Por qué, en determinadas circunstancias, rebrota el racismo?
Rechazo de los desacuerdos. Los desacuerdos son tildados de traiciones: desviaciones que se han de evitar. Pero los desacuerdos, en una sociedad democrática, son nuevas perspectivas que pueden conducir a nuevas soluciones. Forzar acuerdos no tolerando desacuerdos, ¿es una actitud que fomenta el totalitarismo?
Sospecha ante la cultura. Se atribuye a Goebbels, el grande propagandista nazi, la declaración: «Cuando siento la palabra cultura, saco mi revólver». La cultura, cuando comporta una actitud crítica, siempre será sospechosa para los totalitarismos.
Léxico pobre y gramática elemental. Los textos escolares nazis se construían con un léxico muy pobre y una gramática elemental con el objeto de limitar los instrumentos del razonamiento complejo y de la crítica aguda. Cuando empobrecemos nuestro lenguaje, debilitamos los recursos que nos pueden proteger.
Duda con respecto a la legitimidad de los parlamentos. Buscando la aclamación popular, no el debate, los totalitarismos pronto hacen desaparecer toda tipo de instituciones parlamentarias.
Etiquetas: totalitarismo
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