"Inventamos o Erramos"
Por: Argelia Ríos
EL UNIVERSAL
El poder les resulta tan atractivo que prefieren disfrutar de su cercaníaLa expresión está en boga. Su autor- don Simón Rodríguez- la sembró en los primeros folios de la historia independentista de Venezuela... Hoy, en el ajetreo de esta sempiterna transición revolucionaria, la repiten los esquivos a la realidad que, testarudos ante sus signos inconfundibles, rehuyen al diagnóstico temprano del error hacia donde se encamina el proyecto bolivariano... Evadiendo la mirada de ese extenso listado de desatinos que el país está ahora reeditando del viejo socialismo del siglo XX, nuestros huidizos -algunos de ellos, "observadores independientes", según aparentan- alardean con el enunciado robinsoniano, como si todavía la evolución de los hechos no significara nada.
"Inventamos o erramos", como reza la frase del gran maestro, es definitivamente el estribillo de moda. En él se callan, por igual, los simpatizantes inconformes y otros tantos "no alineados" , proclives a despachar con desdén lo que está definido a la vista... Formados para desempeñar un rol pedagógico en la sociedad, han decidido, sin embargo, postergar sus obligaciones con la democracia, mientras canturrean la coplilla con la que se consume el tiempo para la denuncia oportuna y útil... El poder les resulta tan atractivo que prefieren disfrutar de su cercanía, aunque en el intento se conviertan en las expresiones renovadas de lo que en Venezuela hemos conocido siempre como la sociedad de cómplices.
Quienes participan en este coro -"cientistas sociales", como se hacen llamar en los medios del "proceso"- no son querubes ingenuos. Cada uno de ellos sabe bien que, en el actual contexto venezolano, la sola alusión a ese estribillo exige inexorablemente una denuncia convincente de los errores que ya se han acumulado. El principal de ellos -revelador de la ausencia de la vocación innovadora por la que quiebran lanzas- es la intransigente clonación de los dispositivos autoritarios, que dieron lugar al fracaso estrepitoso del socialismo soviético... La subestimación de este hecho -muy a pesar de que esos mecanismos van construyéndole a Venezuela un camino seguro al totalitarismo- contradice el compromiso de quienes insisten en parafrasear al guía del Libertador, fingiendo un debate inexistente.
El caso es que los trovadores del Socialismo del Siglo XXI no terminan de contarnos cuáles son las innovaciones a las que aspiran. Harían muy bien al hacerlo. A menos que prefieran no acercarse a ese campo minado del debate, donde la sinceridad en el intercambio demostraría que todo este experimento es ya un grave error de consecuencias fatales... Quizás por eso la discusión no ha pasado de allí. De ese saludo a la bandera, hecho con reverencias al gran maestro de Bolívar, para fingir una "discusión aguda" acerca de asuntos que Chávez resolvió hace rato frente al espejo.
EL UNIVERSAL
El poder les resulta tan atractivo que prefieren disfrutar de su cercaníaLa expresión está en boga. Su autor- don Simón Rodríguez- la sembró en los primeros folios de la historia independentista de Venezuela... Hoy, en el ajetreo de esta sempiterna transición revolucionaria, la repiten los esquivos a la realidad que, testarudos ante sus signos inconfundibles, rehuyen al diagnóstico temprano del error hacia donde se encamina el proyecto bolivariano... Evadiendo la mirada de ese extenso listado de desatinos que el país está ahora reeditando del viejo socialismo del siglo XX, nuestros huidizos -algunos de ellos, "observadores independientes", según aparentan- alardean con el enunciado robinsoniano, como si todavía la evolución de los hechos no significara nada.
"Inventamos o erramos", como reza la frase del gran maestro, es definitivamente el estribillo de moda. En él se callan, por igual, los simpatizantes inconformes y otros tantos "no alineados" , proclives a despachar con desdén lo que está definido a la vista... Formados para desempeñar un rol pedagógico en la sociedad, han decidido, sin embargo, postergar sus obligaciones con la democracia, mientras canturrean la coplilla con la que se consume el tiempo para la denuncia oportuna y útil... El poder les resulta tan atractivo que prefieren disfrutar de su cercanía, aunque en el intento se conviertan en las expresiones renovadas de lo que en Venezuela hemos conocido siempre como la sociedad de cómplices.
Quienes participan en este coro -"cientistas sociales", como se hacen llamar en los medios del "proceso"- no son querubes ingenuos. Cada uno de ellos sabe bien que, en el actual contexto venezolano, la sola alusión a ese estribillo exige inexorablemente una denuncia convincente de los errores que ya se han acumulado. El principal de ellos -revelador de la ausencia de la vocación innovadora por la que quiebran lanzas- es la intransigente clonación de los dispositivos autoritarios, que dieron lugar al fracaso estrepitoso del socialismo soviético... La subestimación de este hecho -muy a pesar de que esos mecanismos van construyéndole a Venezuela un camino seguro al totalitarismo- contradice el compromiso de quienes insisten en parafrasear al guía del Libertador, fingiendo un debate inexistente.
El caso es que los trovadores del Socialismo del Siglo XXI no terminan de contarnos cuáles son las innovaciones a las que aspiran. Harían muy bien al hacerlo. A menos que prefieran no acercarse a ese campo minado del debate, donde la sinceridad en el intercambio demostraría que todo este experimento es ya un grave error de consecuencias fatales... Quizás por eso la discusión no ha pasado de allí. De ese saludo a la bandera, hecho con reverencias al gran maestro de Bolívar, para fingir una "discusión aguda" acerca de asuntos que Chávez resolvió hace rato frente al espejo.
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