El Silencio Impuesto Por La Bota Militar
Por: José Rafael López Padrino
En nuestro país los espacios para expresar el disenso son cada vez más limitados dado el afán del régimen por imponer su proyecto neofascista. La intención oficial es erradicar toda voz que no comparta los lineamientos del YO EL SUPREMO, quien no satisfecho con controlar todos los poderes públicos y la Fuerza Armada Nacional, aspira transformar a Venezuela en un establecimiento cuartelarlo. Este proyecto pretende acallar a una sociedad que protesta ante los fracasos de un régimen bonapartista-demagogo que jura gobernar en beneficio del pueblo, cuando en verdad actúa, en beneficio de sí mismo y de unos pocos allegados que engrosan las filas de la boliburguesía y de las transnacionales imperiales. Igualmente intenta imponernos la tesis del "enemigo externo" (Bush, Uribe, Exxon-mobil, paramilitares), como acción distraccionista ante un país que se cae a pedazos agobiado por los problemas socio-económicos que se agudizan cada día más.
El régimen bolivariano ha declarado una guerra a muerte en contra de los medios de comunicación no oficialistas a fin de amordazarlos. De silenciar las denuncias acerca de los miles de problemas que aquejan a los venezolanos (la corrupción, el desempleo, la escasez alimentaria y de medicamentos, la inflación, la inseguridad personal, la pobreza y marginalidad, la crisis médico asistencial, la militarización de la sociedad, etc.,), de evitar que la caída estrepitosa de la credibilidad y del apoyo de las bases populares al Mariscal de Sabaneta sean del conocimiento público. Para ello el gobierno ha coartado la libertad de expresión, y utiliza su monopolio mediático (plantas televisivas, medios impresos, radios comerciales y comunitarias) para imponer su "verdad oficial" y descalificar a los críticos de su proyecto tropero al tildarlos de mercenarios, golpistas, agentes de la CIA, y traidores a la patria, etc.
Como un anticipo del zarpazo totalitario que se planifica en contra de la libertad de expresión, el régimen ha venido utilizando sin escrúpulo alguno a sus seguidores como vulgares sensores y esbirros del pensamiento libre. Son los "aguerrido militantes sociales" que organizan "espontáneamente" acciones en contra de medios por ser "críticos del proceso". Son los promotores del pensamiento único, los ejecutores del nacionalsocialismo del siglo XXI, el de la bota, el sable, la pistola y en el "ordene comandante". Son los aplaudidores de oficio que hacen suyo la criminalización de la cultura, la intolerancia a la diferencia ideológica, el odio social, el populismo aberrante, y un nauseabundo culto a la personalidad. Son los torcedores de la verdad y los sepultureros del análisis crítico y reflexivo del siglo XXI.
Infructuosamente la robolución bonita ha pretendido imponernos una sociedad sin derecho a la critica y el discenso, una sociedad ciega y sorda donde solo imperen sus criterio absolutistas. Un país domesticado bajo la elegía del líder que se cree infalible, que piensa que es él único interprete de los intereses de su pueblo, que se considera a si mismo como la personificación de la patria, y héroe de mil batallas frente a los enemigos de la Patria grande. Frente a este monstruo totalitario no asumamos la conducta del búho de Minerva Hegeliano que solía aparecer con su lira para cantarle a los vencedores o para condolerse de los derrotados cuando ya era muy tarde.
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