Desvergüenza Populista
Por: José Rafael López Padrino
La historia del subdesarrollolatinoamericano ha estado signada por los movimientos pendulares entre propuestas económicas neoliberales y las ofertas populistas, las cuales todas han terminado en grandes fracasos y profundas frustraciones de las grandes mayorías. El populismo, más que un período histórico de la humanidad, es un movimiento social que puede renacer, en la medida en que persistan o florezcan de nuevo los factores que le permitieron su surgimiento.
Históricamente la izquierda latinoamericana había repudiado este arquetipo por su fuerte carga autoritaria y culto a la personalidad (mesianismo), y por constituir una modalidad encubierta del proyecto hegemónico, que profundiza la explotación de los trabajadores en lugar de lograr su emancipación. Sin embargo, paradójicamente esos mismos sectores que hasta hace muy poco tiempo cuestionaban con vehemencia dicho modelo, hoy le brindan su más resuelto apoyo, y aún más lo publicitan como un nuevo paradigma revolucionario (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua).
Este infame proyecto político fue fuertemente cuestionado por Marx, quien lo consideraba como la expresión de una política burguesa que excluía la lucha de clases, que conciliaba el conflicto social, y que carecía de las bases ideológicas que lo emparentasen con un verdadero cambio revolucionario. Por su parte Lenin, en su lucha ideológica sin cuartel a fines del XIX contra las llamadas falsas revoluciones, acusaba al populismo de "romanticismo económico" y de "utopía conservadora pequeño burguesa".
El régimen del tte coronel constituye un buen ejemplo de ese populismo aberrante que condenó Marx. El mismo analfabetiza políticamente a las grandes mayorías, las aliena y las compromete en posturas contrarias a sus intereses de clase, permitiendo la consolidación de la "gobernabilidad burguesa" mediante un capitalismo de Estado. Su socialismo del siglo XXI, no es más que una baratija ideológica al servicio de su proyecto claramente autocrático, explotador y clientelar, de inspiración fascista. El tte coronel representa la mejor carta para garantizar y salvaguardar los intereses del gran capital para esta época de crisis y de allí el apoyo que le brindan en sus ansias reeleccionistas para perpetuarse en el poder.
Lamentablemente muchas organizaciones que se definen como socialistas y revolucionarias siguen postradas ante el populismo del tte coronel y su lumpen político-militar a pesar de haber sido atropelladas, y sometidas al escarnio público. Habría que preguntarse: ¿Hasta cuándo esa "izquierda pragmática" seguirá operando como el departamento de mercadeo de la robolución del rufián de Miraflores? La historia tiene reservado un severo veredicto condenatorio para todos esos mercenarios de la izquierda que promueven a este caudillo populista-capitalista con ínfulas monárquicas.
La historia del subdesarrollolatinoamericano ha estado signada por los movimientos pendulares entre propuestas económicas neoliberales y las ofertas populistas, las cuales todas han terminado en grandes fracasos y profundas frustraciones de las grandes mayorías. El populismo, más que un período histórico de la humanidad, es un movimiento social que puede renacer, en la medida en que persistan o florezcan de nuevo los factores que le permitieron su surgimiento.
Históricamente la izquierda latinoamericana había repudiado este arquetipo por su fuerte carga autoritaria y culto a la personalidad (mesianismo), y por constituir una modalidad encubierta del proyecto hegemónico, que profundiza la explotación de los trabajadores en lugar de lograr su emancipación. Sin embargo, paradójicamente esos mismos sectores que hasta hace muy poco tiempo cuestionaban con vehemencia dicho modelo, hoy le brindan su más resuelto apoyo, y aún más lo publicitan como un nuevo paradigma revolucionario (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua).
Este infame proyecto político fue fuertemente cuestionado por Marx, quien lo consideraba como la expresión de una política burguesa que excluía la lucha de clases, que conciliaba el conflicto social, y que carecía de las bases ideológicas que lo emparentasen con un verdadero cambio revolucionario. Por su parte Lenin, en su lucha ideológica sin cuartel a fines del XIX contra las llamadas falsas revoluciones, acusaba al populismo de "romanticismo económico" y de "utopía conservadora pequeño burguesa".
El régimen del tte coronel constituye un buen ejemplo de ese populismo aberrante que condenó Marx. El mismo analfabetiza políticamente a las grandes mayorías, las aliena y las compromete en posturas contrarias a sus intereses de clase, permitiendo la consolidación de la "gobernabilidad burguesa" mediante un capitalismo de Estado. Su socialismo del siglo XXI, no es más que una baratija ideológica al servicio de su proyecto claramente autocrático, explotador y clientelar, de inspiración fascista. El tte coronel representa la mejor carta para garantizar y salvaguardar los intereses del gran capital para esta época de crisis y de allí el apoyo que le brindan en sus ansias reeleccionistas para perpetuarse en el poder.
Lamentablemente muchas organizaciones que se definen como socialistas y revolucionarias siguen postradas ante el populismo del tte coronel y su lumpen político-militar a pesar de haber sido atropelladas, y sometidas al escarnio público. Habría que preguntarse: ¿Hasta cuándo esa "izquierda pragmática" seguirá operando como el departamento de mercadeo de la robolución del rufián de Miraflores? La historia tiene reservado un severo veredicto condenatorio para todos esos mercenarios de la izquierda que promueven a este caudillo populista-capitalista con ínfulas monárquicas.
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