¿Blindados?
Por: Luis Fuenmayor Toro
Ante la grave crisis del sistema capitalista mundial, que ha producido pérdidas de montos inimaginables en bancos, fondos financieros y aseguradoras de todo el mundo, generada fundamentalmente por la búsqueda de ganancias a través de mecanismos especulativos, el presidente Hugo Chávez señaló inicialmente y durante cierto tiempo que la “revolución estaba blindada”, razón por la cual no íbamos a ser afectados en lo más mínimo. Como ha ocurrido muchas otras veces con el discurso del Presidente, las exageraciones iniciales luego dan paso a disertaciones y posiciones cada vez más cercanos a la realidad, pero el exceso inicial deja un profundo malestar en quienes estamos acostumbrados a hablarle claro a la gente desde el principio, sin ocultar absolutamente nada, pues al final la verdad emergerá como siempre lo hace dejando muy mal parados a quienes la escabulleron, independientemente de las causas que se haya tenido para asumir ese tipo de conducta.
Y no me cuento entre quienes creen que la extensión de esta crisis a nuestra economía significa el fin del proceso revolucionario. Ésa es la contrapartida discursiva de la oposición frente al discurso presidencial. Ni estamos blindados ni se trata del Apocalipsis para el gobierno del presidente Chávez. Ningún país está a salvo de los coletazos de esta crisis del capital. La República Popular China, la economía mundial de mayor crecimiento, con reservas internacionales de un billón de dólares, con nexos comerciales en los cinco continentes, ya ha comenzado a sentir los perniciosos efectos de la crisis precisamente en su industria. No importa lo diversificado de su economía ante una contracción del mercado mundial, que le impedirá realizar todas las mercancías y servicios generados por su aparato productivo. China reducirá su producción al no encontrar mercado para todo lo que venía produciendo y esto significará desempleo o menores salarios y detención de su crecimiento industrial.
Es cierto que Venezuela tiene ahora mercados petroleros adicionales, pero esto no impedirá la reducción de los precios del crudo producida ahora, además por la reducción manifiesta de la actividad industrial mundial. También es cierto que nuestro país ahora adquiere los productos que necesita de una variedad mucho mayor de vendedores, lo que le da más libertad que si tuviera sólo que comprarle a un único proveedor. Pero esos países productores tendrán grandes dificultades para producir en la misma escala anterior, al reducirse los créditos, al no poder reparar y reemplazar los equipos industriales existentes, por no haber en el mercado una suficiente disponibilidad de piezas, maquinarias y otros insumos necesarios.
También es verdad que hemos ido desarrollando una integración regional en lo financiero (Banco del Sur y Banco del Alba), así como en telecomunicaciones (Telesur y Satélite Simón Bolívar) y en proyectos energéticos (Petrocaribe), además de tener unas buenas reservas internacionales, pero todo ello lo que significaría es que estamos en mejores condiciones que en el pasado para resistir el coletazo, pero nunca que somos invulnerables a lo que pase en el sistema capitalista mundial, entre otras cosas porque somos un país capitalista así no lo queramos entender. Estamos interconectados financieramente con los mercados internacionales, pero además dependemos hoy más que nunca de ellos como lo demuestran nuestras compras en el exterior.
Nuestro funcionamiento sigue dependiendo en alto grado del petróleo y sus precios están cayendo en forma importante y acelerada. Tan evidente es el asunto que el propio Presidente, el del discurso un tanto alegre del blindaje del país, ahora dice que por la vía de la caída de los precios petroleros si nos podemos ver afectados y en forma importante. Nuestra vida depende de la importación de alimentos, medicamentos, equipos médicos y de laboratorio, reactivos, repuestos automotores y muchas cosas más, cuya producción experimentará un decrecimiento importante. ¿Cómo entonces vamos a ser invulnerables? Somos mucho más vulnerables que aquellos países que por lo menos producen los alimentos que le dan las calorías y aminoácidos necesarios para vivir. Somos vulnerables y ya lo estamos sintiendo con la aprobación de presupuestos deficitarios en todos los organismos oficiales.
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