El Peor Error
Por: Orlando Ochoa
E-mail: orlandoochoa@hotmail.com
Un gran error es cuando un gobernante ejecuta una política económica (fiscal-monetaria-cambiaria) que genera más inflación, mientras por otra parte dedica más recursos a misiones sociales. La experiencia revela que los avances sociales sucumben al daño económico que conlleva la creciente inflación. Pero hay algo peor aún, el deterioro institucional resultante de la propagación en el Gobierno del “ejemplo” de la corrupción sistemática de la cúpula chavista junto a un régimen de control cambiario. Realmente han creado las condiciones perfectas para un desastre institucional y económico.
La excesiva intervención estatal en la economía y el diferencial cambiario de más de 150 por ciento constituyen las bases para el incentivo al robo de dineros públicos en medio de instituciones inoperantes. Los dos tipos de cambio son administrados por el Gobierno, uno en forma legal y otro en forma ilegal en un mercado negro. Este último con ventas estatales de cientos de millones de dólares semanales, provenientes de fondos gubernamentales y filiales petroleras. Los dos mercados cambiarios están marcados por gigantesca corrupción organizada, con sobrefacturación de importaciones en uno y operaciones financieras en el otro, para tomar el diferencial cambiario, todo dirigido por intermediarios de jefes chavistas. No hay nación latinoamericana cuya política económica, si se puede llamar así, haya caído tan bajo. Sólo la tragedia de naciones africanas ha permitido estos excesos. En el caso venezolano, la responsabilidad es de la “revolución” que usa el nombre de Simón Bolívar y el socialismo marxista para justificar la expoliación sistemática e impune de una nación por un grupo cívico-militar.
La compensación al pueblo ilusionado, para que desvíe la mirada de estos desastres, son las misiones sociales y la promesa de mayor repartición futura de la renta petrolera. El resultado inevitable de la inflación, el declive económico y el saqueo, será un gran retroceso socioeconómico que volverá a elevar la pobreza. Este esquema chavista llegará a ser el peor error en la historia económica de la Venezuela moderna, el cual sintetiza en una larga gestión - aún más letal por el dogmatismo y personalismo militar - el daño de los gobiernos de Carlos Andrés Pérez (1974-79) y de Jaime Lusinchi (1984-89).
Un gran error es cuando un gobernante ejecuta una política económica (fiscal-monetaria-cambiaria) que genera más inflación, mientras por otra parte dedica más recursos a misiones sociales. La experiencia revela que los avances sociales sucumben al daño económico que conlleva la creciente inflación. Pero hay algo peor aún, el deterioro institucional resultante de la propagación en el Gobierno del “ejemplo” de la corrupción sistemática de la cúpula chavista junto a un régimen de control cambiario. Realmente han creado las condiciones perfectas para un desastre institucional y económico.
La excesiva intervención estatal en la economía y el diferencial cambiario de más de 150 por ciento constituyen las bases para el incentivo al robo de dineros públicos en medio de instituciones inoperantes. Los dos tipos de cambio son administrados por el Gobierno, uno en forma legal y otro en forma ilegal en un mercado negro. Este último con ventas estatales de cientos de millones de dólares semanales, provenientes de fondos gubernamentales y filiales petroleras. Los dos mercados cambiarios están marcados por gigantesca corrupción organizada, con sobrefacturación de importaciones en uno y operaciones financieras en el otro, para tomar el diferencial cambiario, todo dirigido por intermediarios de jefes chavistas. No hay nación latinoamericana cuya política económica, si se puede llamar así, haya caído tan bajo. Sólo la tragedia de naciones africanas ha permitido estos excesos. En el caso venezolano, la responsabilidad es de la “revolución” que usa el nombre de Simón Bolívar y el socialismo marxista para justificar la expoliación sistemática e impune de una nación por un grupo cívico-militar.
La compensación al pueblo ilusionado, para que desvíe la mirada de estos desastres, son las misiones sociales y la promesa de mayor repartición futura de la renta petrolera. El resultado inevitable de la inflación, el declive económico y el saqueo, será un gran retroceso socioeconómico que volverá a elevar la pobreza. Este esquema chavista llegará a ser el peor error en la historia económica de la Venezuela moderna, el cual sintetiza en una larga gestión - aún más letal por el dogmatismo y personalismo militar - el daño de los gobiernos de Carlos Andrés Pérez (1974-79) y de Jaime Lusinchi (1984-89).
Etiquetas: Análisis Económico
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home