La Gran Mentira

Por: Robin Rodríguez
Dirigente de Vanguardia Popular

Soy un dirigente de izquierda comprometido con la necesidad de un cambio estructural de la sociedad, como única garantía de atacar los males sociales, económicos, morales y políticos del país. Cambios que no son, ni serán cristalizados por esta falsa revolución; pero también observo como posiciones reaccionarias de algunos actores de la oposición (con mucha presencia mediática), han ayudado a construir una gran mentira en torno de la figura de Hugo Chávez. Estamos ante una falsa revolución que carece de historia, donde su protagonista principal fue el producto de ciertas circunstancias históricas, pero la falta de compromiso social de algunos factores políticos y económicos que lo adversan, ha prolongado la existencia de un vació en lo programático que imposibilita la canalización de las insatisfacciones de la población y de sus deseos de cambio; siendo que la delincuencia, el costo de la vida, el narcotráfico, la corrupción y el desempleo son males que sean profundizado en estos 10 años.

Antes de analizar la naturaleza del gobierno de Hugo Chávez, es necesario recordar las circunstancias históricas en que emergió su figura en el escenario publico (aquel Por Ahora del 4 de febrero), puesto que se dio en el marco de una crisis general que abarcaba a los partidos que sustentaban el régimen instaurado desde el 13 de febrero de 1959; al punto que en diciembre de 1988 el bipartidismo obtuvo 6.842.039 votos y dos meses después, eran los dirigentes mas repudiados del país, ya que el paquete económico de Carlos Andrés Pérez tenia 74% de rechazo popular, representando una carga de frustración en el 52% de la población que meses antes abrigaban mejoras sustanciales en sus condiciones de vida; a la vez de poner al descubierto el agotamiento del régimen instaurado luego del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.

En ese entonces el cambio de rumbo en la política económica y social, también pasaron hacer banderas de numerosos productores del campo y la ciudad; de allí el surgimiento en el 1990 del grupo de Los Notables, donde se encontraban Arturo Uslar Pietri, Juan Liscano y empresarios como Reinaldo Cervini o Concho Quijada, evidenciando el malestar del empresariado nacional por las políticas neoliberales que beneficiaban exclusivamente a las transnacionales. De igual manera sectores de la iglesia y dirigentes políticos de diversos signos ideológicos, cerraron filas en la búsqueda de un nuevo gobierno.

La FAN tenía la vergüenza de utilizar las armas en contra del pueblo, como respuesta del régimen ante el estallido social del 27 de febrero de 1989. Crisis que se profundizó cuando el comandante general del ejercito se pronuncio en mayo de 1991 por la estafa a esta institución de 6 millones de dólares, en la repotenciación de los tanques AMX-30 y las fragatas de la Armada. En este hecho de corrupción, fueron señalados el Ministro de la Defensa, el jefe de seguridad y la amante de Carlos Andrés Pérez.

Esta situación trajo consigo que en el 1991, ya existía en la FAN 4 grandes movimientos con disposición ha desarrollar acciones insurreccionales; siendo el MBR-200 el de menor número de ofíciales y con jefes de menor jerarquía, (como lo explico en detalles, en el libro Relatos de un subversivo); pero fue Chávez y el MBR-200 los que salieron el 4 de febrero, pasando hacer el símbolo de la rebelión que aspiraba mucha gente en contra de las cúpulas del pasado. Recordemos que los expertos en la conducta humana, han concluido que los seres humanos pueden ser atraídos o seducidos por figuras que irradien alegría, agresividad o enigma; dependiendo de sus deseos interiores. De allí que la figura fuerte e irreverente hacia el régimen reinante, terminó significando un gran atractivo a favor del actual presidente, ante la necesidad del pueblo de una sacudida a largos años de influencia del desgastado bipartidismo y de sus políticas favorables a una clase privilegiada.

Luego vino el triunfo de Rafael Caldera y de varios partidos denominados de izquierda, los cuales desarrollaron uno de los gobiernos más antipopulares que ha tenido el país. Ante un pueblo que quería cambio y castigo de las cúpulas del pasado, una figura militarista disfrazado de revolucionario como Chávez, fue manejado como un Mesías; contando con el respaldo de los dueños de los principales medios de comunicación (excepto RCTV que apoyó hasta el final a Salas Römer) y el apoyo económico de transnacionales como el Banco Bilbao Vizcaya.

Recordemos que se puede cruzar 4 veces el río, pero esto no significa que se haya atravesado el mismo río; puesto que no es la misma porción de agua. En la política no se puede juzgar las cosas sin valorar sus particularidades, ya que un diagnostico erróneo traerá un trato incorrecto del hecho político en cuestión. Creer que los seguidores de Hugo Chávez encarnan una masa compacta, homogénea o radical, es analiza de manera errónea. las razones que dieron vida a este fenómeno político-social.

Al comienzo del 1998, la candidatura de Chávez tenia apenas el 7,50% de respaldo; sin embargo el 8,20% de la población se inclinaba por una figura militar (de allí el termino El Comandante) y el 6,40% aspiraba un cambio radical en el gobierno, explicando así su verbo encendido en contra de las cúpulas del bipartidismo. Conjugar el hecho que simbolizaba la rebelión cívico-militar del 4 de febrero en contra del bipartidismo y sus malas políticas, con un proyecto “sustentado en los idéales de Simón Bolívar” y una población deseosa de un nuevo paradigma o modelo político-social que le garantizará su bienestar; indiscutiblemente que eran razones de peso para lograr el gran respaldo que llego ha tener.

Carlos Andrés Pérez en su primera campaña presidencial y Hugo Chávez, fueron productos del Marketing como comunicación comercial, donde se valora el producto, lo que representa y la clientela potencial donde debe dirigirse el mensaje; en este tipo de figuras no prevalece el contenido, un programa y mucho menos el compromiso verdadero de cristalizar las aspiraciones de los millones de ciudadanos que un momento dado lograron cautivar. Son maquinas entrenadas para cautivar pero no para transformar la sociedad; de allí que no fue casual que entre la literatura recomendada para los dirigentes del naciente MVR en el 1997, estuviese el libro MI LUCHA de Adolfo Hitler.

Los revolucionarios que hoy en día integramos VANGUARDIA POPULAR jamás lo hemos apoyado, puesto que ya conocíamos de sus ambiciones y maniobras durante las conspiraciones del 1992 (tal como lo explico en el libro Relatos de un subversivo); pero no puedo dejar de valorar su astucia y perversidad cuando utiliza el deseo de cambio de la población, su repudio a las cúpulas del pasado y hasta sus necesidades, en aras de sostenerse en el poder. Sin embargo, el pueblo sigue en la búsqueda de un nuevo paradigma político-social, independientemente que Chávez no haya cumplido con los cambios ofrecidos, no se haya ocupado de sus responsabilidades gerenciales y sea un factor de división de la ciudadanía; puesto que es un neoliberal disfrazado de revolucionario, ya que ha entregado nuestra soberanía a las transnacionales, a pesar que siempre busca ocultarlo, asumiendo conflictos verbales con Estados Unidos y otras figuras emblemáticas del mundo.

El triunfo de un militarista como Chávez, es el resultado de la crisis en la dirigencia del país, donde el pragmatismo o el oportunismo ha estado presente en la mayoría de la dirigencia política; puesto que se respaldaba a ciertas figuras, dado a su simpatía ante el electorado y no por sus planes para transformar o mejorar la sociedad; originando análisis superficiales, aumento de los dirigentes políticos y no de lideres, de formación teórica o política escasa, un clientelismo que sustituyó a la militancia identificada con planes para el desarrollo, entre otras deformaciones que hay que corregir urgentemente; de allí que nuestra crisis como nación ha obedecido a la perdida de valores y de compromiso con los intereses de la mayoría. Cuestión que debe corregirse con el respaldo de dirigentes que representen la honradez, comprometidos con las necesidades de los mas pobres, que unan y con capacidad gerencial.

Desmontar esta falsa revolución pasa por un reacomodo de las fuerzas políticas y sociales, puesto que la mayoría no se siente representada en el gobierno, pero se niega regresar al pasado. De allí mi llamado a los militares nacionalistas, empresarios honestos, amas de casas, estudiantes, obreros, intelectuales progresistas, a los revolucionarios auténticos, y al pueblo en general, para unir esfuerzos en aras de cristalizar una verdadera democracia, que tenga como norte la solución de los problemas sociales; que eleve la capacidad productiva a través de la industrialización de la nación; donde el populismo se quede atrás; donde nos convirtamos en una potencia agropecuaria, y un sin fin de anhelos que solo será posible con la decidida participación de los ciudadanos honestos y comprometidos con el interés colectivo.

Desde su arribo al poder, Chávez ha aumentado la deuda externa, ha incrementado la dependencia con las transnacionales, aumentó la recaudación de impuestos a una población con bajo poder adquisitivo; las inversiones extrajeras se siguen concentrando en la extracción de materias primas y energéticas; la corrupción es mayor; el desempleo y el subempleo se acrecientan; la delincuencia se hace incontrolable; la persecución política es una política de Estado, etc. Mientras aplica políticas neoliberales utiliza como distracción la conflictividad y escándalos permanentes; de allí que los verdaderos revolucionarios, demócratas y nacionalistas, debemos unirnos para salir de estos falsos revolucionarios, ya que este gobierno militarista, autoritario, neoliberal y oportunista, ha fracasado ante los anhelos de cambio de los venezolanos.