El socialismo chavista
Por: Orlando Ochoa
El proyecto de Ley de Propiedad Social aspira a establecer las bases de una economía socialista, bajo un interconectado sistema de organización política y económica comunal que debilita a los municipios y gobernaciones (y está fuera de la Constitución). Según el primer plan socialista 2007-2012, la nueva economía socialista incluyendo empresas estatales, viejas y en vías de nacionalización, debe crecer y cambiar las relaciones sociales de producción, mientras la actividad económica privada debe declinar, hasta llegar a un punto de irrelevancia, o simple complementariedad a las principales actividades de empresas socialistas, estatales y comunales.
La economía actual tiene grandes distorsiones por inflación anual de 30%, sobrevaluación cambiaria cercana al 100%, diferencial con el tipo de cambio paralelo de más de 200%, politización y colapso de empresas estatales, generalizada especulación financiera, cambiaria y corrupción, contrabando de combustible, oro, aluminio y alimentos básicos (para aprovechar enormes ganancias derivadas del control cambiario y de precios) y esto no le dice nada a Jorge Giordani, Jesús Faría y otros ideólogos del socialismo-marxista-chavista del siglo XXI. Los perversos incentivos que se derivan de la economía de la especulación, la corrupción y la traición de los intereses nacionales (negocios de petróleo y minerales para el enriquecimiento cívico-militar) no perturban sus sueños comunales. Según ellos el hombre nuevo surgirá a pesar de estos incentivos al rentismo y al robo, los cuales benefician a la egoísta y codiciosa cúpula en el entorno presidencial, avocada a la explotación sistemática de estas distorsiones con testaferros, operadores empresariales y financieros. Al final, será la boliburguesía fascista la que moldeará al hombre nuevo rico.
Conceptualmente, tampoco comprenden los ideólogos que el funcionamiento de los mercados, abiertos o negros, crean los incentivos que motivan a los hombres en economías capitalista o socialistas. Mientras las primeras, aún con serias fallas, logran acumular conocimiento, capital y riqueza, las últimas acumulan poder político autoritario hasta el delirio, en quienes se auto-designan jefes de la clase proletaria, sin contra-balance de poderes públicos y en medio de la miseria.
El proyecto de Ley de Propiedad Social aspira a establecer las bases de una economía socialista, bajo un interconectado sistema de organización política y económica comunal que debilita a los municipios y gobernaciones (y está fuera de la Constitución). Según el primer plan socialista 2007-2012, la nueva economía socialista incluyendo empresas estatales, viejas y en vías de nacionalización, debe crecer y cambiar las relaciones sociales de producción, mientras la actividad económica privada debe declinar, hasta llegar a un punto de irrelevancia, o simple complementariedad a las principales actividades de empresas socialistas, estatales y comunales.
La economía actual tiene grandes distorsiones por inflación anual de 30%, sobrevaluación cambiaria cercana al 100%, diferencial con el tipo de cambio paralelo de más de 200%, politización y colapso de empresas estatales, generalizada especulación financiera, cambiaria y corrupción, contrabando de combustible, oro, aluminio y alimentos básicos (para aprovechar enormes ganancias derivadas del control cambiario y de precios) y esto no le dice nada a Jorge Giordani, Jesús Faría y otros ideólogos del socialismo-marxista-chavista del siglo XXI. Los perversos incentivos que se derivan de la economía de la especulación, la corrupción y la traición de los intereses nacionales (negocios de petróleo y minerales para el enriquecimiento cívico-militar) no perturban sus sueños comunales. Según ellos el hombre nuevo surgirá a pesar de estos incentivos al rentismo y al robo, los cuales benefician a la egoísta y codiciosa cúpula en el entorno presidencial, avocada a la explotación sistemática de estas distorsiones con testaferros, operadores empresariales y financieros. Al final, será la boliburguesía fascista la que moldeará al hombre nuevo rico.
Conceptualmente, tampoco comprenden los ideólogos que el funcionamiento de los mercados, abiertos o negros, crean los incentivos que motivan a los hombres en economías capitalista o socialistas. Mientras las primeras, aún con serias fallas, logran acumular conocimiento, capital y riqueza, las últimas acumulan poder político autoritario hasta el delirio, en quienes se auto-designan jefes de la clase proletaria, sin contra-balance de poderes públicos y en medio de la miseria.
Etiquetas: Análisis Económico
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