La gran coalición
Por: Oswaldo Álvarez Paz
correo: oalvarezpaz@gmail.com
La preocupación es mundial. A los suramericanos y particularmente a los países andinos, nos toca muy de cerca. Una izquierda retrograda, inspirada en lo peor del marxismo-leninismo, del castro-comunismo cubano, en las trágicas experiencias de Guevara, en el maoísmo chino y en algunas otras realidades, se combina con estructuras del crimen organizado para subvertir el orden regional y mundial. Una gran alianza para regresar a décadas pasadas, de oprobio y violencia. Es una realidad. Tiene organizaciones que desde gobiernos u oposiciones, trabajan para alcanzar sus maléficos fines. Disponen de recursos infinitos provenientes del dinero negro que maneja a su antojo Hugo Chávez, del narcotráfico en las diversas etapas del negocio, del lavado de dinero de origen ilegal, del tráfico de armas, del contrabando y de cuanto puede generar la audacia de los protagonistas del proceso.
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Regresamos a finales de los cincuenta, a los sesenta, a los setenta. La misma retórica anti-yankee, el discurso de los “no alineados”, la alianza América del Sur con África, el Sur explotado contra el Norte explotador, la satanización del mundo hebreo y la santificación de los islámicos radicales. Revolución para liberar a los explotados del mundo. Es la revancha de los derrotados de entonces. Plantean la lucha en términos de guerra existencial contra los valores y principios fundamentales de nuestra cultura. Consiguen aliados. A veces encubiertos disfrazados de “interés nacional”, en ocasiones abiertamente como es el caso de Irán y el grupo de forajidos identificados como tales a nivel internacional.
Regresamos a finales de los cincuenta, a los sesenta, a los setenta. La misma retórica anti-yankee, el discurso de los “no alineados”, la alianza América del Sur con África, el Sur explotado contra el Norte explotador, la satanización del mundo hebreo y la santificación de los islámicos radicales. Revolución para liberar a los explotados del mundo. Es la revancha de los derrotados de entonces. Plantean la lucha en términos de guerra existencial contra los valores y principios fundamentales de nuestra cultura. Consiguen aliados. A veces encubiertos disfrazados de “interés nacional”, en ocasiones abiertamente como es el caso de Irán y el grupo de forajidos identificados como tales a nivel internacional.
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Los protagonistas se parecen. Son comunistas, musulmanes fundamentalistas, o sin serlo, todos tienen vocación totalitaria, autocrática y dictatorial. Son enfermos incurables de tiranía. Cuando gobiernan destruyen el orden jurídico o lo desconocen, mientras construyen el marco legal apropiado. Donde no gobiernan, erosionan la democracia, juegan a la desestabilización y preparan el zarpazo en contra de las instituciones.
Los protagonistas se parecen. Son comunistas, musulmanes fundamentalistas, o sin serlo, todos tienen vocación totalitaria, autocrática y dictatorial. Son enfermos incurables de tiranía. Cuando gobiernan destruyen el orden jurídico o lo desconocen, mientras construyen el marco legal apropiado. Donde no gobiernan, erosionan la democracia, juegan a la desestabilización y preparan el zarpazo en contra de las instituciones.
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Necesitamos una gran coalición mundial de quienes compartimos esos principios y valores amenazados. Desde la izquierda moderna, progresista y sensata hasta la derecha de características similares. Estos sectores deben tener el centro democrático como ancla. La democracia es el centro.
Necesitamos una gran coalición mundial de quienes compartimos esos principios y valores amenazados. Desde la izquierda moderna, progresista y sensata hasta la derecha de características similares. Estos sectores deben tener el centro democrático como ancla. La democracia es el centro.
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