Drama Eléctrico Nacional : Caos Avisado

Por: Victor Poleo Uzcátegui
Rueda de Prensa / 20.01.10

Ley Electrica. Durante 1999, primer año de la actual administración, el entero Sector Eléctrico venezolano (autoridades, empresas y el colegiado de profesionales y trabajadores) debatió intensa y extensamente su Ley del Servicio Eléctrico (aprobada en la primera Ley Habilitante, Noviembre 1999), su primera Ley en 110 de años de Industria Eléctrica en Venezuela.

Alí Rodríguez, entonces ministro de Energía y Minas (1999-2000), hubo de conocer por fuerza la naturaleza y complejidad de la Industria Eléctrica, y como Gobierno que fuimos comprometimos en la Ley una política eléctrica a largo plazo en el Ministerio de Energía y Minas (de Energía y Petróleo desde 2003).

La política eléctrica en cuestión iniciaría con la separación de las actividades de generación, transmisión y distribución en las empresas eléctricas, estatales y privadas por igual. La generación y desarrollos hidroeléctricos en el (Bajo y Alto) Caroni y en los Andes permanecen en manos del Estado, al igual que la nueva Empresa Nacional de Transmisión (abortada) formada con base en los activos estatales de líneas de transmisión en voltajes superiores a 230 kV (EDELCA, CADAFE y ENELVEN). Las centrales termoeléctricas en manos de CADAFE se subastarían a empresas eficientes con capacidad de inversión, mientras que los combustibles termoeléctricos (gas, diesel, fueloil, orimulsión, carbón) permanecen en manos de la Nación (PDVSA). La distribución eléctrica se entregaría progresivamente a los usuarios eléctricos, razón de ser del servicio eléctrico. CADAFE, en definitiva, habría de desaparecer en el tiempo y con ella sus ineficiencias corporativas acumuladas desde mediados de los años 80, cuando cumplió a cabalidad su misión de electrificar un 90% de las poblaciones de más de 5.000 habitantes.

Dos instituciones estatales habrían de arbitrar mercados y precios. El Centro Nacional de Gestión (antes OPSIS) se ocupa del despacho económico hidro:termo, el arte de optimizar en el tiempo la mezcla de barriles de agua del Caroni (aleatorios) con barriles termoeléctricos (deterministas). El Consejo Nacional de Energía Eléctrica (CNEE nunca creado) habría de cuidar los derechos económicos de los usuarios y proponer tarifas eléctricas a la consideración del Ejecutivo.

A 10 años de esta fallida política eléctrica, Alí Rodríguez es hoy ministro de Electricidad (2010) y ha de enfrentar el reto de conjurar una crisis eléctrica irreversible y ya predecible desde finales de los años 90, crisis eléctrica agravada desde 2003 por un gobierno que desprofesionalizó y militarizó la conducción del Sector Eléctrico, amén de instituir practicas de malversación, despilfarro y corrupción.

En tal contexto, Alí Rodríguez tiene en su haber un conjunto de equivocas decisiones políticas que han causado infinito daño al Sector Energía venezolano.

En 2000, el ministro de Energía Alí Rodríguez fue artífice de la desnacionalización de la Electricidad de Caracas, el capital nacional de más vieja data en Venezuela (1890) y cuya conformación accionaria descansaba mayoritariamente en sus empleados y usuarios. La ilegal compra de la EDC por la transnacional americana AES Corporation devino en la expoliación de la Corporación EDC durante 7 años, cuando fuera gobiernizada en 2007 por gracia de la compra de sus bienes en litigio por la Nación, como quiera que el TSJ admitió en 2006 una demanda que impugnara la hostil Oferta Pública de Acciones por AES.

En 2003, el entonces presidente de PDVSA Alí Rodríguez descapitalizó de conocimientos a PDVSA y a la Nación, liquidando 100 años de conocimientos acumulados en 20.000 profesionales en geología y geofísica, ingeniería de yacimientos y de refinación, operación y planificación de la Industria Petrolera nacional. El balance de aquella criminal decisión se materializa hoy en la declinación de la producción nacional del gas, crudos y productos de refineria, materia prima para la generación termoeléctrica.

También en 2003, el entonces presidente de PDVSA Alí Rodríguez asesinó la Orimulsión, un combustible termoeléctrico todo venezolano (invención y patentes) y solo venezolano (Campo Faja del Orinoco). Bajo la acientífica asesoría de un cierto B. Mommer, Alí Rodríguez engatilló el fracaso de la política petrolera “socialista”.

Es válido conjeturar, en consecuencia, acerca del rol asignado por La Habana a Alí Rodríguez en continuar la destrucción del Sector Eléctrico venezolano, antes que re-profesionalizarlo y así rescatarlo y salvar a la Nación de su actual tragedia y, de mayor importancia, en aras de detener la cubanización de la Sociedad y de la Economía venezolanas.

Así las cosas, el vitalicio planificador mayor J. Giordani ha por igual contribuido significativamente a esta tragedia signada por la anti-planificación del Sector Eléctrico.

No ignora Giordani que el Sector Eléctrico no tolera el ensayo y error, que si algún servicio precisa de una cuidadosa planificación a 30 años es el servicio eléctrico. Planes hubo y de muy buena calidad, como quiera que de muy buena calidad es la escuela de planificación del Sector Eléctrico instituida desde los años 50. Hubo, en particular, un plan de transición de hidro a termo-electricidad 2000-2010, quid de los proyectos identificados en generación y transmisión, pero no ejecutados (re.: M. Lara).

Por demás, Giordani es responsable de la coordinación de los recursos asignados al Sector Eléctrico, que los hubo y abundantes.

Es nuestra estimación en progreso que durante el horizonte 1999-2009 los dineros asignados al Sector Eléctrico se ubican en el orden de, al menos, $50 mil millones, según sigue:

1 Presupuestos fiscales ordinarios $7 mil millones

2 Asignaciones adicionales $700 millones

3 Factura eléctrica $27 mil millones

4 Gastos otros (preliminar) $15 mil millones

Es nuestra conjetura que $70 de cada $100 asignados a proyectos de generación y transmisión fueron malversados y despilfarrados y, como tales, se explican como crisis inducida para capturar renta petrolera por gracia de delitos de corrupción.

Rafael Ramírez, presidente de PDVSA y ministro de Energía desde 2003, emerge como engranaje de malversación de dineros eléctricos (y no solo), en su condición de oficinista bancario de Miraflores, siendo el Presidente de la República, in eligendo, el responsable último de la crisis eléctrica en marcha.

La Sociedad tiene en sus manos conjurar la crisis eléctrica, no otra que activar un cambio político.