Irán: La Nueva Dictadura Nuclear
Por: Julio César Pineda
Irán es la expresión de una dictadura teocrática violadora de derechos fundamentales
Con motivo del 31 aniversario de la revolución iraní el Gobierno persa anunció al mundo la producción de uranio enriquecido al 20%, y la capacidad de elevarlo al límite necesario para producir armas nucleares de hasta un 80%. Irán esta próxima a ser la décima potencia nuclear del planeta, y la quinta en haber logrado el dominio del átomo en escala militar al margen de los miembros del Consejo de Seguridad.
Teherán no puede argumentar la exigencia de reactores para producción de electricidad, porque es el segundo país de la OPEP y el segundo productor mundial de gas. Irán visualiza el interés militar del átomo en los reactores y en las centrifugadoras para obtener la masa critica necesaria en una ojiva nuclear que puesta en un misil puede llegar en el caso de Israel en diez minutos, Irán ya ha demostrado dominar la tecnología de los misiles.
El pasado jueves Ahmadinejad proclamo "Irán es ya un Estado nuclear", esto ha encendido las alarmas en todo el sistema internacional más allá de las preocupaciones de Israel y de Washington, que realmente temen a un Irán nuclear, son los 23 países de la Liga Árabe en su mayoría gobiernos sunitas que siempre han estado alertas ante el espíritu hegemónico de los persas, en el caso de Irán el único Gobierno totalmente chiíta de la región. Es lo que explica la inmediata respuesta de Washington al enviar a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en visita oficial a los países árabes, para garantizar la alianza y la protección ante cualquier agresión de Irán y tranquilizar a Israel por cualquier ataque preventivo contra Teherán.
La Organización Internacional de Energía Atómica desde su creación en 1957 promueve el uso pacífico de la energía nuclear, pero busca impedir su uso militar, el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares prohíbe la proliferación atómica y en nuestro caso en América Latina desde la firma del Tratado de Tlatelolco los Estados se han comprometido a rechazar cualquier actividad bélica nuclear. El Gobierno dictatorial de Ahmadinejad ha dejado de lado todas las recomendaciones de la ONU de la OIEA y del TNP, por eso en las distintas instancias frente a posibles sanciones de la comunidad internacional Teherán se ha quedado aislado, sin ningún apoyo del mundo árabe, por América Latina solo lo respalda Venezuela.
Muchos especialistas al referirse a la crisis nuclear iraní señalan que podría generar la Tercera Guerra Mundial por sus consecuencias a corto y largo plazo en la región y en el mundo, profundizaría las contradicciones y confrontaciones en el Medio Oriente, extendería la amenaza terrorista con la proyección de la guerra asimétrica que el Islam extremista inició el 11 septiembre de 2001 y rompería el frágil equilibrio energético con graves consecuencias para el mundo occidental y las grandes economías emergentes.
Es posible que esta Tercera Guerra Mundial opondrá a Occidente y sus aliados europeos, además de Japón y la India, frente a una alianza de Irán, países musulmanes y la China. Hemos señalado que diferentes países árabes por el temor tradicional a Persia y por intereses económicos estarían al lado de Occidente, al menos en decisiones de sus gobiernos, aunque divididos sus pueblos. Se interroga por la actitud que podría tomar Rusia. América Latina se mantendría al margen, salvo los acuerdos de los Estados del ALBA con el régimen iraní. Argentina y Brasil con grandes avances en el área nuclear y reactores atómicos han votado contra Irán en las instancias internacionales y han roto su cooperación con ese país, particularmente Argentina que tradicionalmente otorgaba tecnología atómica a Irán.
Esta crisis mundial originada por Irán tiene que entenderse luego del triunfo electoral de los ultraconservadores. Con la elección de Mahmoud Ahmadinejad como presidente, Irán cambió de destino, se frenó el proceso de democracia y derechos humanos iniciado por el ex presidente Khatami en la política interna, y rompió la tesis del diálogo de cultura y civilizaciones para afirmar la confrontación en lo ideológico y en lo político con Estados Unidos y el Occidente, pero también con el mundo árabe y el Islam sunita.
Venezuela debería estar al margen de esta dialéctica confrontacional, como los gobiernos responsables y democráticos del continente. Irán no solo representa lo apocalíptico de la amenaza nuclear, sino que hoy es la expresión de una dictadura teocrática violadora de derechos fundamentales.
Teherán no puede argumentar la exigencia de reactores para producción de electricidad, porque es el segundo país de la OPEP y el segundo productor mundial de gas. Irán visualiza el interés militar del átomo en los reactores y en las centrifugadoras para obtener la masa critica necesaria en una ojiva nuclear que puesta en un misil puede llegar en el caso de Israel en diez minutos, Irán ya ha demostrado dominar la tecnología de los misiles.
El pasado jueves Ahmadinejad proclamo "Irán es ya un Estado nuclear", esto ha encendido las alarmas en todo el sistema internacional más allá de las preocupaciones de Israel y de Washington, que realmente temen a un Irán nuclear, son los 23 países de la Liga Árabe en su mayoría gobiernos sunitas que siempre han estado alertas ante el espíritu hegemónico de los persas, en el caso de Irán el único Gobierno totalmente chiíta de la región. Es lo que explica la inmediata respuesta de Washington al enviar a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en visita oficial a los países árabes, para garantizar la alianza y la protección ante cualquier agresión de Irán y tranquilizar a Israel por cualquier ataque preventivo contra Teherán.
La Organización Internacional de Energía Atómica desde su creación en 1957 promueve el uso pacífico de la energía nuclear, pero busca impedir su uso militar, el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares prohíbe la proliferación atómica y en nuestro caso en América Latina desde la firma del Tratado de Tlatelolco los Estados se han comprometido a rechazar cualquier actividad bélica nuclear. El Gobierno dictatorial de Ahmadinejad ha dejado de lado todas las recomendaciones de la ONU de la OIEA y del TNP, por eso en las distintas instancias frente a posibles sanciones de la comunidad internacional Teherán se ha quedado aislado, sin ningún apoyo del mundo árabe, por América Latina solo lo respalda Venezuela.
Muchos especialistas al referirse a la crisis nuclear iraní señalan que podría generar la Tercera Guerra Mundial por sus consecuencias a corto y largo plazo en la región y en el mundo, profundizaría las contradicciones y confrontaciones en el Medio Oriente, extendería la amenaza terrorista con la proyección de la guerra asimétrica que el Islam extremista inició el 11 septiembre de 2001 y rompería el frágil equilibrio energético con graves consecuencias para el mundo occidental y las grandes economías emergentes.
Es posible que esta Tercera Guerra Mundial opondrá a Occidente y sus aliados europeos, además de Japón y la India, frente a una alianza de Irán, países musulmanes y la China. Hemos señalado que diferentes países árabes por el temor tradicional a Persia y por intereses económicos estarían al lado de Occidente, al menos en decisiones de sus gobiernos, aunque divididos sus pueblos. Se interroga por la actitud que podría tomar Rusia. América Latina se mantendría al margen, salvo los acuerdos de los Estados del ALBA con el régimen iraní. Argentina y Brasil con grandes avances en el área nuclear y reactores atómicos han votado contra Irán en las instancias internacionales y han roto su cooperación con ese país, particularmente Argentina que tradicionalmente otorgaba tecnología atómica a Irán.
Esta crisis mundial originada por Irán tiene que entenderse luego del triunfo electoral de los ultraconservadores. Con la elección de Mahmoud Ahmadinejad como presidente, Irán cambió de destino, se frenó el proceso de democracia y derechos humanos iniciado por el ex presidente Khatami en la política interna, y rompió la tesis del diálogo de cultura y civilizaciones para afirmar la confrontación en lo ideológico y en lo político con Estados Unidos y el Occidente, pero también con el mundo árabe y el Islam sunita.
Venezuela debería estar al margen de esta dialéctica confrontacional, como los gobiernos responsables y democráticos del continente. Irán no solo representa lo apocalíptico de la amenaza nuclear, sino que hoy es la expresión de una dictadura teocrática violadora de derechos fundamentales.
Etiquetas: nuclear, terrorismo
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