Destrucción y privatización de PDVSA

Por: José Rafael López Padrino

Venezuela sufre las consecuencias de un capitalismo de Estado errático e improvisado, el cual ha generado una elevada y crónica inflación, una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, el colapso de la industria nacional, un galopante desempleo, y una privatización perversa de PDVSA como parte de una estrategia geopolítica del régimen para con el imperio.

La estatal petrolera en todos estos años de desgobierno socialfascista bolivariano ha sido sometida a una política de desinversión infame, al utilizar e gran medida sus ingresos para subsidiar: 1- las migajas sociales que el régimen distribuye con fines políticos en los sectores mas pobres de la población (misiones, Mercal, Pdval, etc.), 2- los controles cambiarios y de precios, 3- el gasto público, 4- el gasto corriente a gobiernos que apoyan al autócrata y 5- el surgimiento de una boliburguesía corrupta y explotadora.

PDVSA pasó de ser una de las multinacionales energéticas más importantes a nivel mundial en el 1999, a una empresa abrumada y colapsada financieramente en el 2010. Con deudas operativas que superan los $23 mil millones, con pagos pendientes por más de $20 mil millones para la cancelación de las empresas recientemente expropiadas y otros miles de millones más por concepto de pasivos laborales que, juntos, superan los 55 mil millones de dólares. Reflejo de su colapso, es que PDVSA registró una caída brusca cercana al 69% en sus ganancias operativas durante el 2009. Igualmente debió cancelar cientos de millones de doláres por concepto de compras de crudos y productos refinados (gasolina, gas-oil, etc.) a terceros, ante su incapacidad de producirlos en Venezuela y poder satisfacer compromisos adquiridos en los mercados Nacionales e Internacionales.

Además, PDVSA ha perdido casi 1.3 millones de barriles diarios en su capacidad de producción. Disminución que responde a que los viejos yacimientos tienen una tasa de declinación entre 20-24 por ciento por año, y las inversiones han sido insuficientes en los últimos años para revertir este proceso. A pesar de que el tte coronel ha repetido una y mil veces en sus falaces peroratas, que la PDVSA bolivariana produce 3 millones de barriles diarios, y que hoy es “más independiente de lo que ha sido durante sus 34 años de existencia”, la realidad es muy distinta: la estatal petrolera produce solo 2.29 millones de barriles diarios de acuerdo a las estadisticas de la OPEP (Marzo 2010), incluyendo el aporte de 1.2 millones de barriles diarios provenientes de las empresas mixtas según Latin American Energy, Oil & Gas (Petroleumworldve.com). Paradójicamente PDVSA hoy depende más que nunca de la tecnología de las transnacionales para mantener su nivel de producción; el cierre técnico del Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, demuestra que la tan cacareada “Soberanía Tecnológica” no pasa de ser una mentira más con la que el gobierno nacional pretende engañar a los venezolanos.

Han transcurrido más de 8 años de la promulgación de la Ley Orgánica de Hidrocarburos (13-11-2001), la cual de paso le dio el piso jurídico para la creación de las leoninas empresas mixtas (La participación de capital privado se consagra en el Decreto Ley, mediante la posibilidad de integrarse en la constitución de empresa mixtas para la realización de actividades primarias) y no se ha producido un solo barril nuevo de petróleo, ni se ha construido una nueva refinería, ni una nueva planta petroquímica en Venezuela. PDVSA marcha aceleradamente hacía su privatización mediante la constitución de las empresas Vale la pena comentar que la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional aprobó el pasado 10-03-2010, la conformación de una nueva empresa mixta en asociación con el Consorcio Nacional Petrolero Ruso (Rosneft, Surgutneftegaz, LUKOIL, Gazprom Neft y TNK-BP) donde se estableció el desarrollo de sus actividades en el yacimiento de petróleo Junín 6 en la Faja Petrolífera de Orinoco durante 25 años, con la posibilidad de una extensión por otros 15 años más, lo que equivaldría a una vigencia por 40 años del presente contrato (los convenios con las otras empresas han sido por 20 años, pero sin extensión). Además, se aprobaron rebajas en las regalías y en el Impuesto de Extracción previsto en la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Esta es la cara oculta de la “soberanía petrolera bolivariana” que impulsa el comandante tropical con vocación despótica, y autoritaria en contubernio con las transnacionales norteamericanas, rusas, chinas, españolas, etc.

Se han cumplido más de 4 años del anuncio del “Plan Siembra Petrolera” (8-08-2005), el cual fue concebido con una inversión de 56 mil millones de dólares, dividido en seis ejes fundamentales: Cuantificación y certificación de las reservas, Proyecto Orinoco (desarrollo de la Faja), Proyecto Delta-Caribe, Refinación, Infraestructura e Integración. La realización del mismo contemplaba la perforación de pozos exploratorios, de pozos productores y la reparación de muchos otros inactivos, a fin de elevar la producción a 4.5 millones de barriles diarios para el 2009, y ser extendido a 5.8 millones de barriles diarios en el 2012. Ello implicaba un aumento de 650 mil barriles diarios como mínimo por año, más otros 150 mil barriles diarios para compensar la declinación natural de los yacimientos (un 5% en el mejor escenario). Sin embargo, la ampliación de nuestra capacidad de refinación incluida en el plan, no se llevó a cabo (la producción es hoy de 2,3 millones barriles diarios, equivalente a los niveles de 1991), como tampoco se produjeron los 21.000 barriles diarios de etanol también incluidos en el proyecto. En definitiva un total fraude.

Nada más falso que el antiimperialismo del tte coronel. Constituye su muletilla electoral para alimentar un discurso demagógico para el público de galería. PDVSA se cae a pedazos, los trabajadores petroleros son atropellados por los adoradores del hiperlider, la faja petrolera del Orinoco ha sido entregada a las transnacionales. Jamás en la historia gobierno alguno, había asumido una política tan antinacional, ni cuando la dictadura de Gómez o Pérez Jiménez. Que difícil les debe resultar a los Brito García, Roberto Hernández y demás intelectuales tarifados del proceso explicar el socialismo bolivariano del siglo XXI.