Economía con pies de barro

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Por: José Rafael López Padrino

Las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), reflejan el desastre económico y social que vive el país, producto del desgobierno del tte coronel y su grupete militar-civil bolivariano. El Producto Interno Bruto (PIB), es decir la suma de todos los bienes y servicios que produce un país, se contrajo en un 5,8% en el primer trimestre del 2010, (aunque fuentes no gubernamentales señalan que fue del 7,8%). Según estos datos del BCV, el nivel alcanzado por el PIB en el primer trimestre del 2010, sólo es comparable al existente a mediados del 2006. Es decir, que no estamos en presencia sólo de un retroceso con respecto al año anterior, sino que tenemos un salto atrás equivalente a cuatro años, en materia de producción interna. Resulta paradójico que si los precios del crudo están en un valor promedio de $ 71 el barril, un 85% aproximadamente por encima de como estaban hace un año, la economía de un país petrolero como Venezuela esté sufriendo las terribles consecuencias de una estanflación (recesión+inflación). No olvidemos que el país tiene la inflación más alta del continente y una de las más elevadas a nivel mundial (inflación acumulada 30,4% fuente del BCV). Pero además las cifras del BCV indican que el consumo promedio de la población descendió en un 5,9%, (más severo en los sectores débiles económicamente), la inversión pública se desplomó en un 28%, al igual que cayeron los sectores generadores de empleo como la manufactura (-9,9%), comercio (-11,6%), la construcción (-7,8%) y la actividad petrolera (-5%). Ni hablar del colapso de la agricultura la cual fue omitida en la lista del BCV, y que según los expertos en la materia cayó estrepitosamente (-25%), resultado de una política oficial que aniquila la producción nacional y obliga a importaciones masivas de insumos que antes nos abastecíamos internamente (carne roja y blanca, café, arroz, leche, maíz caraotas, aceite, azúcar, etc.). El propio gobierno ha reconocido que se han importado más 8 millones de toneladas de alimentos (desde el 2003), para atender las necesidades de los venezolanos. Con estas cifras de importaciones, nos preguntamos ¿Donde esta la seguridad alimentaria que tanto menciona el tte coronel?

Ante este tsunami económico, el analfabeta de Miraflores declaró: “la caída del PIB es una consecuencia de la caída del modelo capitalista”, y remató afirmando que la “inflación y escasez de alimentos son consecuencia exclusiva de la especulación y del acaparamiento”. Quien en el pasado se ufanaba del PIB para cantar los avances de su proyecto cuartelario, ahora lo desprecia y señala que no le importa si crece o decrece. Además, pretende evadir su responsabilidad de este colosal fracaso económico, señalando a terceros de ser los culpables del naufragio. El bufón de Sabaneta cree que los venezolanos somos uno imbéciles.

Este colapso económico ha ocurrido, a pesar de la inmensa masa monetaria que el Estado venezolano ha recibido por concepto de la renta petrolera: 455.336 mil millones de dólares (período 1999-2009) según estimaciones del Centro de Investigaciones Económicas (CIECA). A pesar de estos ingresos, el régimen ha continuado endeudándose (interna y externamente) en forma irresponsable. La deuda interna se incrementó de 2.530 millones de bolívares fuertes (1998) a 65 mil millones de bolívares fuertes al cierre del primer trimestre del 2010. La deuda externa ha tenido igual suerte, de 22 mil millones de dólares (1999), se elevó a 52.568 millones de dólares (31.168 de la República y 21.400 de PDVSA) al cierre del 2009, alcanzando la cifra de 61.626 millones de dólares al finalizar el primer trimestre del 2010.

Además, el gobierno ha contraído nuevos préstamos, sin que los mismos hayan sido aprobados por el bosque de manos alzadas de la Asamblea Nacional. Nos referimos al préstamo 20 mil millones de dólares por parte del Gobierno Chino, los cuales serán pagados con cien mil barriles diarios de petróleo durante los próximos diez años. Una operación semejante fue realizada con Japón, hace pocos años, por tres mil millones de dólares, pagaderos con petróleo a futuro. Con estas acciones clandestinas el fachochavismo sigue hipotecando una parte de nuestro petróleo durante los próximos diez años. Es necesario recordar que estas operaciones están prohibidas por la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público (23-42009) que en su artículo 93 reza: “No se podrán contratar operaciones de crédito público con garantías o privilegios sobre bienes o rentas Nacionales, Estadales o Municipales”. Y todavía el iletrado de Miraflores tiene la desfachatez de hablarnos de soberanía petrolera.

Habría que añadir que desde el 2005 hasta abril del 2010, el régimen ha invertido aproximadamente 393.952 millones de dólares en el financiamiento de programas de viviendas, construcción y pavimentación de carreteras, fabricas y hasta bonos salariales (caso de los empleados públicos en Nicaragua) en países amigos a través del ALBA y otros medios. En ese monto no están incluidos los 59 millones de barriles que Venezuela ha suministrado a Petrocaribe, y otras “ayudas” no oficializadas, como los “maletines solidarios” (caso de Guido Alejandro Antonini). Recursos financieros que pudieron ser invertidos en el país para atender necesidades tan perentorias como les existentes en esos países.

Estamos sufriendo las consecuencias de 11 años de un capitalismo de Estado salvaje. Hoy en día padecemos hiperinflación, devaluación de nuestra moneda, con la subsiguiente pérdida de nuestro poder adquisitivo, disminución de la calidad de vida, 78.000 toneladas -por ahora- de alimentos descompuestos encontrados en contenedores de PDVAL, conculcación de los derechos de los trabajadores, escasez de bienes y servicios, quiebra de las empresas básicas de Guayana, caída del consumo, mayor desempleo, racionamientos de electricidad y de agua, mayor insalubridad, por causa de la negligencia del Estado, lo que ha permitido la reaparición de brotes de enfermedades endémicas como el Mal de Chagas, Dengue, Paludismo, Malaria, Leishmaniasis etc. Esta es la verdadera cara de la fachorevolución bolivariana, una gran estafa política y social, un proyecto cuartelario que se autotitula marxista, sin que su hiperlíder haya leído a Marx, que nos habla de socialismo, cuando en realidad apuntala a un capitalismo de Estado depredador.