Apocalipsiis: Delirios cubano-venezolanos
Por: Fran Ruiz - La Crónica de Hoy
Fuente: http://www.cronica.com.mx
No sé qué resulta más preocupante: que Fidel Castro anuncie el estallido de una guerra nuclear inminente, concretamente antes de que acabe este domingo el Mundial de Sudáfrica, o que el diario oficial del régimen cubano, Granma, lo publique en portada como primera noticia.
Que un anciano de 84 años, que ha vivido épocas de gloria como líder revolucionario y que logró mantenerse como nadie en el poder durante 50 años, pese a múltiples intentos para acabar con su vida, que un viejo enfermo, insisto, empiece a su edad a tener visiones catastrofistas del mundo o todo tipo de conspiraciones internacionales en su contra, es dentro de lo que cabe normal, ya sea porque se aburre de estar en pijama todo el día o porque tiene síntomas de demencia senil; lo que no es tan normal es que su hermano Raúl permita la difusión de esos delirios.
Sólo encuentro tres explicaciones a este hecho: que el actual presidente de Cuba dé crédito a ese alarmante anuncio de inminente guerra nuclear, desatada por el conflicto EU-Irán a cuenta del programa atómico que impulsa su amigo Mahmud Ahmadineyad; que Raúl maquiavélicamente quiera acelerar el fin de la influencia de su hermano mayor, permitiendo que sean publicadas sus “reflexiones” tan poco serias; o, por último, que le tiene tanto miedo a su hermano mayor que no es capaz ni de impedir que todo el mundo se entere de sus desvaríos.
Me temo que hay mucho de lo último y quizá algo de lo segundo; lo que está claro es que no hay nada de lo primero. Es difícil de creer que Raúl, que a todo esto guarda silencio, apoye una teoría apocalíptica sin tener pruebas en la mano y con una fecha tan absurda como en vísperas de la final España-Holanda ¿qué pasa, que Obama está enojado porque perdió EU en octavos y va a hacer que pague todo el mundo?
Ocurrencias de viejo senil aparte, la descomposición del Estado comunista cubano va pareja a la de su creador, mientras que su hermano se ve obligado a aflojar un poco la dureza del régimen para que no colapse. El anuncio, el miércoles, de la liberación de 52 presos políticos, todos ellos del Grupo de los 75, por el que las Damas de Blanco han desfilado cada domingo, enfrentándose a las iras de los castristas, es más que un síntoma de clemencia, un síntoma de debilidad. Cuba no puede permitirse el lujo de cortar todas sus relaciones con Europa y convertirse en un mero barco oxidado en aguas del Caribe, mantenido apenas a flote por las migajas que envía el venezolano Hugo Chávez.
Y hablando de delirios, ahora toca hablar precisamente del que afecta a Chávez, no sabemos si contagiado por su idolatrado Fidel Castro o si más bien éste se dejó intoxicar por el venezolano. Lo cierto es que ambos protagonizan un anormal fenómeno simbiótico que está uniendo los destinos de Cuba y Venezuela.
Por increíble que parezca, Chávez, en su paranoia revolucionaria, está convencido de que el futuro mejor para Venezuela ¡es el modelo cubano! La consecuencia de esta locura es una acelerada degradación y empobrecimiento del país con más petróleo de la región, además de una preocupante “cubanización” de todos los sectores del país, incluidas las Fuerzas Armadas.
Este creciente y alarmante intercambio de ideas y recursos entre dos modelos fracasados de gobierno autoritarios es el fenómeno más llamativo en Latinoamérica en la última década. La consecuencia visible de este matrimonio es precisamente la deriva demencial que está afectando a Fidel, sin duda intoxicado por tantas charlas a solas con su “discípulo” Chávez, que con tal de no afrontar los problemas de su país se dedica un día sí y otro también a alertar sobre la inminente guerra de EU o Colombia contra su país.
Me imagino, en cualquier caso, que a estas alturas el octogenario líder revolucionario debe estar ya escondido en un búnker a prueba de bombas atómicas escribiendo su próxima “reflexión”, mientras que el resto de los mortales, que no estamos poseídos por visiones apocalípticas ni tenemos búnker en casa, podemos dejarnos de tonterías y, por ejemplo, disfrutar de una final inédita de la Copa del Mundo y ¿por qué no? de una victoria histórica de España.
fran@cronica.com.mx
Fuente: http://www.cronica.com.mx
No sé qué resulta más preocupante: que Fidel Castro anuncie el estallido de una guerra nuclear inminente, concretamente antes de que acabe este domingo el Mundial de Sudáfrica, o que el diario oficial del régimen cubano, Granma, lo publique en portada como primera noticia.
Que un anciano de 84 años, que ha vivido épocas de gloria como líder revolucionario y que logró mantenerse como nadie en el poder durante 50 años, pese a múltiples intentos para acabar con su vida, que un viejo enfermo, insisto, empiece a su edad a tener visiones catastrofistas del mundo o todo tipo de conspiraciones internacionales en su contra, es dentro de lo que cabe normal, ya sea porque se aburre de estar en pijama todo el día o porque tiene síntomas de demencia senil; lo que no es tan normal es que su hermano Raúl permita la difusión de esos delirios.
Sólo encuentro tres explicaciones a este hecho: que el actual presidente de Cuba dé crédito a ese alarmante anuncio de inminente guerra nuclear, desatada por el conflicto EU-Irán a cuenta del programa atómico que impulsa su amigo Mahmud Ahmadineyad; que Raúl maquiavélicamente quiera acelerar el fin de la influencia de su hermano mayor, permitiendo que sean publicadas sus “reflexiones” tan poco serias; o, por último, que le tiene tanto miedo a su hermano mayor que no es capaz ni de impedir que todo el mundo se entere de sus desvaríos.
Me temo que hay mucho de lo último y quizá algo de lo segundo; lo que está claro es que no hay nada de lo primero. Es difícil de creer que Raúl, que a todo esto guarda silencio, apoye una teoría apocalíptica sin tener pruebas en la mano y con una fecha tan absurda como en vísperas de la final España-Holanda ¿qué pasa, que Obama está enojado porque perdió EU en octavos y va a hacer que pague todo el mundo?
Ocurrencias de viejo senil aparte, la descomposición del Estado comunista cubano va pareja a la de su creador, mientras que su hermano se ve obligado a aflojar un poco la dureza del régimen para que no colapse. El anuncio, el miércoles, de la liberación de 52 presos políticos, todos ellos del Grupo de los 75, por el que las Damas de Blanco han desfilado cada domingo, enfrentándose a las iras de los castristas, es más que un síntoma de clemencia, un síntoma de debilidad. Cuba no puede permitirse el lujo de cortar todas sus relaciones con Europa y convertirse en un mero barco oxidado en aguas del Caribe, mantenido apenas a flote por las migajas que envía el venezolano Hugo Chávez.
Y hablando de delirios, ahora toca hablar precisamente del que afecta a Chávez, no sabemos si contagiado por su idolatrado Fidel Castro o si más bien éste se dejó intoxicar por el venezolano. Lo cierto es que ambos protagonizan un anormal fenómeno simbiótico que está uniendo los destinos de Cuba y Venezuela.
Por increíble que parezca, Chávez, en su paranoia revolucionaria, está convencido de que el futuro mejor para Venezuela ¡es el modelo cubano! La consecuencia de esta locura es una acelerada degradación y empobrecimiento del país con más petróleo de la región, además de una preocupante “cubanización” de todos los sectores del país, incluidas las Fuerzas Armadas.
Este creciente y alarmante intercambio de ideas y recursos entre dos modelos fracasados de gobierno autoritarios es el fenómeno más llamativo en Latinoamérica en la última década. La consecuencia visible de este matrimonio es precisamente la deriva demencial que está afectando a Fidel, sin duda intoxicado por tantas charlas a solas con su “discípulo” Chávez, que con tal de no afrontar los problemas de su país se dedica un día sí y otro también a alertar sobre la inminente guerra de EU o Colombia contra su país.
Me imagino, en cualquier caso, que a estas alturas el octogenario líder revolucionario debe estar ya escondido en un búnker a prueba de bombas atómicas escribiendo su próxima “reflexión”, mientras que el resto de los mortales, que no estamos poseídos por visiones apocalípticas ni tenemos búnker en casa, podemos dejarnos de tonterías y, por ejemplo, disfrutar de una final inédita de la Copa del Mundo y ¿por qué no? de una victoria histórica de España.
fran@cronica.com.mx
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