Chávez agita los frascos de las crisis
Por: José Javaloyes
Fuente: Grupo Atenea - Seeguridad y Defensa
Si existiera una sísmica política como la geológica, con su tectónica de placas, el observatorio de Caracas presentaría en estos momentos una gráfica de fondo capaz de resolverse, a corto plazo, en genuina crisis epocal. En los registros de ese observatorio no sólo se observan los factores internos de la crisis venezolana. También, muy en primer plano, los inferidos de la denuncia colombiana de la presencia en Venezuela de los principales dirigentes de la narcoguerrilla de las FARC y del Eln.
Lo que tampoco es cosa de otro jueves. La subsistencia del narcoterrorismo de la FARC a lo largo de medio siglo, en sincrónico paralelo con el régimen castrista de Cuba, no se podría explicar sin el recurso de tal estrategia de desestabilización a los repliegues de las bandas, cuando el Ejército de Colombia aprieta, más allá de las fronteras colombianas. Acogiéndose al abrigo territorial de los espacios nacionales vecinos. Fronteras de difícil control y complicidades gubernamentales transfronterizas, son garantía cierta de guerrillas perdurables.
Se vio durante los 30 años de la guerra de la Unita de Savimbi contra las FFAA de Angola, guerra que acabó cuando el derrocamiento de la dictadura de Mobutu, asociado con Savimbi en el negocio de los diamantes de ribera, con el que se financiaba el ejército de éste, lo mismo que se financian, con la droga colombiana las FARC, y la "Caja B" de otras guerrillas y algunos Gobiernos del bolivarismo.
Pero esta dependencia del guerrillerismo de las fronteras libres y practicables se había visto mucho antes, acabada la Segunda Guerra Mundial, durante la guerra civil griega. Cuando las tropas del general Papagos pudieron acabar con la guerrilla del comunista Markos, al cerrársele a ésta las fronteras de Grecia con Yugoslavia, Albania y Bulgaria, por orden de Stalin. Presionado por los otros firmantes de los Acuerdos de Yalta, que dividieron las zonas de respectiva influencia en Europa, desde lo cual reclamaron los Estados Unidos y Gran Bretaña que se preservara a Grecia de la presión comunista, dado que la Hélade caía del lado occidental.
El peso real de esta cuestión se ha evidenciado más que nunca con la actual crisis en la relación entre Caracas y Bogotá. Un asunto con el que se despide el presidente Álvaro Uribe antes de entregarle los poderes presidenciales a Juan Manuel Santos, que era su ministro de Defensa cuando, en marzo de 2008, las Fuerzas Armadas colombianas, tras interceptar una conversación telefónica de "Raúl Reyes", jefe efectivo de las FARC tras de la desaparición del mítico "Tirofijo", detectó su presencia y la de su "estado mayor" en territorio ecuatoriano, allende la frontera con Colombia. Los soldados destruyeron el campamento, eliminaron a los escoltas de "Reyes" y se apoderaron de toda la base informática de las FARC. Un botín de guerra con el que se ha tejido el desplome estratégico de la narcoguerrilla y su trabazón política con los Gobiernos afectos de la región.
Con todo esto, más que de continuidad entre las presidencias de Uribe y la de Santos en la gestión del problema de las FARC, habría que hablar de estricto continuismo. Seguirá la batalla y la política a cara de perro, tanto con los narcoterroristas como con las vecindades delicuescentes de Caracas, Quito, La Paz y Managua. Por eso resulta poco menos que obvio el hecho de que en Bogotá se esperara el tipo de reacción habida por parte del régimen venezolano. Esgrime Chávez la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia, y Nicolás Maduro, su ministro de Asuntos Exteriores, se abre de capa para pedir la reconducción política del asunto de las FARC, desistiendo el Estado de Colombia de llevar la guerra con los narcoterroristas hasta sus últimas consecuencias, para embarcarse en un dislate del género practicado en España. Aquel de negociar con ETA cuando ETA se encontraba como se encuentran las Farc ahora, clavada de rodilla y a la espera del planchado que se haga con la activación del plan cooperación con los Estados Unidos. Establecido sobre el principio de la explotación conjunta de siete bases militares en la brega, presumiblemente final, contra la narcoguerrilla y el narcotráfico del que se nutre.
En Venezuela, mientras tanto, la inflación es del 31 por ciento, la recesión continúa, 130.000 toneladas de alimentos se han podrido al son de la chapuza pública y se encaran las elecciones de septiembre con una crisis diplomática doble. Con Colombia y con el Vaticano. El chavismo entra en erupción.
Etiquetas: narcotrafico, terrorismo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home