Necrofilia Facho Chavista
Por: José Rafael López Padrino
La necrofilia, es una perversión sexual que significa atracción por la muerte (o por los muertos). Sin embargo, además de esta definición psiquiátrica, podríamos hablar de una necrofilia política, cuya expresión se encuentra en el nazi-fascismo. Así, la muerte como emblema (calavera sobre unos huesos cruzados) fue utilizada por las SS (Shutz Staffel o Tropas de protección), las cuales después fueron rebautizadas como Stosstrup Hitler (tropas de asalto de Hitler), conocida como “Orden Negra” u “Orden de la Muerte”. Otro ejemplo que podríamos citar fue el grito de “¡Viva la muerte!”, exclamado por Millán Astray, general del ejército fascista español en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, España, en el momento que Miguel de Unamuno dictaba una clase (12-10-1936). Este le respondió: “Acabo de oír el grito necrófilo y sin sentido de ¡Viva la muerte!. Esto me suena lo mismo a que ¡Muera la vida!”, lo cual fue seguido: “!Viva la muerte!”, “!Muera la inteligencia!” por parte del militar fascista.
A partir de la llegada al poder del iletrado de Miraflores y su “robolución” bolivariana, la necrofilia ideológica, es decir el amor por lo muerto y por la muerte, han sido parte de su agenda política. El slogan Patria, Socialismo o Muerte, hoy transformado en saludo militar obligatorio, no es otra cosa que un vulgar culto a la muerte. La exhumación de los restos del Libertador, luego de 134 años de haber sido llevados al Panteón Nacional, constituye una nueva demostración de la necrofilia política que promueve el facho-chavismo del tte coronel.
Los restos del Libertador fueron exhumados, entre gallos y medianoche, sin que existiera la más mínima fundamentación científica que lo justificara. ¿Cuáles han sido las razones para esta infausta profanación? Según el felón de Miraflores, establecer la autenticidad de los restos del Padre de la Patria y dictaminar las causas de su muerte. Primeramente no existen motivos para sospechar que el doctor José María Vargas haya errado al trasladar los restos del Libertador desde Santa Marta (Colombia) a la ciudad de Caracas, siendo sepultados en la Catedral de Caracas en el año 1842, por órdenes de José Antonio Páez, y transferidos al Panteón Nacional en 1876 por disposiciones de Antonio Guzmán Blanco. Vargas nunca tuvo dudas de que los restos que trajo eran los de Bolívar, pues se lo confirmó el doctor Alejandro Próspero Reverend (médico de cabecera del prócer y quien le practicó la autopsia cuando éste falleció). En cuanto a las causas del deceso de Bolívar no hay duda de que falleció como consecuencia de una infección tuberculosa. El Dr. Reverend en su protocolo de autopsia escribió “De los lados posterior y superior estaban adheridas las pleuras costales por producciones semimembranosas; endurecimientos en los dos tercios superiores de cada pulmón; el derecho casi desorganizado presentó un manantial abierto color de las heces del vino, jaspeado de algunos tubérculos de diferente tamaño y no muy blandos. El pulmón izquierdo, aunque menos desorganizado, ofreció la misma deformación tuberculosa y dividiéndola con el escalpelo se descubrió una concreción calcárea regularmente angulosa, del tamaño de una pequeña avellana. Abierto el resto de los pulmones con el mismo instrumento, derramó moco parduzco, que por la presión se hizo espumoso. El corazón no ofreció nada particular, aunque estaba bañado en un líquido ligeramente verdoso contenido en el pericardio”. “Según este examen es fácil reconocer que la enfermedad de que ha muerto el Libertador era en un principio un catarro pulmonar, que habiendo sido descuidado pasó al estado crónico y consecutivamente degeneró en tisis tuberculosa”. Esto traducido a nuestra clasificación contemporánea, sería: tuberculosis pulmonar avanzada. En 1963 un grupo de la Academia Nacional de Medicina encabezado por el Dr. Blas Bruni Celli, avalaron el diagnóstico postmortem del Dr. Reverend quien señaló que el Libertador había muerto como consecuencia de una tuberculosis pulmonar.
La exhumación de los restos del libertador Simón Bolívar aparte de mostrar el culto por la muerte que profesa el tte coronel, constituye una maniobra distraccionista, con la intención de tapar la profunda crisis económica que vive el país. Desastre que se manifiesta en una caída del Producto Interno Bruto (PIB) en un 5,8% en el primer trimestre del 2010, y que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) será de un -3% al final del 2010. Una inflación que ronda el 32%, la más alta de América Latina y una de las más elevadas a nivel mundial. Además el consumo promedio de la población descendió en un 5,9%, la inversión pública se desplomó en un 28%, y la agricultura cayó estrepitosamente como resultado de una política oficial que aniquila la producción nacional y obliga a importaciones masivas de insumos de todo tipo. Renglones que antes producíamos en suficientes cantidades, no tan solo para abastecer al mercado interno, sino para exportar a países vecinos. Un desempleo no maquillado que ronda en un 13%, con un 44% de la población laboral dedicada a la economía informal (buhonería). Todo esto ocurre cuando el PIB de casi la totalidad de los países de la región crecerá aproximadamente un 5.2% según la CEPAL (Brasil crecerá 7,6%; Uruguay y Paraguay 7%; Argentina 6,8%, Perú 6,7%, República Dominicana 6% y Panamá 5%). Haití y Venezuela serán la excepción cuyas economías seguirán en recesión. Esta debacle económica resulta paradójica en un país que percibe cuantiosos ingresos por concepto de su renta petrolera, y que dispone de grandes recursos mineros, así como potencialidades industriales y del agro. Todo esto sin olvidar la corrupción dantesca que carcome todas las instancias del régimen, como quedó demostrado al podrirse más de 120.000 toneladas de alimentos (arroz, harina de trigo, pasta, leche, pollo, aceite, etc.) abandonados en puertos, almacenadoras, instalaciones petroleras o escondidos en la maleza. Todo ello ante la mirada celestina y complaciente del tte coronel y las instituciones del Estado venezolano.
El facho-chavismo bolivariano es un absurdo collage de diferentes ideas políticas, una colmena de contradicciones, que carece de escrúpulos y principios éticos. Por ello la utilización de la figura de Bolívar, a fin de sobrevivir a los vendavales de sus fracasos. Mostrar los restos del hombre que logró la libertad de cinco naciones suramericanas fue un acto infame. Fue exhibir al gran Bolívar preso y desnudo ante el disfrute de un megalómano inescrupuloso. Es una nueva pretensión de manipular la memoria histórica de la nación.
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