Makled el “testigo de cargo” en el juicio contra Hugo Chávez Frías
Por Ignacio Plaz-Juanes
Fuente; Citizen News Agency
Fuente; Citizen News Agency
En 1957 Billy Wilde dirige la película “Testigo de Cargo” basada en la famosa obra teatral de Agatha Christie. Esta película, interpretada por Tyrone Power y Marlene Dietrich, recibe seis nominaciones al Oscar de la Academia y cinco al Globo de Oro y se constituye en un clásico de la cinematografía mundial. Las revelaciones del testigo de cargo dejan atónitos al Juez y al Jurado. La propia defensa parece perder su equilibrio emocional. En el lenguaje forense -el habla de los abogados- el testigo de cargo es clave a la hora de acusar a un presunto delincuente. Ese testigo singular debió haber presenciado el crimen y su testimonio va a inclinar la balanza de la Justicia.
El destino ha puesto a Walid Makled en el camino de convertirse en un testigo de cargo en un eventual juicio contra el Primer Mandatario por ante la Corte Penal Internacional y emular así lo que parecía una imperecedera fama de la película que dirigió Billy Wilde. Makled afirma, tanto en declaraciones para la prensa escrita como en videos que difunde copiosamente la prensa internacional y en especial la nuestra de Madrid, que en su nómina estaban ministros, generales, almirantes y gobernadores, entre otros altos funcionarios del gobierno venezolano, además de esposas, hermanos y otros familiares de estas figuras de la nomenclatura del chavismo.
No contento con eso ofrece exhibir los vouchers y otras copias que evidencian sus generosas entregas y depósitos en cuentas bancarias a los codiciosos funcionarios del gobierno de Chávez. Y va mas allá, en lo que podría constituir la más irrefutable prueba para un tribunal solo comprometido con la justicia, al afirmar que: “Me acusan de que cargué un DC-9 con droga desde el aeropuerto Simón Bolívar. Si yo voy preso, deben ir presos por eso mismo el director de la DIM (Dirección de Inteligencia Militar venezolana), general Hugo Carvajal; el general Silva Rangel, jefe de la Disip (Policía política); el general Luis Mota, actual comandante de las Fuerzas Armadas; el general Néstor Reverón, jefe de la Organización Nacional Antinarcóticos”. Y agrega, con intencionada desmesura, “Con lo que yo tengo para contar es suficiente para que Estados Unidos intervenga e invada a Venezuela, como ocurrió con Noriega en Panamá”. Además, no duda en citar al ex gobernador de Carabobo General Acosta Carles y al también General Alcalá Cordones como integrantes de ese desquiciado proceso de desmedido enriquecimiento.
La vida y destino de Makled, el testigo de cargo, aparece irremediablemente unida al destino de Chávez y sus corifeos incrustados en los espacios de la burocracia militar y civil. Callar a Makled, en su sentido más amplio, es sepultar un testimonio crucial en ese eventual enjuiciamiento. La involucración del Estado venezolano en las tropelías que cometía Makled parte de la entrega en concesión del puerto marítimo de Puerto Cabello, uno de los más importantes del país. Las agencias de investigación antinarcóticos de Estados Unidos, advirtieron el uso de ese puerto para las transferencias de drogas hacia el exterior siempre en proterva asociación y tolerancia de militares de alta graduación.
Para Chávez la entrega de Makled por Colombia es de una marcada prioridad. Para sus socios militares lo es mucho más. Sus cuentas bancarias y la de sus familiares y allegados a buen seguro están siendo rastreadas por los pesquisas norteamericanos. Esta consorciación en el delito resulta evidente del contundente silogismo que utiliza el propio Makled: si yo soy narcotraficante también lo son los que me permitían y se beneficiaban con el tráfico de drogas. “Te lo pongo sencillito…” es la expresión que ha usado en su elemental y contundente lógica.
En fin, el testimonio de Makled y la posible presentación de elementos probatorios escritos, prueba la vinculación o tolerancia con el narcotráfico internacional. El contenido de las cintas del comandante Reyes prueba la vinculación, albergue y respaldo a las colombianas fuerzas sanguinarias de las FARC. La protección, respaldo y albergue a Arturo Cubillas, sanguinario jefe de la ETA, prueba la colaboración con el terrorismo internacional que practica esta banda armada. ¿Suficiente?
Pero Chávez se sabe que es un reo de las propias mafias militares que el prohijó en desprecio absoluto por la justicia y la moral. Es probable que se refugie en un anacrónico recurso leninista: Los altos fines de la Revolución están por encima de despreciables complejos de una burguesía decadente. Pero aun así no escatimará esfuerzos en traer y silenciar en su país a Makled. Ello no es solo una ofrenda a estas mafias militares a las cuales, por lo demás, ya se apresuró a absolver, es también la impostergable necesidad de anular al “Testigo de Cargo”.
¿Extraditará Santos a Makled a Estados Unidos o a Venezuela? ¿Condenará Santos a la venganza de sus cómplices al enviarlo a Venezuela? En otros términos: ¿Le venderá Santos su alma al Diablo por complacer a su “mejor amigo”?
Etiquetas: narcotrafico
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home