Venezuela: un país en bancarrota económica
Por : José Rafael López Padrino
La inflación en nuestro país -movimiento persistente al alza del nivel general de precios o disminución del poder adquisitivo del dinero- no se detiene a pesar de los controles de precio y al anclaje del tipo de cambio que ha impuesto el régimen del iletrado de Miraflores.
A inicios de este año, los voceros oficiales del régimen habían anunciado que cerraríamos el 2010 con una inflación del 20 al 22%. Sin embargo, al cierre del mes de octubre la espiral alcanzó un 24,9%, una cifra mayor a la registrada en idéntico periodo (enero-octubre) del año pasado, por lo tanto, es de esperar una inflación mayor al final del año a la experimentada en 2009 (25%), que según los voceros oficiales podría alcanzar un 28 o 29% para el cierre del 2010. Cabe destacar, que la canasta básica familiar venezolana alcanza los BsF. 6.100,89 de acuerdo al Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas). De este monto el 43,5% se destina a alimentos, 24% a vivienda, 10% a servicios públicos básicos, 8% a artículos de higiene personal y limpieza, 7% a educación, 4% a vestido y calzado y 1,9% a salud (Cendas). Estos porcentajes tienen una fuerte incidencia en el presupuesto familiar si se toma en cuenta que el 80% de la población está ubicada en los segmentos más pobres (C y D), y los mismos dedican entre 45% y 50% de sus ingresos a la compra de la cesta alimentaria. Más allá de las mentiras gobbelianas del régimen, Venezuela sigue sufriendo las consecuencias de un enfriamiento de la economía con una devastadora inflación (estanflación) desde el tercer trimestre del 2009.
A pesar de los diversos planes antiinflacionarios puesto en marcha por el gobierno nacional en estos últimos años, Venezuela sigue siendo uno de los países del continente y del mundo con un alto índice de inflación (22,5% en el 2007, 31,9% en el 2008, 25% en el 2009). Contrariamente, otros países de la región han logrado controlar en forma efectiva la espiral inflacionaria y cerrarán el 2010 con cifras de un solo dígito (Perú 2%, Panamá 2,5%, El Salvador 2,6%, Ecuador 2,7%, Chile 3%, y México 5.8%). Según los expertos en la materia, Venezuela, Eritrea, la República del Congo y Angola serán "los únicos países a nivel mundial que se espera tengan un promedio de inflación por encima del 10% en los próximos cinco años. Sin embargo, hemos escuchado a funcionarios gubernamentales (Nelson Merentes y demás sargentones) prometiendo (de nuevo) que “esta vez sí la inflación se reducirá” (para el 2011). Han señalado que la inflación para el próximo año será solo de un dígito (19-20 puntos menos que el índice actual). Lo más interesante es que ninguno de estos voceros han indicado la nueva política diseñada para reducirla, pues todos los planes que han ejecutado hasta ahora no les ha resultado. Con una recesión estructural como la que sufrimos luce por demás ingenuo pensar que la inflación va a disminuir en el 2011. Es una nueva promesa falsa de un régimen demagogo y populista a fin de generar nuevas esperanzas entre los venezolanos.
Otro indicador de lo mal que anda nuestra economía es que a pesar de los exorbitantes ingresos petroleros, seguimos sumidos en una recesión estructural y por ende tendremos nuevamente un crecimiento negativo al cierre del 2010 (el Producto Interno Bruto -PIB- caerá un 3,5-4%). Ello contrasta con el crecimiento económico de muchos de los países de la región, tales como Panamá que registraría un alza del PIB en un 6,1%, Perú 5,6%, República Dominica 5,2%, Chile 4,9%, México 4,8% y Brasil 3,6%). Además se observa una fuerte caída de las exportaciones de bienes y servicios, un déficit presupuestario cercano a los 14.700 millones de dólares, un desempleo que alcanza el 13% de la población activa, así como un endeudamiento (interno-externo) que se corresponde al 40% del PIB al cierre de 2010.
El modelo político y social que publicita el vocinglero del Palacio de Misia Jacinta no funciona. El socialfascismo bolivariano es un fracaso irremediable, e irrecuperable. Las desacertadas políticas económicas de carácter neoliberal del régimen, un gasto público supeditado a razones políticas, una expansión fiscal desordenada, y una devaluación de la moneda han contribuido, entre muchas otras cosas, al desastre económico que hoy vive el país.
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