Kafka en la Orilla
Por: Juan Carlos Apitz
Tomo prestado el título de la novela de Haruki Murakami sólo para demostrar todo lo mal que está el sistema de justicia venezolano, pues no sólo manipula a su antojo la ley sino también la literatura universal.
Para empezar, la Sala Político Administrativa del TSJ ha encontrado en Franz Kafka un nuevo autor para citar, sin darse cuenta que no le conviene mencionarlo. Al menos en dos fallos (1260/2009 y 638/2010) ha lamentado la situación de quienes habrían muerto mientras esperaban su sentencia. Para la SPA, resulta deplorable que aquellos que esperan justicia no puedan alcanzarla, pues ello los igualaría con el campesino del famoso relato “Ante la Ley”.
Con respecto a la primera decisión, se trata de una demanda presentaba en diciembre de 1999 pero sentenciada diez años después, y, en el segundo de los casos, de un sencillo recurso de interpretación del 2006 que, luego de rogarle innumerables veces al tribunal, decidió en el 2009, es decir, tres largos años después. Para el sentenciador, varios de los accionantes “han fenecido a la espera de sentencia, cual personaje kafkiano que murió esperando justicia y tocando”.
Ahora bien, la SPA cita el cuento breve del escritor judaico de manera curiosa, pues le arrebata su enigma: ese campesino nunca tocó puertas cerradas ni murió esperando que las abrieran. En el relato de Kafka publicado primero en un volumen de cuentos y luego como un capítulo de la novela “El Proceso”-, el personaje llega ante una puerta abierta, frente a la cual hay un guardián.
Sólo uno. El campesino le pregunta si puede entrar y el encargado le dice que ese día no. Le pregunta si podría hacerlo en otro momento y el custodio responde que es posible. Dicho esto, el guardián permanece junto a la puerta y el aldeano puede ver libremente hacia el interior. El vigilante le advierte que más allá hay varias salas y cada una está custodiada por un guardián, algunos de los cuales son tan temibles que él mismo no soportaría verlos. Y así pasan los años, hasta que el hombre, envejecido, le pregunta por qué nadie más ha intentado entrar en todo el tiempo que lleva allí. El guardián contesta con solemnidad: “porque esa puerta era sólo para usted”. Por tanto, como no entró y ya no entrará, porque está muriendo, el custodio anuncia que procederá a cerrarla.
Así que, la SPA le da una interpretación al relato que éste no tiene; como hace comúnmente con la Ley.
Vale la pena decir que, sorprende que en estos casos el TSJ llegue al extremo de afirmar que “la justicia tardía no es justicia”. No extraña que se invoque a Kafka, era lo menos; aunque indigna la desvergüenza del tribunal que lamenta que las personas hayan esperado tanto tiempo por una sentencia que ella misma no dictó en 10 luengos años. ¡No se trata de un mero espectador de la justicia sino de quien la imparte! En fin, ya decía el señor Hoshino, un camionero con melena y gorra de béisbol, en la novela “Kafka en la Orilla”, quien pasará de la ignorancia más absoluta a la apreciación más inteligente: “Es una pérdida de tiempo intentar encontrarle un sentido a las cosas que no lo tienen”.
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