El odio: La última estrategia del Gobierno
Por: MARCOS R. CARRILLO P.
El chavismo está desesperado. El debate los desconcierta, es una herramienta ajena al régimen de esclavitud intelectual al que escogieron someterse. El "líder" está en el punto de quiebre de su muy precaria psiquis, lo que lo hace más dañino para el país. Desde hace años, ha venido predicando que después de él vendrá el caos, y se ha dedicado con el mayor de los esmeros a construir desde ya su profecía. Es más que evidente el desmontaje institucional y la política de tierra arrasada aplicada a todo el sector productivo, incluyendo Pdvsa. Pero, tal vez, lo más corrosivo y peligroso de toda la tarea destructiva a la que se le ha imprimido particular velocidad es la incitación al odio.
Cada vez con más frecuencia (prácticamente en todas sus alocuciones de un tiempo para acá) la siembra del odio y la exacerbación de rencores artificiales e importados han pasado a ser el centro del debate. A los trabajadores del campo se les llama esclavos, a la gente de escasos recursos se les dice que los han robado, la falta de vivienda es causada porque otros sí tienen donde vivir, llegando hasta la malvada afirmación de que el problema de los damnificados es culpa de que "los ricos" se agarraron los mejores terrenos. Todas son mentiras fácilmente desmontables. El propio creador de ellas lo sabe, y aún así, las utiliza con la finalidad de desmembrar moral y socialmente al país por venir.
Cuando pase esta tragedia (este año o el próximo), la violencia será exacerbada más allá de lo que hasta ahora hemos visto. La milicia garantiza un ejército paramilitar. Si bien todos los milicianos no participarán de esa aventura, solo un 5% de los alistados significan 5.000 potenciales combatientes armados.
Se importará el terrorismo colombiano. Ante la virtual derrota militar, los mercenarios de las FARC conseguirán un territorio fértil para sus actos criminales en un país en el que la Fuerza Armada estará absolutamente diezmada moral y técnicamente; además, será un hervidero de intrigas, logias y otras menudencias sembradas por el G2 cubano al que está subordinada en la actualidad.
Se estimulará la violencia también en mafias sindicales que se crearán para promover el caos en el sector productivo mediante huelgas, paros, amenazas y prácticas gangsteriles, como las que ya existen en Guayana y otras regiones del país.
Los malandros puros y simples, así como los más organizados (Piedrita, Lina Ron, Tupamaros, etc.,) también tendrán una bandera por la que "luchar", y contarán con parte del arsenal comprado irresponsablemente y en detrimento de la sociedad venezolana.
La defensa de la democracia en estas circunstancias será dura y compleja. La sociedad civil deberá apoyar el renacimiento de un sistema de partidos muy sólido y respetuoso de la Constitución. Los partidos, a su vez, deberán velar celosamente por la rectitud ética de su dirigencia y el respeto a los ciudadanos. Los medios de comunicación, las universidades, los propios partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil tendrán una ardua tarea en función de consolidar la conciencia democrática en la ciudadanía. Pero más allá de las acciones concretas que cada sector deberá jugar, el avenimiento de la democracia deberá estar sólidamente fundado sobre el diálogo y la inclusión. El revanchismo será una peligrosa amenaza en la que Venezuela no puede caer, so pena de regresar a este oprobio en pocos años. Sólo una sociedad que trabaje en función de grandes acuerdos de convivencia política será capaz de reencausar al país por la senda del progreso para poder llegar, tarde pero seguro, al siglo XXI. Todo un admirable e inspirador reto en el que cada uno de nosotros tendrá responsabilidad.
mrcarrillop@gmail.com
Cada vez con más frecuencia (prácticamente en todas sus alocuciones de un tiempo para acá) la siembra del odio y la exacerbación de rencores artificiales e importados han pasado a ser el centro del debate. A los trabajadores del campo se les llama esclavos, a la gente de escasos recursos se les dice que los han robado, la falta de vivienda es causada porque otros sí tienen donde vivir, llegando hasta la malvada afirmación de que el problema de los damnificados es culpa de que "los ricos" se agarraron los mejores terrenos. Todas son mentiras fácilmente desmontables. El propio creador de ellas lo sabe, y aún así, las utiliza con la finalidad de desmembrar moral y socialmente al país por venir.
Cuando pase esta tragedia (este año o el próximo), la violencia será exacerbada más allá de lo que hasta ahora hemos visto. La milicia garantiza un ejército paramilitar. Si bien todos los milicianos no participarán de esa aventura, solo un 5% de los alistados significan 5.000 potenciales combatientes armados.
Se importará el terrorismo colombiano. Ante la virtual derrota militar, los mercenarios de las FARC conseguirán un territorio fértil para sus actos criminales en un país en el que la Fuerza Armada estará absolutamente diezmada moral y técnicamente; además, será un hervidero de intrigas, logias y otras menudencias sembradas por el G2 cubano al que está subordinada en la actualidad.
Se estimulará la violencia también en mafias sindicales que se crearán para promover el caos en el sector productivo mediante huelgas, paros, amenazas y prácticas gangsteriles, como las que ya existen en Guayana y otras regiones del país.
Los malandros puros y simples, así como los más organizados (Piedrita, Lina Ron, Tupamaros, etc.,) también tendrán una bandera por la que "luchar", y contarán con parte del arsenal comprado irresponsablemente y en detrimento de la sociedad venezolana.
La defensa de la democracia en estas circunstancias será dura y compleja. La sociedad civil deberá apoyar el renacimiento de un sistema de partidos muy sólido y respetuoso de la Constitución. Los partidos, a su vez, deberán velar celosamente por la rectitud ética de su dirigencia y el respeto a los ciudadanos. Los medios de comunicación, las universidades, los propios partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil tendrán una ardua tarea en función de consolidar la conciencia democrática en la ciudadanía. Pero más allá de las acciones concretas que cada sector deberá jugar, el avenimiento de la democracia deberá estar sólidamente fundado sobre el diálogo y la inclusión. El revanchismo será una peligrosa amenaza en la que Venezuela no puede caer, so pena de regresar a este oprobio en pocos años. Sólo una sociedad que trabaje en función de grandes acuerdos de convivencia política será capaz de reencausar al país por la senda del progreso para poder llegar, tarde pero seguro, al siglo XXI. Todo un admirable e inspirador reto en el que cada uno de nosotros tendrá responsabilidad.
mrcarrillop@gmail.com
Etiquetas: terrorismo, Tupamaro
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