LA CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA
Fuente: Los Tiempos.com
Editorial
El pronunciamiento del secretario de la OEA sobre el caso venezolano puede ser otra muestra del inicio de una nueva etapa en nuestra región
En noviembre de 2001, los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobaron la “Carta Democrática Interamericana”, por la que se comprometen a respetar, promover y defender la democracia, esencial para “el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”.
De acuerdo a este documento, son “elementos esenciales” de la democracia representativa, entre otros, “el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”. Y son “componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa”. Asimismo, la “subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente constituida y el respeto al Estado de derecho de todas las entidades y sectores de la sociedad”.
Se trata de una lista objetiva que los países deben respetar; caso contrario, se viola el compromiso asumido y los países que lo hacen pueden ser marginados de la entidad multilateral.
El tema viene a cuento porque finalmente el Secretario General de la OEA declaró que la denominada “Ley Habilitante” por la que se otorga al Presidente de ese país capacidad legislativa es "completamente contraria a la Carta Democrática Interamericana y que probablemente el organismo multilateral analizará pronto el tema aunque ningún Estado miembro lo haya solicitado aún formalmente”.
No se trata de unos comentarios más, así sea que una lamentable tradición de esta entidad multilateral le quitó legitimidad y prestigio por su sumisión, en plena guerra fría y con temibles dictaduras de por medio, a una de las dos potencias mundiales (Estados Unidos) que disputaban la hegemonía mundial, así como por su alineamiento en contra de toda apertura política en la región. Sin embargo, la OEA ha sufrido importantes cambios desde que la democracia pasó a ser predominante en las Américas y su adscripción al sistema democrático ha sido progresivo, pero no exento de peligrosos errores que le impiden consolidar legitimidad. Y precisamente uno de esos errores ha sido su preocupante silencio ante las violaciones a los principios de la Carta Democrática, de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos en países como Venezuela.
Hoy parece decida a cambiar de actitud, lo que permite suponer que el histriónico Mandatario venezolano –más allá de las diatribas que lanzará y a las que nos tiene acostumbrados-- comenzará a sentir, también en el campo internacional, los costos de encaminar a su país hacia un régimen unipersonal y autoritario que no respeta la voluntad de su población sino de una cúpula burocratizada, altamente corrupta y violadora de derechos consagrados en varios instrumentos internacionales, entre ellos, la Carta Democrática Interamericana.
En verdad puede estarse abriendo una nueva etapa en la región.
Etiquetas: carta democrática
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