Vacaciones chavistas
LA LEY NORTEAMERICANA OBLIGA A que el presidente se someta anualmente a exámenes generales de salud, cuyos resultados y recomendaciones que sobre los mismos hagan los médicos deben publicarse.
Fuente: El Espectador - Colombia
Por: Ernesto Yamhure
Eso sucede en las democracias y no en las tiranías. Durante muchos años se ha hablado del estado de salud del autócrata norcoreano Kim Yong Il, quien padece una terrible apoplejía. Pero el régimen del terror que domina a ese sufrido país se ha encargado de maquillar la realidad. Mientras el “amado líder” agoniza, sus áulicos se han dado a la tarea de identificar dobles a quienes exhiben en balcones y manifestaciones públicas, para que el alienado pueblo siga creyendo que el mítico dictador continúa al mando de la nación.
Algo parecido hicieron en Cuba, cuando Fidel Castro se debatía entre la vida y la muerte. Lo maquillaron, fotografiaron y hasta pusieron a escribir, cuando en realidad se encontraba conectado a los aparatos de la unidad de cuidados intensivos. Audacias de las satrapías.
Extrañamos la estridente y vulgar voz de Chávez, del buen amigo de Santos, del cómplice del terrorismo y de la mafia. Echamos de menos sus modales. Alcanzamos a creer que era un milagro y que el hombre fuerte de Venezuela había entrado en razón y que después de tanta alharaca había descubierto que era más productivo el trabajo que la charla.
Pero no. El chafarote está enfermo, o al menos eso es lo que se cree. Nadie sabe, a ciencia cierta, qué es lo que tiene. Unos dicen que se trata de un cáncer, otros de una simple inflamación abdominal. Los más osados hablan de una infección que le generó una liposucción mal practicada.
Plumas calificadas, como la del riguroso periodista venezolano Nelson Bocaranda, aseguran que la situación de salud de Chávez es complicada. Lo atienden médicos de importantes hospitales de Madrid, Boston y Miami. El despliegue de galenos permite concluir que la historia del absceso pélvico es una estratagema para restarle importancia al asunto.
Dice el artículo 235 de la constitución venezolana, esa que Chávez llama “la bicha”, que el presidente no puede ausentarse del país por más de cinco días, sin autorización de la Asamblea. Ese plazo ya venció hace mucho tiempo, pero no importa. El Legislativo es un títere del régimen y no existe la más remota posibilidad de que alguien se atreva a decir que se trata de un constitucional abandono del cargo.
Al fin y al cabo, el creer de muchos es que la isla de Cuba es un estado más de Venezuela. La versión oficial sostiene que el mandamás gobierna desde allí, que las riendas del poder continúan en sus manos y que Venezuela padece de todo, menos de orfandad gubernamental.
Seguramente la enfermedad ha sido dolorosa para Chávez, pero a la vez ha sido un oasis de tranquilidad para el resto de la humanidad. Quince días sin “Aló Presidente” y sin la presencia del protector de delincuentes, es una buena noticia.
No hay dicha completa. Chávez se restablecerá y pronto lo tendremos de nuevo en acción. El presidente Santos recuperará a su mejor amigo y las Farc al perenne protector. Pero bueno, agradezcamos que por lo menos gozamos de un par de semanas de sosiego.
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