¿El fin del Alba?

Por: Iván Camarlinghi - Periodista y diplomático
Fuente: La Prensa - Bolivia

Las últimas semanas han sido de zozobra para el “modelo bolivariano”, pues quien es su principal mentor y padre, Hugo Chávez, adolece de una enfermedad “crítica”, pero hasta ahora misteriosa. Eso de “absceso pélvico” parece sacado de una novelita de Corín Tellado, en la que ya nadie cree.

La crisis desatada por la presunta enfermedad de Chávez es la más fuerte que soporta la alicaída Venezuela desde el golpe de abril de 2002. Hay quien afirma que “sin Chávez no hay chavismo”, algo parecido a aquel viejo refrán de “muerto el perro, muerta la rabia”, sin querer ofender.

Pero hay quien sostiene que la “enfermedad” de Chávez es solamente un show bien montado para diluir la cada vez más fuerte condena al régimen porque después de 12 años en el poder, los más graves problemas del país no se han solucionado. El resultado de la inseguridad en las calles venezolanas en este periodo: 170.000 venezolanos muertos a manos de delincuentes, lo que da una media de 40 por día (!). ¿Habrá país en el mundo que se desangre tanto en tiempos de “paz”? Ni Siria, ni Libia, ni Yemen tienen tantos muertos por día.

La inflación: Venezuela vive en inflación desde hace 20 años y en 2010 fue el país latinoamericano con mayores niveles. A ello, se debe sumar la falta de trabajo, la poca productividad de las empresas, la huida de la inversión extranjera, el crecimiento del narcotráfico, la ayuda a grupos terroristas, las excelentes relaciones con Irán, Afganistán, Al Qaeda, las FARC y ETA; el de–crecimiento sostenido de la economía venezolana en la última década y las encuestas que en los últimos días han incrementado el rechazo al Presidente caraqueño.

Nicaragua se debate hoy entre la ilegalidad de Ortega y las próximas elecciones en las que se juega el destino del país golpeado por la crisis internacional y la inestabilidad política generada por las inacabables ansias de poder de la pareja presidencial: Ortega y la copresidenta Rosario Murillo.

A esos dos factores debemos sumar la crisis de gobernabilidad crónica de Nicaragua desde fines de los años 70, la división del Partido Liberal (que hace imposible su victoria), el retiro casi completo de la ayuda europea y de la Cuenta del Milenio y las constantes amenazas de Ortega y el FSLN por instaurar una dictadura tipo Somoza.

En Ecuador, las cosas tampoco están color de rosa, Correa tiene motivos también para estar preocupado. Las repercusiones del golpe del 30 de septiembre pasado aún no se han superado totalmente, el Presidente sigue enfrentado con la oposición, los medios de comunicación y los empresarios que no desean el socialismo del siglo XXI, pese a haber ganado hace poco un referéndum con muy estrecho margen.

Bolivia se encuentra en una situación muy parecida a la de Venezuela. Los días de Evo no son de los mejores: todas las últimas encuestas le dan entre el 18% y el 22% de apoyo, después de haber disfrutado de hasta un 70% de respaldo. El gasolinazo de diciembre 2010, la errática política marítima de la Cancillería, el decreto que legaliza los autos chutos y un sinfín de errores configuran el momento más difícil del Gobierno de Morales. Ni siquiera la aventurilla de amenazar a Chile con La Haya por la cuestión marítima le ha dado resultado en pos de recuperar su popularidad perdida.

Todo ello configura un panorama muy difícil del Alba, cuyas naciones parecen estar asistiendo a su ocaso: a la “enfermedad misteriosa” de Chávez se suman la situaciones internas precarias de los otros tres presidentes aliados. Los cuatro países se encuentran entre las 30 naciones más pobres del mundo, incluida Venezuela, que tiene los peores indicadores sociales en tres décadas; sus regímenes parecen haberse agotado políticamente. Sólo el tiempo dirá si Venezuela regresa a la senda de la democracia y con ello se acabarán los “petrodólares” que financian a Evo, Correa y Ortega, y sin los cuales difícilmente se mantendrán en el poder.

Periodista y diplomático

Iván Camarlinghi