El funesto caudillismo
Por: José Rafael López Padrino
Históricamente el caudillismo ha surgido durante periodos caracterizados por crisis sociales, políticas y económicas severas. Como fenómeno político representa un sistema de gobierno autoritario, sin principios éticos, en el cual el poder es depositado en una sola persona, un líder mesiánico. Ejemplos de estas pesadillas demenciales lo constituyen Benito Mussolini (Duce), y Adolf Hitler (Fuhrer).
Un buen prototipo lo constituye el socialfascismo bolivariano edificado día a día, en torno a la voluntad del mesías de Miraflores. En estos doce años se ha construido un imperio personal, dominado por la pulsión obsesiva de un hombre por el control total del poder. Un proyecto que se ha consolidado en base a una demagogia delirante -imaginario social imposible de realizar pero atractivo para los más desposeídos-, a la mentira y al odio. Es un movimiento con impronta religiosa y de expectativa milagrera dirigida por un santón, que desde el poder ha impuesto una política personalista y excluyente, enemiga de los liderazgos compartidos. El PSUV lejos de ser un partido con una dirección colectiva, no pasa de ser un coro de aduladores de oficio.
La perversa voluntad de poder del inquilino de Miraflores ha conllevado a una excesiva centralización de las funciones de gobierno, donde la institucionalidad del país no existe. Su reposo obligado en Cuba ha puesto de manifiesto lo nefasto que ha sido para la Nación la concentración de poder y la pérdida de autonomía de los otros poderes públicos El país ha sufrido una desinstitucionalización total. La autocracia cultivada por el vocinglero de Sabaneta ha dado sus frutos: una total incapacidad de las focas que tiene en funciones de gobierno para resolver situaciones como la del Rodeo II, reclamos laborales de los médicos, crisis eléctrica y educacional, inseguridad, etc. Una muestra más de esa perniciosa “caudillo-dependencia" ha sido la suspensión de la Primera Cumbre Latinoamericana y del Caribe, reunión de gran importancia política para los gobiernos de la región, y cuya inauguración estaba pautada para el próximo 5 de Julio en la isla Margarita.
Su alejamiento además ha demostrado que la continuidad del chavismo como corriente política unificada está condicionada a su presencia física. Su separación de la lucha como consecuencia del cáncer que padece, desatará una guerra implacable entre las diversas fracciones y tendencias que hacen vida dentro del partido de gobierno. Sería la muerte política del proyecto facho-bolivariano, puesto que no hay ideología, ni partido solo la voluntad del líder.
El primitivismo y mediocridad del caudillismo del tte coronel constituye un modelo irreconciliable con la concepción marxista de la historia. Marx y Engels siempre consideraron que el desarrollo histórico se daba solo como producto de las contradicciones económicas generadas por los sistemas de producción, es decir la lucha de clases. Nunca fueron proclives a la tesis de que la historia la hacen los "grandes hombres" y muchos menos caudillos militares preñados con ansias de poder.
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