Venezuela, Bolivia e Irán: El Eje del Mal

Por Emilio Martínez

Foto: Jéssica Echeverría*

ECHEVERRÍA Me pidieron que escriba sobre el avance de Irán en América Latina. Quiero compartir con ustedes lo que pude escribir esta noche en 1000 letras que serán publicadas en una revista. Sólo puedo repetir hoy lo que dije en Argentina: a Evo Morales usted puede hablarle de narcotráfico, corrupción y crisis económica, pero de lo que no puede hablar es de los iraníes en Bolivia. Por algo será…

En octubre del 2005 la comunidad internacional se escandalizaba ante las declaraciones del presidente Iraní Mahmud Ahmadinejad, que delante de 4000 jóvenes exhortaba a que Israel sea borrado del mapa, agregando que si Dios quería también podríamos ser testigos de un mundo sin Estados Unidos, amenazando que si algún país reconocía a Israel ardería en el fuego de la furia de la nación Islámica.

Los jóvenes exaltados respondían con gritos de “¡Muerte a Israel!”. Estábamos ante una terrible confesión que inmediatamente desencadenaría que países de la Unión Europea y otros comiencen a censurar estas declaraciones. Sumado a esto, estaban los intentos de Irán por acumular uranio y las denuncias de armas nucleares. Estos antecedentes más la declaración genocida de Ahmadinejad eran una combinación letal, por lo que la ONU decidió sancionar a Irán.

Ante el aislamiento y rechazo de la comunidad Internacional hacia el régimen fundamentalista iraní, éste comenzó a volcar su mirada a Latinoamérica como una región donde estaban anidando gobiernos populistas que podrían ser muy útiles a sus objetivos macabros. Así comenzó una oscura relación entre el presidente venezolano Hugo Chávez y Ahmadinejad, convirtiéndose Chávez en el padrino del régimen Iraní con los países del ALBA.

Chávez llego a tener nexos tan fuertes con Irán que ordenó se aprobaran cientos de convenios que incluían un banco binacional, una oficina de información iraní, proyectos industriales y permisos para explorar uranio, comprometiéndose Irán a ayudar a que Venezuela tenga su propio programa nuclear.

Chávez declaro que él y Ahmadinejad estarían juntos hasta el final. Este tipo de declaraciones y los constantes viajes que ambos han hecho entre Teherán y Caracas muestran que Venezuela es la punta de lanza para que Ahmadinejad comience a expandir el fundamentalismo islámico en nuestro continente. Las relaciones han llegado a tal nivel que Ahmadinejad viaja en avión venezolano. En su búsqueda de que otros sigan estas relaciones peligrosas, Chávez incluyó a Bolivia, Nicaragua y Ecuador para que en nombre del ALBA puedan recibir “cooperación iraní”, mientras que los otros países del continente mostraron rechazo.

Incluso fue noticia cuando Dilma Roussef decidió alejarse de la política pro Irán que tenía su antecesor Lula. Mientras que Correa y Ortega se “limitaron” a tratar “comercialmente” con Irán, Evo Morales fue más allá, con firmas de convenios y promesas de programas nucleares y nombramiento de embajadores. En uno de sus viajes, Ahmadinejad inauguró el Hospital “Republica Islámica de Irán” situado en El Alto, desatando una polémica cuando los medios fotografiaron a enfermeras bolivianas usando velos o hiyabs. Cuando se cuestionó esto los oficialistas salieron a replicar que el hospital era un pedazo de Irán en Bolivia; ese sería el inicio de muchos pedazos en nuestro país.

A pesar de los cuestionamientos, Morales siguió estrechando lazos con Irán, llegando incluso a obedecer al Gran hermano Iraní cuando anunció en enero del 2009 la ruptura de relaciones con Israel, declarando que Bolivia solicitaría que la organización del Nobel de la Paz retire el premio entregado a Shimón Peres en 1994, planteando que sea acusado ante la Corte Penal Internacional, ya que según Evo la CPI nada hizo para frenar la “actitud criminal del primer ministro israelí (Ehud Olmer) y su gobierno. De esa manera Evo Morales se expresaba sobre el gobierno israelí, mostrando su lealtad al nuevo aliado.

Pero, ¿qué busca Irán en Bolivia y Venezuela? Pues el aprovisionamiento de uranio para la producción de armas nucleares. Bolivia tiene 16 yacimientos de uranio y los iraníes, a través de la seudo-cooperación, están ingresando para llevarse este mineral. Un ejemplo de esto es que cerca del cerro Pahua, entre Oruro y Potosí, hay un rico yacimiento de uranio, justo donde se quiere instalar una fábrica de cemento iraní-venezolana.

A esto hay que sumarle la cooperación militar, que se develó con el escándalo internacional de la presencia del comandante de la Guardia Revolucionaria y prófugo de la justicia, Ahmad Vahidi, en Bolivia, donde fue recibido con honores y se lo invito para que presencie la inauguración de la Escuela Militar del ALBA.

Vahidi, uno de los seis acusados del atentado a la AMIA y promotor del programa nuclear bélico de Teherán, hoy estaría siendo juzgado ante la justicia argentina si no fuera porque el gobierno lo protegió. Vahidi llego tranquilamente al país y tranquilamente se fue, incluso declaró que en caso de que exista un conflicto bélico con Chile, Irán cooperaría militarmente a Bolivia.

Una semana antes de que Vahidi llegara se aprobó que los ciudadanos iraníes ingresen sin necesidad de VISA. Con el escándalo desatado y la comunidad judía exigiendo explicaciones, el gobierno a través del canciller Choquehuanca mintió que no sabía quién era Vahidi. Con este acto vergonzoso y repudiable se destapó algo que como parlamentarios hace tiempo venimos alertando: las relaciones peligrosas de Evo con Irán.

Lamentamos que de manera irresponsable Evo Morales haya llevado a nuestro país a tejer junto con Venezuela e Irán una alianza peligrosa para hacer de nuestro territorio un lugar donde los fundamentalistas islámicos estén protegidos. A esto hay que agregarle que Bolivia es un país donde el narcotráfico se ha incrementado y es de conocimiento que narcotráfico y terrorismo van de la mano.

Sospechamos que Irán está apoyando económicamente para la formación de las milicias del ALBA. Los autoritarios siempre se atraen y terminan apoyándose para protegerse y reprimir al pueblo. Hoy, en nombre del ALBA tres regímenes autoritarios se han unido; el régimen iraní, el chavismo y el evismo, formando así el Eje del Mal y llevando nuestros países a un abismo.

Este 2011 se cumplen 17 años de uno de los atentados terroristas más funestos de la historia: el atentado a la AMIA, un acto hostil y judeofóbico perpetrado por miembros de Hezbollah y planificado por el huésped ilustre de Evo, el ministro Vahidi.

Nos unimos al pedido de captura internacional y de justicia para las víctimas de la AMIA, entre las cuales están seis jóvenes bolivianos que perdieron la vida ese fatídico día de julio. Exigimos que los genocidas paguen ante la justicia y que Irán y sus aliados dejen de encubrir, proteger y financiar el terrorismo internacional.

En nombre de Dios, elevamos una oración en julio para que cese el Terror…

*Diputada nacional