Exclusivo: Venezuela entrena a terroristas colombianos en el manejo de misiles tierra-aire rusos
La inteligencia de Bogotá
detectó en diciembre el adiestramiento de 20 miembros de las FARC en
instalaciones militares venezolanas. La presencia en la región de este
armamento preocupa a EE UU.
R. R. B. y J. M. O. Madrid
Fuente: La Gaceta - España
Soldados Venezolanos y las FARC |
Los servicios secretos
colombianos han detectado que Venezuela sigue colaborando con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la organización terrorista en
activo más longeva de Iberoamérica. Las presiones internacionales habían conducido
al Ejecutivo de Hugo Chávez a un aparente distanciamiento de la guerrilla
colombiana y las relaciones entre Bogotá y Caracas vivían un nuevo periodo de
entendimiento. Pero, según un informe confidencial al que ha tenido acceso LA
GACETA, el pasado mes de diciembre los servicios de inteligencia colombianos
detectaron que miembros de las FARC recibieron instrucción militar en
instalaciones de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Según se detalla en este
documento, al menos 20 terroristas de las FARC habrían realizado un curso de
seis días de duración, del 12 al 18 de diciembre de 2010, en el manejo del
sistema de misiles tierra-aire Igla. La formación de los miembros de la
guerrilla colombiana, que fue dirigida por mandos militares de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana, tuvo lugar en dos emplazamientos en suelo venezolano: el
Cuartel Libertador, de la ciudad de Maracaibo, y el Cuartel del Grupo de
Artillería de Campaña 214, del municipio de San Cristóbal, situado junto a la
frontera con Colombia.
En el informe se
especifica que Venezuela camufló a los guerrilleros haciéndolos pasar por
ciudadanos de a pie interesados en formar parte de las milicias bolivarianas
que ha creado e impulsado Chávez para aleccionar al pueblo en el caso de una
hipotética agresión de Estados Unidos.
Un sistema versátil
El sistema Igla es un
moderno armamento de fabricación rusa que permite destruir desde tierra
helicópteros y aviones. Por su escaso peso (19 kilos) y la velocidad de
respuesta (cinco segundos), está especialmente indicado para la guerra de
guerrillas, tanto en entornos urbanos como selváticos. El tirador apunta a una
aeronave y el misil se dirige al objetivo aunque esté en movimiento, valiéndose
de sensores de seguimiento inteligentes. El mecanismo es tan sencillo y el
índice de acierto tan elevado, que una sola persona puede ejecutar todo el
proceso de disparo.
Chávez anunció en 2009 su
intención de incorporar este tipo de armamento, promesa que cumplió poco
después. Caracas ha adquirido en los últimos meses más de un centenar de estos
avanzados dispositivos y el propio Chávez asistió a su presentación en un acto
militar. Además, su compra fue ampliamente publicitada por los medios de
comunicación del régimen. En algunas imágenes de televisión, se ve incluso un
modelo Igla en poder de civiles.
Efectos estratégicos
La introducción de este
armamento ruso en Venezuela viene acompañada de importantes consecuencias
estratégicas. De hecho, la adquisición de los sistemas Igla por parte de
Caracas fue objeto detallado de análisis en varios de los cables del
Departamento de Estado de Estados Unidos desvelados recientemente por
Wikileaks. Washington expresó su preocupación por la llegada a Iberoamérica de
unos misiles tan sofisticados y desequilibrantes.
El documento de los
servicios secretos colombianos que desvela el entrenamiento de las FARC en el
uso de estos sistemas extiende la preocupación, además, al otro lado de la
frontera venezolana, porque los sistemas de misiles tierra-aire tipo Igla
también son una vieja aspiración de las FARC. En los correos electrónicos
encontrados en 2008 en los ordenadores personales del líder guerrillero Raúl
Reyes, tras su muerte en una operación militar, aparecieron pruebas de que la
organización narcoterrorista había intentado adquirir misiles tierra-aire en el
mercado negro.
En concreto, unos
vendedores australianos ofrecieron a las FARC en septiembre de 2007 un “misil
chino”, muy similar al Igla, “con un 97% de efectividad”. Cada dispositivo
costaba 69.000 euros, y cada lanzador, 11.100 euros. No hay constancia de que
la compra llegara a cerrarse, pero la información en poder de Reyes inquietó
profundamente al Ejecutivo de Bogotá.
En un entorno selvático,
la fuerza aérea da una ventaja determinante a las Fuerzas Armadas colombianas.
Con ella, el Ejército evita el cuerpo a cuerpo en un escenario favorable para
la guerrilla. Los ataques que acabaron con Raúl Reyes en 2008 y con el Mono
Jojoy, otro importante mando de las FARC, en 2010, llegaron desde el cielo.
Bogotá ha intensificado este tipo de operaciones en los últimos años,
extendiendo el miedo entre los guerrilleros de las FARC. Pero con los sistemas
Igla en poder de las FARC, la inquietud se trasvasaría al Ejército colombiano,
que tendría que renunciar a su fuerza aérea por el riesgo de impacto de un
misil lanzado desde cualquier escondite de la selva.
Directos al frente
El entrenamiento de 20
terroristas de las FARC en el uso de este armamento da argumentos a los temores
de Bogotá. Según el documento al que ha tenido acceso este diario, los 20
terroristas fueron divididos en dos grupos. Ocho de ellos recibieron la
formación en el sistema Igla en el Cuartel Libertador de Maracaibo, y los otros
12, en un cuartel de Artillería de San Cristóbal. Durante cuatro días se les
impartió formación teórica y, posteriormente, fueron entrenados dos días en un
simulador digital.
Según esta información,
las FARC pretendían que, tras el curso, los ocho terroristas aleccionados en
Maracaibo se incorporaran directamente al Bloque Caribe de las FARC, una de las
subdivisiones operacionales de la guerrilla que comprende el Norte de Colombia
y la zona más occidental de Venezuela, y que los 12 entrenados en el cuartel de
San Cristóbal pasaran automáticamente al Bloque Oriental, uno de los más
numerosos, asentado en el Este y parte del centro de Colombia.
Etiquetas: narcoterrorismo
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