¡Bienvenido Al Capone!

Por: Exequíades Chirinos

Fuente: ND

 

Walid Makled

Si usted observa que hace 13 años el propio Presidente de la República, Hugo Chávez, justificó un acto delictivo con el argumento de “hurto famélico, y recientemente calificó a los malandros de bienandros ¿qué piensa de ese gobernante y de su política de seguridad ciudadana?

Si lee que en el 2011 de la rampa presidencial, área de aviones reservada sólo al Presidente y celosamente custodiada por la Fuerza Armada Nacional, sale una avioneta cargada de droga con rumbo a Falcón y, después de su detención, el Ministro del Interior Tareck El Aisami se niega a dar nombres, aprensan a los policías que efectuaron el procedimiento y nada ocurre muy a pesar de la trascendencia de este hecho, ¿qué cree acerca de estos altos funcionarios que esconden a los autores, a los narcotraficantes?

Un día ve que decomisan toneladas de drogas, al siguiente detienen a un capo colombiano, tres días más tarde un cargamento mayor y dos días después apresan a un mafioso mexicano. Lee que la opinión del alto gobierno ante la abundancia de estupefacientes es que se está combatiendo al narcotráfico ¿cuál es su reflexión frente a esa cotidiana escena de droga por doquier?

Y si todos los lunes lee el parte rojo de Caracas y se detiene en la cifra de asesinados de cada uno de los estados de Venezuela, ciudades y pueblos, observando que aumenta considerablemente – ¡más de 100 todas las semanas en Caracas! - dentro de un marco de total impunidad ¿se siente usted seguro en la Venezuela gobernada por Chávez, Tareck El Aisammi, Elías Jaua, Nicolás Maduro y sus seguidores en las Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas y Aristóbulo Istúriz?

Usted, ciudadano común venezolano o extranjero residente en Venezuela, ve cómo detienen en Colombia a un narcotraficante venezolano propietario de empresas vinculadas al Estado, administrador del principal puerto del país, Puerto Cabello, financista de dirigentes oficialistas, entre ellos el ex gobernador de Carabobo, Acosta Carlez, y ese capo canta denunciando a altos funcionarios del gobierno nacional, oficiales militares incluidos, creando un verdadero escándalo internacional.

Mira como el gobierno chavista pide a gritos su deportación a Venezuela y las autoridades colombianas entregan finalmente al flamante Walid Makled y luego todo se vuelve oscuridad y absoluto silencio, al extremo de que la justificación de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, es “aún no ha comenzado porque no se ha constituido el tribunal “, un juicio necesario que permitiría determinar quiénes son los cómplices del más célebre turco que conozca la historia de este país.


¿Qué le produce esa actitud del gobierno nacional y de quienes están al frente de los Poderes Públicos Nacionales, especialmente de la Fiscal y de la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, las denominadas Luisas (Díaz y Ortega) quienes actuaron con inusitada celeridad para apresar y juzgar al comunicador Leocenis García por una travesura periodística y frente al Caso Makled guardan silencio sepulcral, evidentemente echándole tierra al caso?