La bipolaridad de Chávez
El Presidente de Venezuela
ha vuelto a cargar la artillería contra la oposición y los medios de
comunicación independientes como estrategia para ocultar su delicado estado de
salud y vender la imagen de un líder en plenas facultades. Su bipolaridad ha
conseguido lo contrario: advertir que parece cierto que le quedan pocos meses
de vida, así no se pueda decir lo mismo de su proyecto político.
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EL COLOMBIANO - Medellín
(COL)
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El ex embajador de Estados
Unidos ante la OEA, Roger Noriega, ha puesto otro punto más dramático a la ya
tensa situación política en Venezuela. Ha dicho, con información obtenida de
los propios médicos que tratan al Presidente, que Hugo Chávez no alcanzaría a
estar ni en los comicios de octubre de 2012, dados los efectos devastadores del
cáncer que padece el mandatario.
Y Chávez, en vez de
desmentir esas informaciones, lo que ha hecho es ratificarlas con sus
comportamientos. Su actividad política se ha disparado en las últimas semanas,
pero no para hacer propuestas, sino para reactivar la máquina de repartir
petrodólares a diestra y siniestra entre dos sectores que lo mantienen vivo:
los militares y los más pobres.
Las declaraciones de
Noriega, Chávez las ha tomado como siempre: que son parte de la estrategia
yanqui para sacarlo del poder y, en consecuencia, su discurso ha vuelto a ser
de insultos, amenazas y provocaciones contra todo el mundo. En especial contra
la oposición, que parece haber aprendido la lección de no contestarle y
quitarle parte del oxígeno que le representó en el pasado la división entre sus
contradictores.
Muchas cosas vienen
cambiando en Venezuela, pero no todas aseguran una derrota electoral para
Chávez el próximo año. La decisión del mandatario de sacar a sus ejércitos, el
político y el militar, a las calles de las principales ciudades, pero no para
enfrentar el rampante crimen organizado, sino para amedrentar a sus opositores,
ha vuelto a unir a los partidos contrarios al régimen y eso para Chávez es más
angustiante que la propia enfermedad que padece.
Nunca como ahora, en
Venezuela se había alcanzado una oposición tan fuerte y armado un abanico de
candidatos de tan altas calidades políticas y una propuesta de gobierno tan
consistente con los problemas que tiene el país, pero que no se han enfrentado:
la violencia, la inflación desbordada y la corrupción en los más altos círculos
de poder chavista.
De ahí que Chávez haya
vuelto a su forma natural, pero esta vez menguado por los medicamentos para el
cáncer. La bipolaridad del mandatario se ha exacerbado y sus más recientes
apariciones estuvieron marcadas por la agresividad y la depresión.
Agresividad para decirles
a los candidatos de la oposición que pase lo que pase no dejará el poder y que
su proyecto político irá hasta 2031. Y la depresión que significa saber que
dentro de su más íntimo círculo de poder ya se piensa en su remplazo. Unos
insisten en su hermano, Adán Chávez, pero el exdiplomático Noriega asegura que
Nicolás Maduro ha comenzado a moverse por los vericuetos militares que le
aseguren su ascenso presidencial.
Lo que sí es cierto es que
la plata del petróleo le sigue alcanzando a Chávez para comprar conciencias y
cerrar medios de comunicación. Las cuentas de correo de periodistas
independientes han sido bloqueadas continuamente y los medios de televisión a
los que se les vencen sus licencias dentro de unos meses han optado por no
contrariar al Coronel. Tal vez piensan, como Noriega, que lo mejor será esperar
a que Chávez se apague solo.
Etiquetas: Roger Noriega
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