Los Carniceros de Siria y Venezuela
Siria...un año...8.000 muertos
El domingo pasado se cumplió un
año del inicio del levantamiento popular contra el régimen del sátrapa,
corrupto y genocida de Bashar al Assad. Lo que parecía ser prolongación
hacia el Medio Oriente de la primavera árabe que floreció en el norte de
África, se ha convertido en un luctuoso otoño. Mujeres, niños, ancianos
y personas de todas la edades caen diariamente como caen la hojas de
los árboles durante el otoño. Según las Naciones Unidas los muertos son
más de 8.000. Por lo menos 7.000 manifestantes han sido asesinados por
las fuerzas leales al gobierno, las bajas en las tropas y las fuerzas de
seguridad ascienden a 2.000, 75.000 personas han tenido que abandonar
sus ciudades y entre 9.000 y 15 se encuentran detenidas o desaparecidas.
El dictador no escatima esfuerzos ni recursos para aplastar la rebelión. Ataca despiadadamente a los rebeldes con toda clase de armamentos. Tanques de guerra, cañones, aviones, bombardean constantemente a la población indefensa.
Numerosos oficiales y soldados del ejército regular han desertado para no involucrarse en una carnicería que solo persigue apuntalar a un régimen cruel y oprobioso en su empeño por eternizarse en el poder y se han incorporado a la resistencia.
El dictador se burla de los esfuerzos de la Liga Árabe para poner fin al conflicto y aprovecha para prolongar la crisis y de esa manera ganar tiempo confiado en que la rebelión se debilitará por desgaste. La gestión de una figura prestigiosa como el exSecretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, corre el riesgo de fracasar por el empeño de Al Assad de negarse a dimitir y poner fin al conflicto. Las iniciativas de las potencias occidentales para lograr que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas asuma su responsabilidad en una crisis que amenaza con convertirse en guerra civil se han visto entorpecidas con la actitud asumida por Rusia y China. Estos dos países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad privilegian sus intereses inmediatos y su solidaridad con el autócrata a la urgencia de poner fin a los padecimientos del sufrido pueblo sirio.
Mientras avanzan los esfuerzos para aislar al régimen de Al Assad y forzarlo a poner fin a la sangrienta represión contra la población indefensa, el führer no pierde oportunidad para desafiar a la comunidad internacional solidarizándose con el tirano sirio. Pdvsa ya ha entregado a Siria dos embarques de fuel oil y el propio jefe de Estado ha anunciado la proxima entrega de un tercer cargamento.
El exembajador norteamericano en Venezuela Roger Noriega escribe lo siguiente en un artículo publicado el pasado lunes 19 en Interamerican Security Watch con el título "La transición tóxica en Venezuela": "Los cubanos y los iraníes, que dependen de la hospitalidad venezolana, seguramente apoyarían una represión estilo Siria en las calles de Caracas si eso es lo que se requiere para conservar el poder". Pero agrega: "Sin embargo, una táctica militar como esa dividiría a los militares alienando a los oficiales menos radicales y a las tropas profesionales".
El führer constantemente advierte que su "revolución" está armada. Dice que tiene tanques, cañones, aviones y armas en cuevas diseminadas en diferentes lugares del país. Tanto él como el ministro de la Defensa dijeron que si la oposición gana la elección presidencial habrá una guerra civil en Venezuela. ¿Será que efectivamente el desespero por aferrarse y eternizarse en el poder podría inducir a reproducir aquí el escenario que aplica en su país el "hermano" Al Assad?
Coincido plenamente con Noriega en cuanto a que la Fuerza Armada institucional y patriota no permitirá que una ambición desmedida de poder llegue al extremo de provocar un enfrentamiento como el que durante un año desangra a Siria.
El dictador no escatima esfuerzos ni recursos para aplastar la rebelión. Ataca despiadadamente a los rebeldes con toda clase de armamentos. Tanques de guerra, cañones, aviones, bombardean constantemente a la población indefensa.
Numerosos oficiales y soldados del ejército regular han desertado para no involucrarse en una carnicería que solo persigue apuntalar a un régimen cruel y oprobioso en su empeño por eternizarse en el poder y se han incorporado a la resistencia.
El dictador se burla de los esfuerzos de la Liga Árabe para poner fin al conflicto y aprovecha para prolongar la crisis y de esa manera ganar tiempo confiado en que la rebelión se debilitará por desgaste. La gestión de una figura prestigiosa como el exSecretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, corre el riesgo de fracasar por el empeño de Al Assad de negarse a dimitir y poner fin al conflicto. Las iniciativas de las potencias occidentales para lograr que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas asuma su responsabilidad en una crisis que amenaza con convertirse en guerra civil se han visto entorpecidas con la actitud asumida por Rusia y China. Estos dos países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad privilegian sus intereses inmediatos y su solidaridad con el autócrata a la urgencia de poner fin a los padecimientos del sufrido pueblo sirio.
Mientras avanzan los esfuerzos para aislar al régimen de Al Assad y forzarlo a poner fin a la sangrienta represión contra la población indefensa, el führer no pierde oportunidad para desafiar a la comunidad internacional solidarizándose con el tirano sirio. Pdvsa ya ha entregado a Siria dos embarques de fuel oil y el propio jefe de Estado ha anunciado la proxima entrega de un tercer cargamento.
El exembajador norteamericano en Venezuela Roger Noriega escribe lo siguiente en un artículo publicado el pasado lunes 19 en Interamerican Security Watch con el título "La transición tóxica en Venezuela": "Los cubanos y los iraníes, que dependen de la hospitalidad venezolana, seguramente apoyarían una represión estilo Siria en las calles de Caracas si eso es lo que se requiere para conservar el poder". Pero agrega: "Sin embargo, una táctica militar como esa dividiría a los militares alienando a los oficiales menos radicales y a las tropas profesionales".
El führer constantemente advierte que su "revolución" está armada. Dice que tiene tanques, cañones, aviones y armas en cuevas diseminadas en diferentes lugares del país. Tanto él como el ministro de la Defensa dijeron que si la oposición gana la elección presidencial habrá una guerra civil en Venezuela. ¿Será que efectivamente el desespero por aferrarse y eternizarse en el poder podría inducir a reproducir aquí el escenario que aplica en su país el "hermano" Al Assad?
Coincido plenamente con Noriega en cuanto a que la Fuerza Armada institucional y patriota no permitirá que una ambición desmedida de poder llegue al extremo de provocar un enfrentamiento como el que durante un año desangra a Siria.
Etiquetas: Terrorismo de Estado
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