La enorme mentira de Assad: "No masacramos a nadie…"

El universo de conjuros, magia, genios dentro de lámparas y botellas, maldiciones y fantasías que son Las Mil y Una Noches, sólo puede existir en mentes de esa región milenaria

Fuente: El Salvador.com

El pensador francés Francois Revel dijo que "la mentira mueve al mundo"…

Como en Siria: Assad culpa a "terroristas" de las masacres que sus tropas vienen efectuando desde hace meses, lo que encaja con la usual práctica de la mayoría de levantinos: mentir, disimular, negar, fingir, acusar a otros de las propias faltas, distorsionar… juran con los veinte dedos si eso conviene a sus patrañas.

Mentir es parte del vivir de algunos en el Oriente Medio, lo que inclusive les lleva a pensar que al mentir pueden transformar la realidad. El universo de conjuros, magia, genios dentro de lámparas y botellas, maldiciones y fantasías que son Las Mil y Una Noches, sólo puede existir en mentes de esa región milenaria.

Siria es un estrecho aliado de Irán y sirve de base al movimiento terrorista Hezbollah que mantiene en permanente agitación al Líbano y, continuamente, hostiga a Israel. Pero Siria pretende no tener control sobre Hezbollah que, entre otras barbaridades, asesinó a una destacada figura libanesa del ala cristiana.

El Assad de hoy es hijo del primer Assad, un exgeneral de la fuerza aérea, que se hizo con el poder en Siria y que en una ocasión bombardeó Aleppo para sofocar una revuelta en su contra. Ese bombardeo causó más de treinta mil muertos.

Siria es también la base de operaciones y de influencia rusa en el Medio Oriente, motivo por el cual la dictadura disfrazada de Putin rehúsa condenar a Siria por las matanzas. El veto moscovita impide que las Naciones Unidas vayan más allá de condenas verbales a Siria por el genocidio que viene perpetrando.

No abundan los espíritus libres en el Medio Oriente

Que mueran cien civiles en un día, entre ellos muchos niños y que el régimen impida a médicos auxiliar a las víctimas, es un incidente "menor" dentro de las intrigas, alianzas, agresiones y juegos de poder que mantienen convulso al Medio Oriente, desde que Jimmy Carter rompió los equilibrios estratégicos que, por largo tiempo, mantuvieron la precaria paz en esa zona estratégica del mundo.

A esto se agrega otro hecho: la rebelión siria es parte de la llamada "primavera árabe" que inició con el derrocamiento de Ben Alí en Túnez, llevó a la caída de Mubarak, en Egipto, luego a extirpar la dictadura de Gadafy, al que mataron como a un perro, a la salida del dictador de Yemen y a la latente rebelión en los emiratos del Golfo.

En la sombra, país por país, han ido agrupándose los islamistas, alentados en parte por Irán, en parte por Arabia Saudita, ambas teocracias que, inclusive, pretenden imponer las formas medioevales de vida al inicio del Siglo XXI, un retroceso de más de mil años.

El ingrediente adicional en la perolada que preparan las brujas, en la obra Macbeth de Shakespeare, es que las largas dictaduras del Oriente Medio, todas de corte "socialista", vuelven difícil, o casi imposible, recomponer esas sociedades para que puedan desarrollarse y superar sus lacras y pobreza.

Literalmente las masas del Medio Oriente no logran escapar de la prisión de sus supersticiones, sus fanatismos, sus odios y sus malsanas pasiones. Son pocos los espíritus libres, los que pueden ver hacia el futuro y desembarazarse de las cadenas del pasado.

Los sirios y los iraníes, hay que tenerlo presente, son aliados estratégicos del régimen chavista de Venezuela, igualmente fanático.