INDECISOS: Vomitados por Dios y en el ante-infierno
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Fuente: Semanario Quinto Día
En Venezuela como en los llamados países del Alba, hemos sido azotados por un nuevo tipo de dictadura, basada en el populismo extremista, matizado con lenguaje izquierdoso y en consuetudinarios procesos electorales inicuos, tramposos y ventajistas, que han permitido la perpetuidad de esos regímenes, devenidos en verdaderas mafias criminales.
Como dice el refrán: “Las desgracias nunca vienen solas” A lo largo de esta tragedia latinoamericana, han surgido grupos, que eventualmente pudieran inclinar la balanza hacia la sociedad democrática, libertaria, honesta y responsable, pero mantienen actitudes de indiferencia y en muchos casos de pusilanimidad, que permiten que estos regímenes perversos permanezcan en el poder y en el tiempo.
Quienes enfrentamos a estos regímenes, muchas veces hemos tenido que hacerlo en la soledad y aunque no pretendemos presentarnos como mártires, esta lucha contra el mal, a muchos nos ha acarreado vivir limitados, segregados, despojados de nuestros bienes, perseguidos, presos o en el exilio.
Revisando algunos libros que han trascendido en el tiempo comenzando por la Biblia en Apocalipsis, para ésta gente que no asume sus responsabilidades y se mantienen en la más absoluta indefinición, Dios les ha reservado los peores castigos. Conocido es este versículo que reza: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
En la gran obra de Dante Alighieri La Divina Comedia se habla del ante-infierno, el reino humeante desde donde comienza la oscuridad y donde unos gritos terroríficos emergen desde la negrura, pues allí mismo son lanzados al olvido los eternos indecisos, aquellos que a lo largo de sus vidas no fueron ni bondadosos ni malvados, jamás sostuvieron posiciones, eran veletas, vidas sin sentido y sin compromisos.
Vivir en democracia no es un regalo de la casualidad, para esto nuestros antepasados pagaron con sangre, sudor y lágrimas, el privilegio de ser libres, para desarrollarnos como individuos y explotar nuestras propias habilidades, conocimientos y virtudes.
Entendamos de una vez que no es posible la democracia sin determinación, lo contrario es someternos a una especie de esclavitud voluntaria y exponernos a ser vomitado por Dios o ser condenados al eterno ante-infierno
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