Chávez y Ahmadinejad: fin de una aventura amorosa
Fuente: El Imparcial
Por: Ely Karmon
El difunto presidente de Venezuela Chávez ha sido el mediador de Irán en América Latina y, probablemente, el apologista más franco de Hezbollah en la región. La relación simbiótica entre Chávez y Ahmadinejad estaba asimismo basada en su visceral antisemitismo.
Ahmadinejad, presidente de Irán, reaccionó ante la muerte del presidente Hugo Chávez llamándole “mártir” y víctima de una “enfermedad sospechosa”. Irán declaró un día de luto nacional.
La muerte de Chávez marca el final de una prolongada “aventura amorosa” entre los dos campeones del antiamericanismo. Ahmadinejad está también a punto de abandonar la arena política tras las elecciones presidenciales de Irán, que tendrán lugar en junio de 2013.
Desde la subida al poder de Ahmadinejad en 2005, la piedra angular de su política latinoamericana ha sido la formación de un eje antiamericano con Venezuela. Durante una visita a Teherán en julio de 2006, Chávez dijo ante una multitud en la universidad de Teherán: “Tenemos que salvar a la humanidad y poner fin al imperio de los EE.UU.” Un año después, durante su visita a Teherán, Chávez y Ahmadinejad anunciaron la formación de un “Eje Unitario” frente a los Estados Unidos.
Kavon Hakimzadeh, un oficial militar estadounidense, calificó esta alianza como “Eje Descabellado”, basándose en su común necesidad de evitar el aislamiento y en sus similares personalidades impredecibles.
Siendo de suma importancia para Irán, Chávez surgió como el mediador y el “relaciones públicas” para la entrada de Irán en Latinoamérica, animando y apoyando materialmente la adhesión de Ahmadinejad a los líderes revolucionarios bolivarianos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en un esfuerzo por “unir el Golfo Pérsico y el Caribe”.
La relación simbiótica entre Chávez y Ahmadinejad también se basaba en su visceral antisemitismo. La negación del Holocausto y el antisemitismo del presidente de Irán quedaron ampliamente expuestos en los comunicados públicos que surgieron de sus encuentros.
Pese a ser aclamado como un líder “socialista”, lo que es menos conocido y generalmente permanece oculto a la opinión pública son las influencias fascistas presentes en la visión del mundo y en la política chavistas.
Poco después de su encarcelamiento a resultas del golpe militar fallido que dio en 1992, Chávez entró en contacto con un sociólogo argentino neofascista, el difunto Norberto Ceresole, negador del Holocausto y enemigo jurado tanto de Israel como de los judíos. Ceresole tenía fuertes vínculos con el régimen iraní y admiraba a Hezbolá. Acusó a los judíos y a los servicios secretos israelíes del atentado con bomba del edificio de la AMIA judía en Buenos Aires, en 1994.
Después de que Chávez se convirtiera en presidente, Ceresole hizo de asesor suyo en Venezuela durante varios años. La relación de ambos tuvo como efecto duradero que el libro de Ceresole “Caudillo, ejército, gente: La Venezuela del presidente Chávez” contribuyera a sentar las bases para la estrategia bolivariana de Chávez. En su libro, Ceresole escribía: “En Venezuela, el cambio será canalizado a través de un solo hombre, una ’persona física’, no una idea abstracta ni un partido… La gente de Venezuela ha creado un caudillo. Hoy en día, el núcleo del poder reside precisamente en la relación establecida entre el líder y las masas.”
Chávez fue probablemente el apologista de Hezbolá más franco de este hemisferio. Durante la Segunda Guerra del Líbano, en 2006, Chávez retiró al embajador venezolano de Tel Aviv y acusó a Israel de librar una guerra defensiva “a la manera fascista de Hitler”.
En 2009, durante la Operación Plomo Fundido de Israel contra el bombardeo de Hamás en territorio israelí y su incesante actividad terrorista contra sus ciudadanos, Chávez se adhirió por completo a la posición iraní y acató la petición de Ahmadinejad de romper las relaciones diplomáticas de Venezuela con Israel.
En una entrevista a la que se dio mucha publicidad con el periodista americano Jeffrey Goldberg, en 2010, Fidel Castro criticaba a Ahmadinejad por negar el Holocausto y decía que el gobierno iraní debería comprender las consecuencias del antisemitismo.
Unos días antes del comentario de Castro, Chávez había afrontado críticas crecientes por parte de los líderes judíos venezolanos porque tanto él como el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) habían atacado verbalmente a judíos venezolanos, así como por su tácito apoyo al vandalismo antisemita en una sinagoga y al ataque a un centro de la comunidad judía en Caracas en 2009. Significativamente, al día siguiente de los comentarios de Castro, Chávez emitió un comunicado diciendo que “respetamos y amamos al pueblo judío”.
El presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro, y probable futuro presidente, ha iniciado la era post-Chávez orquestando una crisis con los EE.UU., expulsando a diplomáticos americanos, acusando a EE.UU. de haber envenenado a Chávez y llamando fascista a la oposición de su país.
No está claro si el régimen chavista sobrevivirá a su líder a largo plazo. La desaparición de sus amigos dictadores de Oriente Medio —Muamar el Gadafi y, posiblemente, Bashar al-Assad- y el debilitamiento de Irán y Hezbolá en la arena regional podrían convencer al nuevo liderazgo de Caracas de que el encaprichamiento de Chávez con los ayatolas de Teherán es contraproducente para los intereses de Venezuela.
El difunto presidente de Venezuela Chávez ha sido el mediador de Irán en América Latina y, probablemente, el apologista más franco de Hezbollah en la región. La relación simbiótica entre Chávez y Ahmadinejad estaba asimismo basada en su visceral antisemitismo.
Ahmadinejad, presidente de Irán, reaccionó ante la muerte del presidente Hugo Chávez llamándole “mártir” y víctima de una “enfermedad sospechosa”. Irán declaró un día de luto nacional.
La muerte de Chávez marca el final de una prolongada “aventura amorosa” entre los dos campeones del antiamericanismo. Ahmadinejad está también a punto de abandonar la arena política tras las elecciones presidenciales de Irán, que tendrán lugar en junio de 2013.
Desde la subida al poder de Ahmadinejad en 2005, la piedra angular de su política latinoamericana ha sido la formación de un eje antiamericano con Venezuela. Durante una visita a Teherán en julio de 2006, Chávez dijo ante una multitud en la universidad de Teherán: “Tenemos que salvar a la humanidad y poner fin al imperio de los EE.UU.” Un año después, durante su visita a Teherán, Chávez y Ahmadinejad anunciaron la formación de un “Eje Unitario” frente a los Estados Unidos.
Kavon Hakimzadeh, un oficial militar estadounidense, calificó esta alianza como “Eje Descabellado”, basándose en su común necesidad de evitar el aislamiento y en sus similares personalidades impredecibles.
Siendo de suma importancia para Irán, Chávez surgió como el mediador y el “relaciones públicas” para la entrada de Irán en Latinoamérica, animando y apoyando materialmente la adhesión de Ahmadinejad a los líderes revolucionarios bolivarianos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en un esfuerzo por “unir el Golfo Pérsico y el Caribe”.
La relación simbiótica entre Chávez y Ahmadinejad también se basaba en su visceral antisemitismo. La negación del Holocausto y el antisemitismo del presidente de Irán quedaron ampliamente expuestos en los comunicados públicos que surgieron de sus encuentros.
Pese a ser aclamado como un líder “socialista”, lo que es menos conocido y generalmente permanece oculto a la opinión pública son las influencias fascistas presentes en la visión del mundo y en la política chavistas.
Poco después de su encarcelamiento a resultas del golpe militar fallido que dio en 1992, Chávez entró en contacto con un sociólogo argentino neofascista, el difunto Norberto Ceresole, negador del Holocausto y enemigo jurado tanto de Israel como de los judíos. Ceresole tenía fuertes vínculos con el régimen iraní y admiraba a Hezbolá. Acusó a los judíos y a los servicios secretos israelíes del atentado con bomba del edificio de la AMIA judía en Buenos Aires, en 1994.
Después de que Chávez se convirtiera en presidente, Ceresole hizo de asesor suyo en Venezuela durante varios años. La relación de ambos tuvo como efecto duradero que el libro de Ceresole “Caudillo, ejército, gente: La Venezuela del presidente Chávez” contribuyera a sentar las bases para la estrategia bolivariana de Chávez. En su libro, Ceresole escribía: “En Venezuela, el cambio será canalizado a través de un solo hombre, una ’persona física’, no una idea abstracta ni un partido… La gente de Venezuela ha creado un caudillo. Hoy en día, el núcleo del poder reside precisamente en la relación establecida entre el líder y las masas.”
Chávez fue probablemente el apologista de Hezbolá más franco de este hemisferio. Durante la Segunda Guerra del Líbano, en 2006, Chávez retiró al embajador venezolano de Tel Aviv y acusó a Israel de librar una guerra defensiva “a la manera fascista de Hitler”.
En 2009, durante la Operación Plomo Fundido de Israel contra el bombardeo de Hamás en territorio israelí y su incesante actividad terrorista contra sus ciudadanos, Chávez se adhirió por completo a la posición iraní y acató la petición de Ahmadinejad de romper las relaciones diplomáticas de Venezuela con Israel.
En una entrevista a la que se dio mucha publicidad con el periodista americano Jeffrey Goldberg, en 2010, Fidel Castro criticaba a Ahmadinejad por negar el Holocausto y decía que el gobierno iraní debería comprender las consecuencias del antisemitismo.
Unos días antes del comentario de Castro, Chávez había afrontado críticas crecientes por parte de los líderes judíos venezolanos porque tanto él como el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) habían atacado verbalmente a judíos venezolanos, así como por su tácito apoyo al vandalismo antisemita en una sinagoga y al ataque a un centro de la comunidad judía en Caracas en 2009. Significativamente, al día siguiente de los comentarios de Castro, Chávez emitió un comunicado diciendo que “respetamos y amamos al pueblo judío”.
El presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro, y probable futuro presidente, ha iniciado la era post-Chávez orquestando una crisis con los EE.UU., expulsando a diplomáticos americanos, acusando a EE.UU. de haber envenenado a Chávez y llamando fascista a la oposición de su país.
No está claro si el régimen chavista sobrevivirá a su líder a largo plazo. La desaparición de sus amigos dictadores de Oriente Medio —Muamar el Gadafi y, posiblemente, Bashar al-Assad- y el debilitamiento de Irán y Hezbolá en la arena regional podrían convencer al nuevo liderazgo de Caracas de que el encaprichamiento de Chávez con los ayatolas de Teherán es contraproducente para los intereses de Venezuela.
Etiquetas: antiamericanismo, antisemitismo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home